¿Y YO QUÉ?


Pues «todo el que invoque el nombre del Señor será salvo» 
¿Pero cómo pueden ellos invocarlo para que los salve si no creen en él? 
¿Y cómo pueden creer en él si nunca han oído de él? 
¿Y cómo pueden oír de él a menos que alguien se lo diga? (Rm 10:13-14)

¿Y YO QUÉ?

"El gran bosque respiraba alegría. Todos los animales, ataviados con bellos trajes, se preparaban para un gran día, "El Carnaval de la amistad". Desde hace unos días, se habían delegado responsabilidades entre sí con el fin de lograr el mejor certamen de cada año. La tortuguita Josefa tenía como tarea la elaboración del pastel y el arreglo de la mesa para festejar el cumpleaños de los más pequeños. Todos estaban reunidos, expectantes bajo el viejo roble. Pero, los niños no reían esta vez, contemplaban con desconsuelo la mesa vacía y el árbol que años anteriores resplandecía por los globos y festones; solo era un lánguido trozo de madera marchito. Josefa no llegaba ni llegó, llevaba varios días disfrutando de las luces de la noche. El día y la noche se perdieron en la espesura del bosque, porque la luna alumbraba las rondas nocturnas de Josefa  y el sol la arrullaba para no despertar. Una larga espera para los niños, que sin pastel y fiesta se quedaron, y Josefa ni por enterada se dio"  (Escritos e Historias con propósito. Es Su Gracia)

"Mira que mando que te esfuerces y seas valiente;..." (Jos 1:9)

Asumir las responsabilidades que se nos asignan, es nuestro deber. El entrar en obediencia y responder de manera oportuna y adecuada como personas que han entregado su vida a Cristo, es lo que hace al cristianismo activo, dinámico y conforme al propósito de Dios. Ganar almas para Cristo es una labor que nos pertenece como creyentes restaurados por el amor, gracia y misericordia de Dios. Como hijos de Dios, debemos extender a través de Cristo este amor a otros. Si miramos a nuestro alrededor, podemos ver que son tiempos difíciles, y cada vez más se intensifica la rudeza de las tempestades en la vida de las personas. Esta es la razón por la cual el Señor, conocedor de los tiempos, nos dejó este mandato "Por tanto, id y haced discípulos" (Mt 28:19) 

No es lo que hacemos nosotros mismos para el Señor; esto no tendrá valor si Él no vive en nosotros. Para ser usados como instrumentos de salvación, nuestro corazón debe estar colmado con la presencia del Espíritu Santo, el mismo que le dio poder a Jesús mientras desempeñaba su ministerio público. Así como intermediarios nos apropiaremos de la labor que Él nos encomendó, la Gran Comisión. De esta forma, podemos llevar a otros esperanza, consuelo y paz en  Cristo, y poner fin a la agonía existencial en los corazones de aquellos que buscan salvación y libertad, pero que no tienen claro cómo obtenerla o a quién ir. Ante este desconocimiento, independiente de las causas, es necesario darle el valor que merece a nuestra responsabilidad como cristianos, compartir las Buenas Nuevas de Salvación, ya que fue el último mandamiento que nos dejó Cristo antes de ascender a los cielos,  "... ¿Y cómo oirán si no hay quien predique? (Rm 10:14b)

"Responsum",  palabra en latín que viene del verbo "responderé",  que significa "prometer", "obligarse" o "comprometer". Desarrollar el sentido de responsabilidad depende de nosotros. Hay tareas que cumplir y metas que alcanzar, y un camino que seguir, y Jesús lo estableció. Para responder de manera adecuada debemos estar dispuestos a escuchar y obedecer. Por decisión propia, aislamos nuestros oídos del mundanal ruido, y nos disponemos para oír el llamado de Su Espíritu, que nos guía, anima e instruye. Adicionalmente, es necesario  mantener contacto constante con Su Palabra, leerla y estudiarla, y fortalecer nuestra relación con Dios en la oración para hacer que el evangelismo cumpla los estándares divinos, "en su nombre se predicarán el arrepentimiento y el perdón de pecados a todas las naciones, comenzando por Jerusalén" (Lc 24:47)

Escapar, rehuir o pasar por alto nuestras obligaciones cristianas es dejar suspendido en el aire el ministerio terrenal de Jesús y desestimar Su Palabra. Clínicamente, esta patología sería considerada como "negligencia alta", lo cual implica que la persona sea descuidada, irresponsable, no cumplidora de su deber y poco confiable. Su concepto de relación interpersonal, incluyendo la relación con Dios, es inestable, carente de valor y empatía, lo cual implica egoísmo. Cualquier luz brillante la cautiva, pero ante la Luz de Cristo es oportunista, solo quiere beneficios sin obligaciones, recibir sin esfuerzo. Es religiosa por costumbre y obligación, Dios tan solo es una ilusión, donde no hay relación, "mira te mando a que te esfuerces", porque "al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado" (Sg 4:17)

*"enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado;..." (Mt 28:20a)Tenemos una misión que abarca a todo el mundo, empezando desde los más cercanos, y es compartir las Buenas Nuevas y anunciar la salvación en Jesucristo. ¿Por qué yo?, porque como seguidores e imitadores de Jesús es lo que nos corresponde hacer, y de la manera que Él lo hizo. Y en agradecimiento al amor que por gracia nos dio, representado en la cruz, merece nuestra gratitud, obediencia y devoción, "... y a los pobres se les predica la Buena Noticia" (Lc 7:22)

Al observar el ministerio público de Jesús, podemos notar que fue breve en tiempo, más no en calidad.  Tres años aproximadamente duró, pero durante este tiempo y con escasos recursos, la obra realizada por Él fue grande. Jesús trabajó intensamente. Todo lo que hacía y decía, confirmaba y ratificaba su identidad como el Cristo, el ungido y el aprobado por Dios para traer la etapa final de su reino aquí a la tierra. «¡Qué hermosos son los pies de los mensajeros que traen buenas noticias!». (Rm 10:15b)

Un Mensajero del cielo, vino a enseñarnos a cómo ser sus mensajeros aquí en la tierra. Los temas principales de Su ministerio fueron arrepentimiento, fe y el Reino de Dios, para esto utilizó distintas estrategias de enseñanza y comunicativas. Medios de gracia como parábolas, sermones, milagros, sanaciones, resurrecciones, como fue el caso de su amigo Lázaro, para difundir su mensaje y que fuera creíble, que asegurara que Él era el enviado por Dios. "... aunque no me creáis a mí, creed en las obras,..." (Jn 10:37)

Además, tuvo acercamientos con judíos, maestros de la ley, sacerdotes, autoridades romanas, gentiles, marginados, pecadores, en distintos lugares y en condiciones poco favorables. Compartió Su mensaje a grupos, en casas y personalmente como fue el caso con Nicodemo. Sin enumerar todos los momentos significativos que realizó y suscitó durante la semana antes de la crucifixión. A pesar de las limitaciones, pocos recursos y el rechazo, Jesús nunca se detuvo. Como complemento de Su ministerio conformó un grupo de trabajo versátil, pero de gran compromiso, los doce discípulos, a quienes enseñó y guío hasta llevarlos a hacer lo mismo que él hacía. Dentro del grupo humano evangelizador, también incluyó personas externas que fueron capacitadas por Él en la misión de evangelización, ¿Y YO QUÉ?, ¿DÓNDE ESTOY? “Jesús también hizo muchas otras cosas. Si todas se pusieran por escrito, supongo que el mundo entero no podría contener los libros que se escribirían" (Jn 21:25)

"No se trata de la habilidad del sembrador, sino de sembrar la semilla" (John MacArthur). A veces nos quedamos cortos en lo que encierra ser verdaderos cristianos. Hay un terreno grande donde cultivar y muchas semilla que esparcir, pero las guardamos, por eso no hay cosecha. La semilla es la Palabra de Dios, y una vez lanzada ella automáticamente cumple su efecto, nunca regresa vacía (Is 55:11). A veces nos preocupamos innecesariamente porque no vemos resultados, pero no somos nosotros quienes convertimos a otros, es el poder del Espíritu Santo que obra en los corazones. Nuestro trabajo es arrojar la semilla y orar para que encuentre corazones, un terreno apropiado para que germine. 👉PARÁBOLA DEL SEMBRADOR

Sin embargo, como polluelos nos quedamos esperando ser alimentados por la madre de por vida, sin esfuerzo y sin intentar abrir las alas para salir en busca de alimento. ¿Y yo qué?, es una buena pregunta, si  disponemos de innumerables recursos para hacer nuestra labor excelente, digna del Maestro que nos ha capacitado, y aún estamos encasillados en nuestra religiosidad y viejas costumbres, queremos llegar a la meta sentados en banco de la entrada, sabiendo que somos una nueva creación, “Lo viejo ha pasado, ha llegado lo nuevo” (2 Cor 5:17)El esfuerzo trae recompensas, gozo y plenitud a nuestra vida, pero sobre todo la satisfacción de hacer brillar en otros corazones la Luz de Jesucristo. "No te acostumbres a la orilla, acostumbrate a las profundidades de Dios" (Nicole)

"Venid en pos de mí, y haré pescadores de hombres" (Mc 1:17) El llamado de Jesús nos insta a dar a conocer las Buenas Nuevas de Salvación. El compartir y enseñar a otros el mensaje de Jesús y ver corazones restaurados por el poder de Su Santo Espíritu, es una gran bendición que satisface el corazón de Dios, "... donde está el Espíritu de Dios hay libertad" (2 Cor 3:17). Almas perdidas, sin razones para vivir rendidas a los pies del Salvador, deben llenar de gozo nuestro corazón. Pero, para esto debemos hacer de Jesús el centro de nuestras vidas. Apasionarnos por Jesús hace que crezca nuestro deseo de ver a otros recibiendo lo que a nosotros se nos ha dado. Si Jesús no brilla en el centro de nuestro corazón, es muy difícil que tengamos luz para compartir, "Nadie esconde la luz que se enciende, ni la pone debajo de un cajón, sino en el candelero, para que los que entran vean la luz" (Lc 11:33) 

El Señor nos llama constantemente para avivar los corazones de otros y conducirlos a Su Verdad, y HOY nos exhorta a no quedarnos enfocados en nosotros mismos, en nuestras dificultades o limitaciones. Cuando un creyente vive el Evangelio desde su cómoda vida, sin esfuerzo y entrega, sin responsabilidades que cumplir, dejará a muchos como a los niños de nuestra historia, tristes y desconsolados, contemplando el paso de la vida sin esperanza, anhelando que venga alguien a salvarlos. Pero, ¿quién?, si nadie les "habla de Mí", no hay quién les lleve la Buenas y Verdaderas noticias de Salvación, si nadie les presenta al verdadero Jesús ¿Cómo sabrán de Él? Aquel que por amor murió, Nuestro  Salvador. No compartir el Evangelio hace que al terreno lleguen semillas adulteradas, y prosperen y se esparzan. Si Jesús, siendo Dios, padeció todas las necesidades y sufrimientos humanos, no desfalleció en Su ministerio, hasta la cruz llegó para cumplir el propósito por el cual había venido, ¿Qué nos limita a nosotros?

A veces desestimamos la labor evangelizadora de muchos,  pero debemos estar agradecidos con aquellos que se han tomado la tarea en serio. Personas que han decidido ir en la búsqueda de almas, sin pensar en ellas. No se inhiben al contar a  otros que tenemos un Salvador, que ha venido a rescatarnos de las cadenas de la esclavitud y a darnos una nueva vida, porque "... al que cree todo le es posible" (Mc 9:23)

Jesús no es un cuento de hadas, ni un mito como algunos han querido hacer ver, es una realidad tan viva, tan real que aquí estamos nosotros dando testimonio de Él. En Cristo hay restauración, restitución y una nueva oportunidad. Aunque nuestros ojos no lo vean, nuestras historias cuentan que Jesús vive, y es el mismo, ayer, hoy y por siempre, y que sólo en Él hay perdón y redención. ¿Y yo qué?, ahora vivo para contar que Jesús es el Rey de mi vida, vivo para amarlo y honrarlo, para darlo a conocer, para declarar Su grandeza. Digno Redentor, ¿cómo no amarte?, si tu vida diste por mí. Aunque las ocupaciones sean muchas y tengamos necesidades, lo único seguro es que en ÉL y con Él lo tendremos todo. 

Benditos seas, Señor y Padre Eterno, por ser el Maestro que todos necesitamos. Nos enseñas para que compartamos a otros tus Buenas Noticias de salvación y para  guiarlos hacia el camino de una nueva vida. ¿Cómo podríamos no amarte, Salvador de las almas perdidas, Dios de gracia y esperanza, si Tú nos amaste primero, y de ese amor la cruz fue testigo?Para Ti, que nos cuidas día y noche, sea el honor y honra por siempre. Amén.

"Las palabras que yo les he hablado son espíritu y son vida" (Jn 6:63b)
"¡Lázaro, ven, fuera! (Jn 11: 43b)
"A ti te digo: ¡levántate!" (Lc 7:14b)

👉💗A TUS PIES - HOY ME RINDO


"Si Dios no me hubiera cambiado el corazón,
nunca hubiera tenido uno para amarlo" (Richard Baxter)

** Que el Espíritu de Dios le lleve a anhelar fervientemente el amor de Cristo, así podrá contarle a otros las maravillas de Su amor.

Que la paz de Dios reine en su corazón.



Psicóloga Educativa Infantil Cristiana
Estudiante Teología Reformada
N. C . R




Comentarios

Entradas populares de este blog

No eres tú, SOY YO

CALMADOS EN LA TORMENTA