NO TODOS
NO TODOS
... Ana, en tono firme, exclamó:
—¡Tíralas inmediatamente y ve al arroyo a lavarte las manos! .... Ese arbusto se llama lirio de los valles. Sus bayas, y hasta sus hojas, aunque hermosas, son totalmente venenosas. ¡Pueden causar la muerte!...Ana, que conocía el tema, les explicó con calma.
—Todo lo que ven aquí es de una belleza sin igual. Es una creación perfecta de un Dios perfecto que nos deleita con estas maravillas. Pero también debemos tener cuidado: no todo lo que parece bello puede ser guardado. Muchas cosas peligrosas se esconden detrás de una apariencia hermosa. Por eso debemos ser cautelosos. ( Fragmento de "¡Cuidado! No Tocar!Tomado del Diario Lector Infantil)
"No te llenes de apariencias vacías; llénate mejor siempre de buen juicio" es la moraleja de cierta historia, pero esta frase —al igual que el fragmento anterior— nos invita a no vivir para impresionar ni dejarnos impresionar por lo pasajero, sino a discernir.
El prudente ve el mal y se esconde, los incautos pasan y reciben el daño. (Pv 22:3)
Hay apariencias, mensajes o informaciones que están vacías; parecen verdaderos, espirituales y virtuosas, pero no nacen de un corazón sincero. Jesús confrontó muchas veces este tipo de conductas: obras sin obediencia, palabras sin fruto, religiosidad sin transformación, están lejos de encontrar un lugar en mi morada santa.
Uno de los temas que más abordó Jesús fue el de los falsos maestros y cómo los fariseos y sacerdotes interpretaban la Ley. Hoy todavía podemos encontrar imitaciones de ellos, dentro y fuera de la iglesia. Solo hace falta mirar sus palabras y acciones para ver a quién sirven realmente y qué hay en su corazón.
Esta exhortación no solo es para identificar a otros; también nos recuerda que el creyente puede desviarse si no cuida su camino y aparta la mirada de Jesús. La invitación de Jesús es a permanecer firme y fiel, cuidando nuestro corazón en todo momento, usando La Palabra de Dios como defensa. Ser constantes ayuda a cerrar la puerta a ideas contrarias a lo que Jesús enseña. "Por sobre todas cuida ti corazón, porque de el mana la vida" (Pv 4:23)
Un creyente también puede convertirse en falso maestro cuando, con su conducta, transmite enseñanzas —a sus hijos, familia o amigos— que no reflejan el carácter de Cristo. Todos evangelizamos con nuestro ejemplo; sin embargo, cuando damos un testimonio distorsionado, estamos desacreditando el nombre de Jesús, nuestro Salvador y Maestro.
Y cualquiera que haga tropezar a alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra de molino de asno, y que se le hundiese en lo profundo del mar. (Mt 18:6)
La iglesia, como cualquier grupo de personas, está formada por personas de todo tipo. Lo que la hace única e incomparable es que todos tienen un propósito común: reunirse en torno Cristo como sus discípulos, guiados por la unción del Espíritu Santo. Sin embargo, algunos adoptan máscaras para introducir sus propias ideas. Otros tratan vivir entre el mundo y la fe, porque rendir por completo la vida a Cristo no está todavía en sus planes.
La apariencia falsa se convierte entonces en una fachada que oculta lo que no quieren soltar, aquello que creen que les da sentido a su vida. Encubrir la fealdad del corazón es engañarse a sí mismo y pretender engañar a Dios. Es aferrarse a las anclas que ofrece el mundo mientras se permanece cautivado por sus destellos ficticios; y esas anclas, lejos de sostener, arrastran cada vez más hacia las profundidades donde reina la oscuridad y convierten la vida en una imitación del engaño.
"No se engañen. Dios no puede ser burlado. (Gál 6:7).
De la falsa apariencia se engendran hijos como la deshonestidad, la mentira y la manipulación. Quien vive así intenta conseguir un "pase de cortesía" al cielo usando cualquier recurso externo. "amontonar tesoros a base de mentiras es una ilusión que te conduce a la muerte" (Pv 28:6). Pero la Escritura es muy clara sobre este tema; por ello, el cristiano conoce la existencia del cielo y entiende que la obediencia a la Palabra le dará acceso a él.
"Con el corazón se cree para ser justificado, porque con la boca se confiesa para ser salvo" (Rm 10:10), lo que indica que la convicción interior debe estar ligada con la declaración pública. Las acciones son la evidencia de que hemos sido lavados con la sangre de Cristo y tenemos una fe genuina —redimidos, perdonados y reconciliados—; sin embargo, no son la causa de la salvación.
Las acciones "buenas" pueden convertirse en un arma de doble filo. Cuando alguien intenta complacer al mundo exigente y demandante, automáticamente, su ego crece, y lo que comenzó como un buen propósito puede convertirse en un reinado personal. "No es por el poder ni por la fuerza, sino por mi Espíritu, dice el Señor de los Ejércitos Celestiales. (Zac 4:6)
La falta de conocimiento de Dios influye mucho, pero no es la excusa. El Señor nos invita a tener una relación profunda y constante con Él a través de Su Palabra. Dios quiere que "todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios... para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina" (Ef 4:13). Solo así podremos evitar vivir engañados y no ser presa de quienes buscan obtener beneficios personales aprovechándose de nuestra negligencia espiritual.
No todo lo hermoso es bueno, ni todo lo bueno es real."El hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero yo miro el corazón.» (1S 16:17)
"Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por allí" (Mt 6:13).
Porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan. (Mt 6:14)
La verdadera bondad surge como respuesta natural de una vida acorde con la voluntad de Dios. "sino el que hace la voluntad de mi Padre...". Una vida que decide servir al Señor, seguirle fielmente y ser Su discípulo.
"Todo el que es salvo vive para servir a quien lo salvó".
Sino: "El que hacen la voluntad de mi Padre".
Esto significa que sí hay algo que "hacer": vivir obedeciendo a Dios. Esta verdad debe animarnos y despertar en nosotros el el deseo de caminar por el camino angosto con entrega, pasión y gratitud.
Por eso necesitamos la guía del Espíritu de Dios, quien no dará buen juicio espiritual: una vida guiada por la verdad, la sabiduría y la integridad. Aprenderemos a distinguir lo que le agrada a Dios y a rechazar lo que solo aparenta ser bueno, pero no es auténtico ni nos acerca a Su propósito.
Mientras la apariencia engaña, el buen juicio construye, protege y guía.Lo primero produce orgullo; lo segundo, humildad.
Lo primero impresiona a los hombres; lo segundo honra a Dios.
Definitivamente, sí hay algo que hacer, además de lo ya mencionado, que se convierte en el pase para nuestra entrada triunfal al cielo: guardar los mandamientos, caminar en obediencia a Dios y mantener en el primer lugar a Dios.
"Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento" (Mt 22:37)
"Bien, buen siervo fiel; sobre poco ha sido fiel, sobre mucho te pondré;
ENTRA EN EL GOZO DE TU SEÑOR" (Mt 25:23)
* Bendito seas, Señor, Dios nuestro. Te damos gracias por cada enseñanza que traes a nuestra vida. Tú nos enseñas, nos corriges y nos guías por medio de tu Espíritu, gracias a tu inmenso amor por cada uno de nosotros.
Te pedimos, Soberano Señor, que las semillas que siembras en nuestro corazón crezcan y produzcan frutos. No permitas que, por orgullo, pereza o rebeldía, sigamos alimentando aquello que nos aleja de estar en tu presencia. Danos un corazón sincero y obediente a tus mandatos. Purifica nuestra mente, así como purifica nuestro corazón, porque nuestro mayor deseo es agradarte y glorificar tu nombre con cada uno de nuestros acciones. En el nombre de Jesús. Amén.
Que el Espíritu de Dios lo lleve a tener un corazón dispuesto a obedecer al Señor, de modo que cada una de sus acciones le honre y glorifique.

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