SIN MEZCLAS, SIN ADITIVOS

 


Y nadie echa vino nuevo en odres viejos, porque entonces los odres se revientan, el vino se derrama y los odres se pierden; sino que se echa vino nuevo en odres nuevos, y ambos se conservan». (Mt 9:17)

SIN MEZCLAS ,SIN ADITIVOS

El proceso de elaboración del vino es complejo, pero al mismo tiempo gratificante. Cada etapa requiere de cuidado minucioso para garantizar la calidad del producto. El vino posee lenguaje propio. Una vez toca el paladar, revela su origen y el método empleado para su fermentación, además de la calidad de los barriles usados para el proceso de envejecimiento. De ellos depende que el vino armonice su olor, textura, sabor. Dado que los barriles con mucho uso o viejos alteran notablemente su calidad, lo que afecta su valor comercial. Debido a su deterioro, el vino puede interactuar con el aire, provocando su oxidación, modificando el sabor. Pese a las propiedades benéficas que se le atribuyen al vino, es importante reconocer que es una bebida alcohólica, con un porcentaje bajo de alcohol, pero capaz de embriagar y generar dependencia, por lo cual debe ser consumido con moderación. "El vino humedece nuestras inquietudes, adormece el alma, hasta que despierta y descubre que tal felicidad tan solo era un delirio" (Gracia).  

No se emborrachen con vino, porque eso les arruinará la vida.
En cambio, sean llenos del Espíritu Santo" (Ef 5:18)

En los pasajes de este capítulo del libro de Mateo, el Señor Jesús da respuesta por medio de metáforas, las cuales enseñan verdades que iluminarán la vida de los fieles. Todo parte del tema del ayuno, ¿Por qué tus discípulos no ayunan, como lo hacemos nosotros y los fariseos? (Mt 9:14b). Ya que el ayuno practicado por los judíos se regía por la ley, y era un acto externo que incluía rituales o actos que mostraban respeto a Dios, pero sin sinceridad interior. A veces era obligatorio, una fecha sagrada, crisis nacional o luto. Con la llegada de Jesús, el ayuno pasó a ser una práctica personal y voluntaria, enfocada a mantener una relación íntima con Dios a través de Su Hijo Jesucristo. "a todos los que lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio derecho de ser hechos hijos de Dios" (Jn 1:12).

Desde esta posición, el Señor Jesús ilustra el sentido del verdadero ayuno cuando habla acerca de "La boda y el novio": "...un día el novio será llevado, y entonces sí ayunarán" (Mt 8:15). Revela así, el propósito de su venida, dar fin al pacto antiguo y dar inicio al nuevo pacto o período de la gracia, sin negar que durante el Antiguo Testamento la gracia fuera excluida. Se manifestó en los pactos, promesas, sacrificios de animales, alianzas y enfrentamiento contra el enemigo, siendo el preámbulo a la obra de Cristo en la cruz. Continuar con el pacto antiguo sería como "remendar" una prenda vieja con tela nueva, para nada consecuente con el propósito de Su venida. Él había venido a traer las primicias del reino de Dios, "Las Buenas Nuevas". Un nuevo despertar, una nueva luz en el horizonte que traería esperanza. Una nueva vida para aquellos que depositen su confianza en Él y lo acepten como Señor y Salvador de sus vidas.  "¿a quién se le ocurriría remendar una prenda vieja con tela nueva?" (Mt 9:16) .

"Y nadie pone vino nuevo en cueros viejos…se revientan…se pierden". Los odres se utilizaban para la fermentación del vino. Se fabricaban en cuero de animales y tenían una vida útil relativamente corta, puesto que eran efectivos nuevos debido a su flexibilidad, un aspecto importante para la etapa en la que los gases generados en el proceso podrían ocasionar rupturas. Con la falta de elasticidad se corría el riesgo de que se rasgaran y quedaran inservibles, así como la pérdida del producto. La enseñanza espiritual de esta ilustración es que el legalismo, la religiosidad y las costumbres anticristianas obstaculizan el propósito de la Palabra de Dios. Cimentar la fe en estructuras "viejas" lleva a que el Espíritu de Dios no cumpla su labor en nosotros. "De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosa viejas pasaron; he aquí, son hechas nuevas" (2 Cor 5:17) .

Mientras el ser humano persista en sostenerse en la estructura antigua, "transfórmense por medio de la renovación de su mente..." (Rm 12:2), con paradigmas religiosos viejos que desvían la pureza del Evangelio de Cristo, aferrados a viejos hábitos y el deseo de continuar viviendo sin sentido, llevados por su propia voluntad ociosa e irreverente, "sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir,..." (1P 1:18), es imposible el mover de Su Espíritu en su interior, llevando a una vida espiritual viciada, sin frutos que dar. "Todo aquel que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego" (Mt 7:19) .

El Espíritu de Dios necesita espacio para moverse con total libertad. Entonces, ¿qué frena ese mover? ¿Qué odre usas para almacenar el "vino nuevo"? es la pregunta que nos hace el Señor hoy. Aun se camina con ropaje viejo al insistir qué se puede guardar Su mensaje en "odres viejos", lo cual conduce a que se derrame y se pierdan, tanto la Palabra, como el corazón que la recibe, en la trivialidad de vida que se ha decidido continuar llevando. Sabiendo, como sus seguidores y conocedores de Su Palabra,  de que "Mi Padre es glorificado cuando ustedes dan mucho fruto y muestran que son mis discípulos" (Jn 15:8) y cuando mantenemos una relación de intimidad y fidelidad con el Señor, porque "el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre" (1 Jn 2:17).

El fuego del Espíritu de Dios consume todo lo que detiene nuestro avance espiritual. Su fuego aviva nuestro interior, pero para eso debemos desechar, de una vez y para siempre, el contenido almacenado en el "odre viejo". Ya que la Palabra de Dios es diáfana, como la aurora de la mañana, y así se ha conservado a través del tiempo, "El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán" (Mt 24:35) y "la palabra del Señor permanece para siempre" (1P 1:25).

Sin mezclas y sin aditivos, puesto que estos adulteran "el vino nuevo", las Buenas Nuevas de Salvación, dándole mal sabor y alterando Su esencia, Su verdad. Las mezclas espirituales surgen cuando, como creyentes, nos resistimos a crucificar el viejo hombre y vivimos de una falsa apariencia espiritual. Aun como cristianos, la vida está alejada de tener una verdadera relación con el Señor al no vivir conforme a sus enseñanzas. Negando así a Cristo y su Verdad, "No apague al Espíritu Santo... Retengan lo que es bueno. Aléjense de toda clase de mal" (1 Tes 5:19-22).

A ser guiados, fortalecidos y enseñados por Su Espíritu, es la invitación del Señor. Su Palabra debe ser recibida, guardada y degustada con toda su pureza. "El vino nuevo", debe guardarse en "odres nuevos", en corazones libres de impurezas, así se conservarán los dos. Podrán resistir la magnitud del mensaje de salvación y la gracia de Dios. La Palabra de Dios llenará y habitará en nuestros corazones tal forma que nuestra vida rebosará su aroma y sabor. Su dulzura será un deleite que otros desearan probar. "Prueben y vean que el SEÑOR es bueno. ¡Bienaventurado el hombre que se refugia en él! (Sal 34:8).

A partir de entregar nuestra vida a Cristo, somos una nueva creación, "¡Lo viejo ha pasado, ha llegado lo nuevo!" (2 Cor 5:17) y un nuevo camino está frente a nosotros. Todas las personas tienen la oportunidad de deleitarse con la belleza del Evangelio de Jesús, de gozarse en Su presencia. Una decisión que cambiará su vida. Vivirlo nos hace sus discípulos, amarlo por sobre todas las cosas, sus hijos amados, merecedores de sus tesoros celestiales. "...nadie viene al Padre, sino por mí" (Jn 14:6). 

Hoy, con total certeza, y seguros de esta verdad, disponemos nuestro corazón, en obediencia a Cristo, a despojar al viejo hombre, viciado, enfermo, prisionero en un "odre" que lo tenía lejos de Su amor y engañado por mucho tiempo. Pero, por Su gracia, envía a Su Hijo, para que, nuestro camino sea iluminado y sea removida toda falsedad e impureza en nosotros, a través de Su Palabra y con la ayuda de Su Espíritu, que ha traído convicción de pecado y confianza"antes era ciego , y ahora puedo ver" (Jn 9:25). 

Ahora, somos crucificados junto con Cristo, "...y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí;..." (Gál 2:20) para iniciar una vida nueva en Él. Y con el corazón y la mente restaurados, estamos listo para ser "fermentados en odres nuevos", así avanzaremos hasta llegar a nuestro final encuentro con Cristo y tener un lugar en la gran mesa del Cordero de Dios, porque "...Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero...." (Apo 19:9).

Como hijos obedientes,
no se amolden a los malos deseos que tenían antes,
cuando vivían en la ignorancia.
Más bien, sean ustedes santos en todo lo que hagan,
como también es santo quien los llamó; (1 P 14:15)

Bendito seas, Señor, Dios y Creador nuestro. Gracias por hablar a nuestro corazón y mostrarnos la inmensidad de tu amor. Nos guías, nos instruyes y traes esperanza a nuestra vida. Ayúdanos a hacer viva tu Palabra, a recibir "el vino nuevo" cada día con un corazón dispuesto, libre de aditivos que adulteren la dulzura de tu verdad. Que tu Espíritu limpie y guíe nuestro camino, te lo pedimos en nombre de Jesús. Amén.

"La tumba está vacía, ahora Tú me guías, ¡SOY NUEVO!"


* Que el Espíritu Santo le lleve a descubrir en tu corazón lo que detiene el avance del Evangelio de Cristo, y a ver que en Cristo eres nuevo (a) y amado (a) sobreabundantemente.


Que el Señor  le bendiga.

Psicóloga Educativa Infantil Cristiana
Estudiante de Teología Reformada
"Tu amor me encontró"
ES SU GRACIA

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