EN FALSO



En Falso

Hace unos días, estaba en una de las varias tareas que ocupa mi tiempo, pero esta es un catalizador de mis placeres, pintar. Estaba ensimismada en la mezcla de colores y dando unas pinceladas a un retrato de una imagen que me ha cautivado siempre, la creación. Mi imaginación se desbordaba al proyectar mi pensamiento en aquel momento. Las imágenes mentales eran tan reales que causaban euforia, sin duda lo que más producía emoción era imaginar el rostro de satisfacción de Dios cuando dio su último toque a todo lo hecho, "y vio que todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera, ..." (Gén 1:31 RV). En un instante, cuando estaba por finalizar y mi retrato era una producción de buena calidad, en un giro intempestivo el frasco de tinta negra dio un vuelco ante mis ojos y se esparció vertiginosamente sobre aquella obra que en sus inicios había sido "buena". Bastó unos segundos y todo el colorido radiante quedó reducido a una capa oscura y sin forma, hasta ahí llegué, las lágrimas no tardaron en asomar. ( Es Su Gracia)

"¡Ay! de los que, para esconder sus planes, se ocultan del Señor en las profundidades. Cometen sus fechorías en la oscuridad y piensan: «¿Quién nos ve? ¿Quién nos conoce?" (Is 29:15)

Después de este fatídico día, que hirió mi susceptibilidad, vino a mí la imagen de Naamán, lo cual fue realmente esperanzador, lo que hizo que cambiara mi perspectiva de aquel momento y planeara un nuevo inicio, pintar los destellos de la noche como parte de la creación, resultó renovador, "... Dios transformó ese mal en bien..." (Gén 50:20). Naamán, aquel respetable "general del ejercito del rey de Siria,..." (2R 5:1) al cual todos obedecían "y le tenían en alta estima" (V1), era amado por sus subalternos "Más sus criados se le acercaron y le hablaron diciendo: Padre mí..." (V13). Este hombre, no creyente, hermoso por fuera y de carácter fuerte, de gran valentía y poder en su gente, incluso para su rey, quien lo estimaba, al igual que mi hermoso retrato, tenía un lado oscuro, "una mancha negra" que frustraba su belleza perceptible, "Era este hombre valeroso en extremo, pero leproso" (V1)

La lepra era una enfermedad repudiada en la antigüedad, era vista como una maldición y  las personas eran excluidas de todos los grupos sociales. La lepra ha sido utilizada desde tiempo atrás como metáfora, quizá por sus características somáticas, que la asocia con el pecado y sus consecuencias, "Mis fuerzas se agotan a causa de mi iniquidad, Y se ha consumido mi cuerpo" (Sal 31:10)

Esta enfermedad infecciosa se manifiesta por la presencia de lesiones cutáneas y se expande rápidamente en la piel de la persona. El el caso del pecado, este irrumpe a lo profundo de su alma, rompiendo completamente la comunión del hombre con Dios y consigo mismo, apaga el fuego del Espíritu de Dios, y  roba la paz el gozo. Al establecer una correlación entre lepra y pecado es válido afirmar que se llega al nivel de ser "inmunda su alma como lo será su cuerpo", "y el sacerdote le reconocerá, y le declarará inmundo" (Lev 13:3). Una vez que el pecado entra a nuestra vida, contamina todo y da paso a otras enfermedades, nuevos pecados, "Para añadir pecado sobre pecado" (Is 30:1). Infestado y por ende aislado, sin nada más que su mortaja fuera del campamento, señalado y recluido en el olvido, queda la persona, sin más esperanza que su propia vergüenza, "Mientras la llaga permanezca en él, será impuro y vivirá solo y fuera del campamento" (Lev 13.46) 

"Son sus pecados los que los han separado de Dios..." (Is 59:2a) A qué nos lleva esto? Al igual que el leproso necesita un médico para que cure su enfermedad física y sus efectos secundarios, el pecador también necesita un Salvador que lo sane y lo libere de la cautividad que causa el pecado, lo cual no puede hacer por sí mismo. No hay otra opción; un intercambio que nos salvará la vida y que nos acercará a Dios. Necesitamos un Redentor, un sacrificio vivo de un Santo como ofrenda. Necesitamos la Luz de Cristo para que ilumine la "mancha negra" que es la vida cuando infringimos los decretos que Dios, nuestro Creador, ha establecido para nosotros.  "A causa de esos pecados, él se alejó  y ya no los escuchará" (Is 59:2b)

"Si el mayor pecador que conoces, no es usted; usted necesita conocerse más" (CS Lewis), El apóstol Pablo lo expresó en la carta a Romanos: Todos somos pecadores. "No hay ni uno que haga lo bueno,  ni uno solo. Lo que hablan es repugnante, como el mal olor de una tumba abierta. Su lengua está llena de mentiras" (Rm 3:13)Leer aquí, 👉 TODOS SOMOS PECADORES

Por su parte, la estructura ideológica que ofrece el mundo no se ajusta de ninguna manera con los parámetros de Dios, razón por la cual se hace difícil para el ser humano cumplirlos a cabalidad. El "normal" ha adquirido relevancia y se ha vuelto extralimitado, entonces pecar ha quedado etiquetado dentro de este "normal" y para dejar limpia la conciencia se camina en doble vía sin el más mínimo pudor, puesto "que el que peca y reza empata", es el pensamiento del que se quiere auto-engañar. Caminar en FALSO nos hunde lentamente en la oscuridad total hasta dejarnos en la incertidumbre y sin determinación. Así, vamos de un lado para otro intentando cumplir por obligación más que por convicción. "No se engañen, con Dios no se juega: lo que uno cultive eso cosechará. (Gál 6:7)

Aunque todos somos pecadores, aquellos que han aceptado a Cristo, lo han hecho Señor de sus vidas y le siguen, no hacen del pecado una opción de vida. A través del Espíritu de Dios, tenemos el poder de ser victoriosos "en Cristo Jesús" y ser vencedores ante pecado. El no creer que somos pecadores o que un pecado es irrelevante, trae condenación, se peca  contra Dios directamente, al considerarnos demasiado buenos para necesitar de Él y de Cristo con su obra salvadora. Es una necesidad indispensable que Cristo nos limpie y nos perdone cada día, pero para hacerlo, debemos confesar nuestros pecados a Él, nuestro Dios intercesor, "Delante de la destrucción va el orgullos, y delante de la caída la arrogancia de espíritu" (Sal 10:14) 

Con frecuencia intentamos tapar el sol con dedo, pero por más que nos esforcemos va a ser imposible; sin embargo, intentamos acoplarnos de alguna manera para que él continúe dándonos luz y calor, y de alguna manera continuar transitando en el camino por donde vamos. El apóstol Juan, en su carta, nos exhorta a andar en... "si andamos en la luz", donde Cristo es la Luz. Se refiere a que si "decimos que tenemos comunión con Él,..." (6), y se establece un vínculo común unos con otros "Koinonia", si hay una relación inquebrantable y permanente con Dios, y nos sujetamos a las mismas responsabilidades y los mismos objetivos unos con otros, entonces estamos caminando por la senda de la Luz. Sin embargo, si "decimos", si hablamos mucho y nos denominamos creyentes, más no vivimos la Verdad, "andamos en tinieblas", caminamos EN FALSO, y mentimos al querer engañarnos, al "no practicar la verdad".

El camino que nos señala Dios es único, no tiene bifurcaciones; sin embargo, si intentamos construir desvíos para tener vidas paralelas, queriendo hacer nuestra voluntad nos alejamos cada vez más de la meta que Dios ha planeado para sus hijos, y perdemos el fuego de su Santo Espíritu que trae gozo, paz. Es actuar de manera equivocada por capricho, ya que la Verdad es clara, "si andamos (vivimos) en luz, como  Él está en la Luz...", en obediencia a sus mandamientos, podemos tener"... comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo, Su Hijo nos limpia de todo pecado" (V7)

Es indudable que estar en el camino de Jesús, no solo creyendo, sino permaneciendo con obediencia, trae al creyente muchos beneficios, más de los que puede esperar viviendo en tinieblas. A través del apóstol Pablo, Dios nos recuerda, que somos susceptibles a pecar mientras vivamos en la naturaleza humana, pero esto no es excusa, continúa siendo un acto de rebeldía al ir en contra de la voluntad de Dios, más siendo conocedores de la Verdad. 

Sin embargo, HOY el Señor desea afianzar nuestra fe y convicción, y por intermedio de Su Espíritu nos lleva a tomar la decisión de abrir nuestra mente y corazón a la Luz, a Cristo y Su Verdad. Lavados, regenerados en la sangre del perdón y de Su gracia, seremos libres, sanos, como Naamán después de que se zambulló siete veces en el Jordán 👉Naamán es sanadoRestaurados para darle honra y gloria al Señor, Dios y Padre eterno. Redimidos para exaltar con nuestras vidas a Aquel que decidió intercambiar Su corona de Rey celestial por una de espinas, a Cristo Jesús, Soberano Dios. Bendito seas Tú, Salvador nuestro, que nos miraste con amor desde una cruz, y resucitaste como vencedor, ni la muerte pudo contigo, y ahora nos haces parte de Tu reino. Que tu Luz viva en nosotros por la eternidad. Amén

Los que dicen que viven en Dios deben vivir como Jesús vivió. (1Jn 2:6)

A nuestro Salvador y Rey eterno, quien limpió nuestra maldad con Su sangre, sea la gloria y honra. Amén


EN FALSO
¿Quién puede engañar al Creador eterno,
que cuenta las estrellas, que hila el destino?
En cada suspiro, en cada invierno,
se revela la intensa verdad del camino.

Así que, amigo, no busques el juego;
la fe es un lazo, el Amor es sincero.
Engañar a Dios, lejos del fuego,
es perder el abrazo de Su mundo entero.
(Es Su Gracia)

*** Que el Espíritu de Dios le lleve a anhelar cada día vivir como Él vivió.


Que el Señor bendiga su vida.


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