UNA INVITACIÓN INAPLAZABLE "Una a una fue entregada la invitación: “ Te esperamos, pero más esperamos la alegría de tu corazón”, cerraba la misiva . Para Hanna todo había sido perfecto: cada habitante de las inmensas aguas estaría allí disfrutando de su felicidad. Sin embargo, no advirtió algo esencial: quien debía a oficiar la ceremonia, el tiburón ballena, vivía tan lejos que la invitación nunca llegó a sus manos.. El pez correo nadó por arrecifes, hondonadas y atravesó grandes tormentas para cumplir con su misión, pero el tiempo no le alcanzó y la distancia le ganó. Ahora, todos allí reunidos, se vieron invadidos por la tristeza. Hasta que la gran tortuga marina —quien tampoco había recibido invitación— llegó de sorpresa y, sin pensarlo dos veces, proclamo: —¡Síganme!, que yo celebraré esta unión. Estiren sus vestidos y que la cara brille hoy, porque cuando no hay esperanza se acaba toda ilusión. Traigan todo a mi mesa y que la música suene ya. ¡Que vivan los novios, que viva...
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