A PASO SEGURO
"Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios" (Rom 8:14)
A PASO SEGURO
A sus veinte años se dio cuenta de la mentira en que había vivido: “Durante muchos años creí que yo era cristiano cuando en realidad no lo era. Llegó un momento en que me di cuenta de que nunca había sido cristiano y me convertí. Pero había sido miembro de una iglesia y asistía a mi iglesia y a sus cultos regularmente. Por tanto, cualquiera que diera por sentado, como hicieron la mayoría de los predicadores, que yo era cristiano estaba haciendo una suposición falsa. Esa no era una verdadera evaluación de mi estado" (La Predicación Y Los Predicadores, libro, D. Martyn Lloyd-Jones).
Las funciones de un guía pueden ser diversas y se organizan de acuerdo al rol que desempeña. Si es un maestro, es responsable de dirigir los pasos de sus alumnos en el proceso de enseñanza y aprendizaje, supervisa y vigila el cumplimiento de los objetivos establecidos previamente. Para alcanzar logros más elevados, debe ser integral y profundizar en las necesidades y saberes previos de sus alumnos. Esto surge de las relaciones de mutualidad que crea con sus padres, quienes son los primeros guías y responsables de la formación de sus hijos.
Tener empatía y buenos deseos no es suficiente; la esencia y el carácter de la persona brindan más seguridad que una palmada en la espalda, una sonrisa o una distinción. El ser guía y referente para otros conlleva grandes responsabilidades, y los resultados de su labor son una respuesta a una eficiente gestión en el desarrollo de sus potencialidades personales.
Alguien que asume el desafío de guiar a otros, independiente del conocimiento teórico, sabe con antelación el camino a seguir. Él ya ha atravesado y superado sus propios obstáculos, por lo tanto, sabe con certeza cómo hacerlo. Su guía, al que ha decidido seguir fielmente, es un referente ideal, Perfecto de imitar. Reconoce que como ser humano puede cometer fallas, por lo que necesita un ancla que lo sostenga y acatar las directrices del Maestro de guías. Así, avanzará a paso seguro con sus aprendices, y estos irán confiados porque ven en él a alguien en quien pueden confiar y del cual pueden aprender y seguir, "Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano" (Jn 19:27 RV)
A veces se cree que seguir los pasos de Cristo es fácil, que todo será "color de rosa"; solo basta decir: "sí, amén, aleluya" y todo vendrá como por arte de magia, pero la realidad es totalmente distinta.
Al inicio, regularmente, se entra en un período de enamoramiento o "enajenación", donde las emociones lideran la posible "conversión". Algunos viven el acomodamiento en esta etapa con entusiasmo, se relajan de tal manera que no desean salir de allí, hasta que llega el primer obstáculo. Es en ese punto donde las "rosas se destiñen" y viene el abandono. Para agregar a la complejidad, debe vivir a diario en un estado de negación y completa lucha, ya que se debe morir a los deseos carnales, rechazar las tentaciones y resistir los ataques continuos de Satanás. Ni hablar las distintas formas de rechazo externo, en algunos de su propia familia. Solo basta ver las experiencias vividas por el Señor Jesús, para darnos cuenta de la naturaleza de dificultades a las que nos enfrentaremos. Pero, cuanto más difícil sea lograr la victoria, más vida habrá en nuestro interior a través de Cristo.
"Hace unos días llegó un adolescente a mi consulta. Con solo verlo, se reconocía que la euforia del primer amor lo tenía en éxtasis. Me dijo: "¡Creo que estoy enamorado!, fueron sus primeras palabras". Describió a la dueña de tal estado con lujo de detalles: "¡Es perfecta, Dios me la envió!", apuntó. Le hice algunas recomendaciones para tal caso, pero fue vano, "No confíen en nadie, que ni el hombre más poderoso es capaz de salvarlos" (Sal 146:3 Tla). Pasado un tiempo, regresó, pero ya más tranquilo y actuando como siempre. Sorprendida le pregunté: ¿Qué pasó? -"Ah, no me gustaron algunas cosas de ella, mejor no hablar". Así fue que se destiñó su primer amor, para ir tras otro amor. "-¡Pura ilusión!¡Todo es ilusión! (Ecl 1:2)
"¿Será posible que sean tan tontos? Después de haber comenzado su nueva vida en el Espíritu, ¿por qué ahora tratan de ser perfectos mediante sus propios esfuerzos? (Gál 3:3)
Para ser un verdadero cristiano, conforme a la voluntad de Dios, no requiere de nuestras fuerzas, deseos, talentos o capacidades, que están condicionadas por la naturaleza humana, lo que significa que siempre habrá posibilidades de equivocación. A pesar de nuestros esfuerzos, llegará el momento en el que se desistirá y se retornará al punto inicial. Al no haber cambios, la frustración y el rechazo florecerá. A veces, influenciados por nuestros juicios y egoísmo, queremos liderar nuestra propia conversión, y dejamos de escuchar la Verdad que nos salva por oír la verdad que mata, perdiendo así las bendiciones que el Señor ofrece a los suyos.
Llevar a cabo el cumplimiento de las responsabilidades cristianas, como congregarse, leer y estudiar la Palabra, orar y demás, es parte del proceso, pero no lo es todo. A veces, se decide seguir a Cristo con la maleta vieja encima. Las costumbres e ideas anti-conversas siguen liderando nuestra vida, llevando a no ser auténticos con el propósito de Dios. "Todo lo que hagan, háganlo de corazón, como para el Señor y no como para la gente" (Col 3:23). Además, a menudo nos esforzamos mucho por cumplir, pero la mente está focalizada en las bendiciones, milagros o lo que recibiremos y no en el Hacedor de estas. Entonces los esfuerzos resultan en vano, ya que Dios en Su soberanía y por gracia, retribuye la obediencia y fidelidad. El riesgo radica en que se vive pensando que se está haciendo lo correcto a los ojos de Dios, pero la verdad es distinta, "...Por tanto, el que quiere ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios" ( Sg 4:4).
"Todo esfuerzo tiene una recompensa, pero quedarse en las palabras solamente, lleva a la pobreza" (Pv 14:23). El Señor, conoce el corazón humano, sabe la intención de cada uno de los actos que abordamos para avanzar en el proceso de santificación, que es Su propósito. Si lo que hacemos está dirigido para darle honra y gloria, nada detendrá su mano para bendecirnos, de acuerdo a Su voluntad. Nadie ha vivido un perfecto cristianismo, ni nadie puede decir: "Estoy listo, ya lo he hecho todo". El único que ha alcanzado tan alto estándar de perfección es Cristo. Nosotros, para lograr vivir una verdadera vida cristiana, es a través de Él. Con caídas y levantadas, pero con la seguridad y la esperanza de que Él está ahí, dando a cada uno de nosotros Su aliento renovador, Su soplo de vida.
"formó... y sopló en su nariz aliento de vida" (Gén 2:7). El mismo RUAH, aliento que sopló Dios y que dio vida al hombre en Edén, es el mismo que nos da hoy. El Señor, conocedor de la vulnerabilidad humana y los deseos de Satanás, nos bendice con la presencia de Su Espíritu en nuestras vidas. El que nos guiará y sostendrá a través del intrincado camino de la fe frente al mundo y sus deseos. Al no estar Cristo presente de forma física entre nosotros, porque se encuentra a la diestra de Dios Padre glorificado esperando para regresar, entonces será Su Espíritu, la tercera persona de la Trinidad, el que habitará en nosotros, y en sus hombros descansa nuestro proceso de santificación, "El Padre, según su promesa, le dio el Espíritu Santo. Jesús lo ha derramado sobre nosotros; eso es lo que ustedes ven y oyen ahora" (Hch 2:33).
"En realidad, es mejor para ustedes que me vaya porque, si no me fuera, el Abogado Defensor no vendría. En cambio, si me voy, entonces se lo enviaré a ustedes;" (Jn 16:7) El cumplimiento de la promesa está garantizada para aquellos que aceptan la gracia de Dios y reciben con humildad la redención que el Señor ofrece. La partida de Jesús al cielo después de su muerte trae beneficios a sus seguidores, puesto vendrá Su Espíritu y sellará la promesa de compañía, seguridad y guía, como el de la muerte del pecado y la entrada a la vida eterna. Una nueva vida, regenerados por el poder de Su Espíritu de una vez y para siempre, porque ya no será en nuestras fuerzas, ahora toda será a través de Su Espíritu, "Si me aman, obedezcan mis mandamientos. Y yo le pediré al Padre, y él les dará otro Abogado Defensor, quien estará con ustedes para siempre" (Jn 14:15-16)
“El que no tiene el Espíritu no acepta lo que procede del Espíritu de Dios, pues para él es locura. No puede entenderlo, porque hay que discernirlo espiritualmente” (1 Cor 2:14 NVI)
Atendiendo a lo establecido por el Señor, y en completa libertad, sin nada que nos ate o detenga nuestro pacto de fidelidad a Dios, nos dispondremos a ser guiados por el Espíritu de Dios. Bajo su poder y dirección seremos llevados a tomar la dirección correcta que va de acuerdo a los deseos de Dios y lejos de elecciones que deshonran Su nombre. Nos pondrá en el camino de la Verdad, que nos lleva a paso seguro hacia el cumplimiento de la promesa futura, junto a Él reinaremos eternamente, " y así como Dios levantó a Cristo Jesús de los muertos, él dará vida a sus cuerpos mortales mediante el mismo Espíritu, quien vive en ustedes" (V11)
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