BRILLANDO EN LA ESPERA
Brillando en la espera
Cuando Shsckelton había sido forzado a salir y dejar su búsqueda en el Polo Sur, dejó a sus hombres en la Isla Elefantes y les prometió regresar por ellos. Tratando de hallar la mejor manera para hacer su viaje a Georgia del Sur, trató de regresar por sus hombres para cumplir su promesa y fracasó; lo intentó de nuevo y fracasó. El hielo estaba entre ellos y la isla, por lo cual no podía acercarse a ella. Él les había prometido a sus hombres regresar y, no pudiendo llegar, no tenía reposo.
Aunque la temporada era adversa, y aunque le habían dicho que era imposible que él pudiera llegar con su pequeño barco "Yaliho" por la barrera de hielo que era muy gruesa entre ellos, lo intentó de nuevo. No era el tiempo del año adecuado, pero es raro decir que, entre más cerca llegaba a la isla, había una avenida abierta entre el mar y el lugar donde había dejado a sus hombres. Puso su barco en gran riesgo, recogió a todos sus hombres, los puso a bordo y salieron antes de que el hielo chocara contra ellos. Todo esto se hizo en una media hora.
Cuando la misión ya casi había terminado, volteó a ver a uno de sus hombres y dijo: Bien, todos ustedes estaban empacados y listos. El hombre contestó: ¿Cómo ves? El Jefe Wild (el segundo al mando) nunca perdió la esperanza y cuando veíamos que el mar estaba libre de hielo, él enrollaba su bolsa de dormir y decía: ¡Enrollen sus bolsas de dormir, muchachos: el jefe puede llegar hoy! Cristianos enrollen sus bolsas de dormir: El Señor puede venir hoy. (1200 More Notes, Quotes and Anecdotes. A. Naismith, M. A. London Pickering & Inglis Ltd. 1975)
¡Rápido, que vamos a llegar tarde! ¡Solo tienes cinco minutos! ¡Espero que lo termines lo más rápido posible! ¡Ya, pero ya! Son mensajes habituales en la cotidianidad, y que esperan respuesta inmediatas. Pero, "Del afán no queda, sino el cansancio", dice el adagio popular, que nos lleva a recordar la fábula de Esopo, "La liebre y la tortuga", donde correr trae pronta fatiga, y el andar pausado, trae provecho y seguridad.
Correr tras las metas a corto plazo es el eslogan de productividad, de acuerdo con los dictámenes del mundo, llevando al ser humano a vivir en una carrera desenfrenada, con mucho esfuerzo o con resultados poco alentadores. Las metas a largo plazo, pueden ser beneficiosas debido a que se gestiona el tiempo de manera eficiente, pueden incluir pequeñas dosis de metas a corto plazo, donde se fortalecen virtudes como la paciencia, la tolerancia a la frustración y el control de impulsos. En fin, con paciencia hay que aprender a vivir, en un mundo donde paciencia debemos tener. "Solo en Dios halla descanso mi alma; de él viene mi salvación" (Sal 62:1).
Y es que el reloj corre, junto con los tiempos, nada se detiene, nada espera, lo que conlleva un notable incremento en los problemas de carácter espiritual, físico y psicológico. Sin embargo, para vivir en un mundo bipolar, que exige inmediatez, pero requiere paciencia, hay que cultivar esta virtud de manera continua, "Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia,..." (Gál 5:22a). Es necesario recordarle a nuestro cerebro, cuál ha sido nuestro diseño original. Aunque Dios nos dio libre albedrío, no debemos olvidar que los límites existen. Al igual que el control de impulsos y la eficiente gestión del tiempo, así como a los receptores de serotonina, también podemos educar, "Porque no nos ha dado Dios un espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.(2 Tim 1.7 NTV)
"Vengan a mí todos ustedes, los agotados de tanto trabajar, que yo los haré descansar”. (Mateo 11:28 RVC)
Pensar que solo la iglesia primitiva vivía situaciones difíciles sería un tanto egoísta, ya que la iglesia de Jesucristo a través de todos los tiempos ha vivido el ataque del enemigo, el cual quiere su destrucción. A pesar de todo, Cristo la sostiene, y contra todo viento y marea, ha salido victoriosa. Su Espíritu actúa de manera admirable para levantarla, sostenerla y extenderla, de acuerdo al mandato del Señor, "... edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella" (Mt 16:18).
El apóstol Pedro, al estar al tanto de la situación de los creyentes “expatriados de la dispersión” (1P 1:1), escribe la primera y segunda carta a la comunidad del nuevo pacto; que vivía en las provincias romanas de Asia Menor. No cabe duda de que eran tiempos difíciles; el sufrimiento era una constante. Durante el reinado de Nerón se desató una persecución despiadada contra cualquiera que mencionara ser cristiano. En vista de esto, y ante su inminente muerte, Pedro, desde su lugar de cautiverio, se dirige a ellos para fortalecerlos. Los anima a mantenerse firmes, evitando la influencia de ideologías, doctrinas, herejías y falsos profetas, "porque sé que pronto abandonaré mi cuerpo como nuestro Señor Jesucristo me ha declarado" (1P 1:14).
El llamado del apóstol Pedro es para todos los tiempos, al igual que la iglesia del primer siglo, en la actualidad, hay grandes desafíos que, al descuidar y no fortalecer los mecanismos de defensa, seremos blanco perfecto del asedio cultural. Hecho que llevará a la iglesia a desvirtuar el propósito por el cual la creó Cristo. "... pero Dios me ha protegido hasta este mismo momento para que yo pueda dar testimonio a todos, ..." (Hch 26:22a). El énfasis de Pedro es que, a pesar de las circunstancias vividas, como creyentes salvados por Gracia de Dios, y guiados por Su Espíritu, debemos llevar una vida centrada en la esperanza que nos ofrece el Salvador, donde la moralidad y la ética cristiana brillen con Su luz. Posicionados en Cristo, Brillando en la espera, mientras esperamos Su venida, debemos hacer “… todo lo posible para que se vea que ustedes llevan una vida pacífica que es pura e intachable a los ojos de Dios” (V14b).
Un gran reto, pero para alcanzar tan alto estándar es necesario estar sostenidos en la Roca viva, Cristo, quien nos dará autoridad y poder para enfrentar el ataque del enemigo. Sí, muchas corrientes surgen cada día, puesto que el mundo está en evolución, para mal o para bien avanza, pero como cristianos, fieles al evangelio de Cristo, tenemos la Única Verdad, "una espada de dos filos" (Hbr 4:12), la Palabra de Dios y Su Santo Espíritu, que serán nuestra compañía y guía, y mantendrán nuestros corazones resguardados y en el camino correcto.
Nuestro adversario, el diablo, es implacable y trabaja incansablemente, diseña estrategias para derrotar y desalentarnos en nuestro testimonio de Cristo. Él busca "a quién devorar", y con sutileza penetra a la iglesia con distintas máscaras. El gran enemigo de Dios usa personas con grandes conocimientos, oradores magistrales y de gran convencimiento para desacreditar Sus principios, y poner los suyos. El Señor Jesús también vivió el ataque externo, pero aun así se mantuvo perfecto y sin tacha. Como sus discípulos, nos llama a hacer lo mismo, "Les di mi ejemplo para que lo sigan..." (Jn 15:15a). Las cartas de Pedro nos ayudan a mantener nuestra fe arraigada en el conocimiento de Dios; Sus principios nos permiten ver con claridad al engañador, y nos alienta a aguardar su venida viviendo conforme a la voluntad de Dios, "Sobre todo, quiero recordarles que, en los últimos días, vendrán burladores que se reirán de la verdad y seguirán sus propios deseos" (2P:3:3).
Es la razón que los mensajes de los escépticos no deben inquietarnos ni sus burlas y rechazo acerca la venida de Cristo. Quienes tildan a los creyentes como seguidores de engaños y supersticiones, asegurando que nada de esto sucederá, y cuestionando la sana doctrina, sin conocimiento de las Escrituras o quizá con él, pero lo adecuan a sus creencias. Pedro Hoy nos invita, como lo hizo con la iglesia del primer siglo, a recordar lo dicho por los profetas, las promesas y lo enseñado por el Señor Jesús. De esta manera, no cederemos a la presión de aquellos que buscan grandes victorias a partir de la muerte espiritual de otros, acarreando maldición para sí mismos, , "vendrán burladores que se reirán de la verdad..."(3a); "Dirán: "Qué pasó con la promesa de que Jesús iba a volver?..." (V4a).
Comentarios
Publicar un comentario