LA META ESTÁ PLANEADA

 


LA META ESTÁ PLANEADA

"Efesios es la expresión más sublime del evangelio" (Lloyd-Jones) Estos tiempos han sido de reflexión o  incertidumbre ante la evidente decadencia de la sociedad. Dondequiera que se mire se observa el incremento de problemáticas con soluciones inciertas. Un mundo en desorden que necesita urgentemente ser reordenado, pero el ser humano como autómata camina siguiendo los vientos que conducen al extravío. Dios se agradó en crear al hombre, sintió completa satisfacción al ver Su obra,  pero Él no lo hizo para que fuésemos seres humanos robotizados manejados por las cuerdas de la confusión del mundo, sino para ser personas moralmente responsables que, a pesar del libre albedrío, tuviésemos la capacidad de tomar decisiones conforme a lo enseñado por Él; para tener dominio sobre la tierra, y no para que ella nos dominara. "... la luz de Dios llegó al mundo, pero la gente amó más la oscuridad que la luz, porque sus acciones eran malvadas". (Jn 16:19b NTV)

El pensamiento humano ha levantado murallas para impedir el acceso a la Verdad divina. Rebeldía, falta de conocimiento o el auto-desapego al no desear tener una experiencia de vida fructífera. Las acciones diarias en las personas muestran una dirección antagónica con el plan de Dios. Esto se evidencia en las motivaciones que priorizan como generadoras de  una "buena vida": dinero, fama, poder, títulos académicos, bienes materiales y el ego. "... Concéntrense en todo lo que es verdadero, todo lo honorable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo bello y todo lo admirable. Piensen en cosas excelentes y dignas de alabanza" (Fil 4:8 NTV)

Este apego excesivo a lo material, destacado por la sociedad y aceptado por la persona,  se ha convertido en una lucha estéril y sin propósito, debido a que la cultura se mueve vertiginosamente, y los estándares de los ideales sociales se hacen cada vez más inalcanzables. Así, el ser humano, se pasa la vida girando en torno al tener, sin darse cuenta o tal vez con la idea caprichosa de no querer hacerlo, que lo tiene todo y que su META ESTÁ PLANEADA desde antes de la creación del mundo.

Pablo nos enseña, "No se amolden al mundo actual; ...", porque esto lleva a imposibilitar el deseo y  plan de Dios en nosotros, "sino sean transformados mediante la renovación de su mente ...". Nos exhorta a cambiar nuestra forma de pensar, a depurar y modificar las estructuras mentales que procesan todo tipo de información, ya sea pasada o nueva, trayendo pensamientos verdaderos y puros. La atracción del mundo y abrir la puerta a sus ofrecimientos nos conduce a perder, por descuido y falta de conocimiento, las bendiciones que Dios tiene reservadas para sus fieles hijos, "Así podrán comprobar (saber qué es lo que Dios quiere) cómo es la voluntad de Dios: buena agradable y perfecta" (Rm 12.2)

El mundo ofrece lo que le agrada a nuestra carne y a nuestra naturaleza pecaminosa, haciéndonos cautivos de sus maquinaciones, que surgen del plan corrupto de Satanás, quien tiene su propio sistema de valores, alejado de los principios divinos y de la moral cristiana. Las "bendiciones del mundo" mantienen al ser humano esclavo de la falsedad y ciego a la Verdad. Salir de esta caótica atracción es sumamente imposible para la persona por sí misma, ni fuerza de voluntad ni los recursos que le proporciona el mismo medio pueden ser las soluciones definitivas, es la causa por la cual necesitamos de un Redentor, quien nos salve de una vez y para siempre de todo el mal que nos acedía. "Pues el mundo solo ofrece un intenso deseo por el placer físico, un deseo insaciable por todo lo que vemos, y el orgullo de nuestros logros y posesiones. Nada de eso proviene del Padre, sino que viene del mundo;" (1 Jn 2:16)

Con todo y esto, Dios no se olvida de nosotros, los creyentes, ni de los que viven lejos de Su Voluntad, sin saber lo que Dios les tiene preparado, "es decir, todo lo que es bueno, agradable y perfecto" (Rm 2:16b) y nos trae las Buenas Nuevas de Salvación. La Salvación en persona llega a nuestra vida, es la más grande bendición para quien lo reciba, acepte y decida vivir para agradarle, "Jesús, dijo le dijo: - Hoy ha llegado la salvación a esta casa, ..." (Lc 19:9)

Las "bendiciones" que sacian nuestra naturaleza humana son atípicas tanto para un cristiano como para un no cristiano porque esta coarta el propósito de Dios para sus vidas, manteniéndonos cautivos en un Egipto que mata el alma, los sueños y la esperanza de vivir libres, que degrada y destruye la obra perfecta de Dios, y nos aleja de la verdadera libertad,  la libertad en Cristo, que trae paz, gozo, seguridad y esperanza.  

HOY, Dios desea hablarnos directamente a nuestro corazón para que entendamos la naturaleza de Sus bendiciones que sobrepasan nuestro entendimiento y por las cuales debemos estar siempre agradecidos: "Bendito sea Dios y Padre nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo..." (V3). La carta de Pablo a los Efesios. 1:1-14, nos enseña el propósito eterno de Dios en Cristo y del cual los creyentes somos pieza clave para su cumplimiento. Como cristianos que creemos en Cristo y estamos unidos a ÉL, Dios nos bendice sobreabundantemente por gracia y amor, y según Su voluntad. Su deseo es enriquecer nuestra vida espiritual y humana con bendiciones espirituales"... Eso es precisamente lo que él quería hacer, y le dio gran gusto hacerlo". (V5)

Bendiciones que mientras nosotros las tengamos guardadas tan solo en la mente, sin que penetren a nuestro corazón, se hacen insignificantes, sin valor ni propósito y se perderán con el vaivén de la vida. Es esencial reconocer y entender que Dios nos concede bendiciones espirituales eternas, destinadas a sus santos y fieles hijos que han decidido aceptar con convicción Su llamado y vivir para honrar al Creador de los cielos y de la tierra. Bendiciones, cuyo propósito es ordenar el caótico mundo desorganizado desde la caída de Adán y Eva, mediante la formación de una iglesia santa y sin mancha, para así establecer Su reino y habitar en él, "Por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres" (Rm 5:18)

El Padre, nos bendice cuando nos "escogió" "nos eligió" para ser santos, apartados solo para Él como sus Sus hijos,  "Incluso antes de haber hecho el mundo, Dios nos amó y nos eligió en Cristo..." (V4); no lo hizo por quien éramos sino por quien somos en Cristo y por Su gracia. Además, "nos ha adoptado" desde antes de haber hecho el mundo. Nos "elige" y Predestina para establecer Su propósito en nuestras vidas. Propósitos en los cuales debemos confiar, "Porque Yo sé los planes que tengo para ustedes-Dice el Señor-Son planes para lo bueno y no para lo malo, para darles un futuro y una esperanza" (Jr 29:11). Como también, "somos aceptados" por el Padre por medio de Cristo Jesús, "para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado" (V6).

Asimismo, Dios nos bendice al ofrecer a Su hijo como ofrenda sustitutoria, al intercambiar Su vida por la nuestra. De esta manera, el Hijo nos bendice al dar su vida en la cruz, al comprarnos con Su sangre para liberarnos de la muerte eterna que trae la esclavitud del pecado, "en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados" (V7), "nos ha redimido, nos ha perdonado y nos ha revelado la voluntad del Padre". El plan de Dios es "reunir todas las cosas en Cristo" (V10). En Cristo este "misterio" nos es revelado porque somos parte de este plan, y somos "herederos", Dios nos ha dado una herencia en Cristo, del mismo modo somos Su herencia, "Es más, dado que estamos unidos a Cristo, hemos recibido una herencia de parte de Dios, porque él nos eligió de antemano y hace que todas las cosas resulten de acuerdo con su plan" (V11)

Este camino de salvación al final es "sellado con el Espíritu santo de la promesa" (V13). Después de oír las Buenas Nuevas, de creer y confiar plenamente en Cristo, somos "sellados" por el Espíritu Santo, quien viene a morar en nuestro corazón. En este momento tenemos la mayor bendición dada a un Creyente, "Somos propiedad de Dios eternamente",  "Pertenecemos a Cristo" y nada ni nadie nos puede quitar esta bendición. 

A veces pasamos la vida lamentándonos por nuestro infortunio, por el pasado, el presente y el futuro, por ser rechazados, olvidados, por no ser destacados, o desconocer nuestro propósito en la vida, entonces la vida se torna oscura y pesada. Esto sucede, básicamente, porque nos resistimos a ver y aceptar la Luz. La Luz está ahí, la META ESTÁ PLANEADA desde muchos antes, y Dios desea revelarla a nuestras vidas. Por eso cada mañana viene a iluminar nuestro corazón, pero levantamos murallas para evitar Su paso. Jesús desea sacarnos del anonimato y del sin sentido de la vida, toca cada día a nuestra puerta, pero son nuestras decisiones que evitan que no penetre más allá de nuestra mente, a nuestro corazón. Si Dios es amor, el amor nunca obrará arbitrariamente, por eso somos nosotros quienes tenemos que desconectarnos del mundo y conectarnos con la Verdad, que es Cristo, para recibirlo y ser merecedores de sus grandiosas bendiciones espirituales que Él nos ofrece en Cristo.

Recibimos más de lo que merecemos, por gracia y voluntad del Padre, tenemos una posición privilegiada en Cristo cuando creemos y vivimos de acuerdo a Su voluntad. Hoy, Dios, nos dice que, si abrimos la puerta de nuestro corazón para seguir Su camino en obediencia y fidelidad, tenemos bendiciones eternas cimentadas en Cristo Jesús, exclusivas para los hijos de Dios. Por Su misericordia, la Salvación ha llegado a nosotros, porque Dios levantó a Jesucristo de los muertos para darnos una nueva vida. A Dios le ha parecido bien darnos esta herencia, Su Hijo, puro y sin mancha, por eso debemos estar infinitamente agradecidos con Dios, Señor de Señores y Soberano Rey, quien no se retracta de lo que dice ni de lo que hace, y si prometió salvarnos y bendecirnos, Él lo hará. Gracias Amado Salvador, Perfecto Señor, tuyo es el poder y la gloria por siempre. Amén

“Bien, buen siervo y fiel, sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré. Entra en el gozo de tu señor.” (Mt 25:23)


SIEMPRE
En la penumbra, un susurro escuché,
un eco divino que el alma enardeció,
caminaba perdido, sin rumbo y sin fe,
mas la gracia de Dios, como luz, resplandeció.

Si caigo, me levanta, si lloro, me consuela,
en cada desventura se siente su calor,
la gracia de Dios, cual dulce centella,
se posa suavemente, curando el dolor. (Gracia)



Dios le bendiga y le permita disfrutar de sus bendiciones.

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