EN BUENAS MANOS
"Tu res mi refugio; Tú me protegerás del peligro y me rodearás con canticos de liberación" (Sal 32:7)
Para hablar de cobertura es necesario conocer el significado de esta palabra, que proviene del latín "coopertura" (Revestimiento, protección, velo). De manera general, dado que la palabra abarca distintas áreas, significa todo aquello que es cubierto para un fin específico. En la vida cotidiana encontramos muchas cosas revestidas de elementos protectores para evitar que fuerzas externas las deterioren, prolongando así su vida útil y su presentación. "Pónganse toda la armadura de Dios para..." 👉Ef 6:10-18, en este pasaje el Señor nos enseña de manera detallada cómo y por qué debemos estar protegidos.
"Y Jehová iba delante de ellos de día en una columna de nube para guiarlos por el camino, y de noche en una columna de fuego para alumbrarles, a fin de que anduviesen de día y de noche. (Éx 13:21), el libro de Éxodo nos enseña el poder y la gracia que Dios tiene con Su pueblo. Una historia de salvación en la que el Señor estuvo presente, protegiendo, enseñando, quitando obstáculos, alentando y reprendiendo a Su pueblo. Una Columna de nube y Fuego, fuerte e inamovible, los sostuvo y les dio nuevas fuerzas, que extinguió todo lo que les impedía avanzar y les mostró el camino a seguir, acompañándolos siempre en su camino a través desierto. A pesar de todas estas manifestaciones del poder, grandeza y amor de Dios, de su maravillosa gracia, el pueblo fácilmente caía en el letargo de la conmiseración, en el desvelo al añorar el pasado y en la notable ingratitud, que lo llevó a caminar en círculo por más tiempo del que Dios había planeado para tal travesía"...¿Qué nos has hecho? ¿Por qué nos obligaste a salir de Egipto?..." (Éx 14:10-11).
"...haré llover pan del cielo..." (Éx 16:4b); "...díganle a la peña que les dé agua..." (Núm 20:8); Sin embargo, a pesar de la reincidente rebelión, la inconstante fe y la caprichosa desobediencia del pueblo, el Señor permaneció fiel a Su Palabra, a Su plan y propósito, como columna fuerte, los sostuvo y les proveyó todo lo que necesitaban. Su amor por nosotros y Su fidelidad hizo que estuviera firme, Él nos tenía destinado un futuro glorioso, lleno de esperanza y bienestar, un destino que solo Él puede ofrecer y dar, y lo hizo enviando la Paz para siempre, a Su Hijo Jesucristo, "...Yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo" (Mt 28:20)
"Pero Moisés les dijo: —No tengan miedo. Solo quédense quietos y observen cómo el Señor los rescatará hoy. Esos egipcios que ahora ven, jamás volverán a verlos. El Señor mismo peleará por ustedes. Solo quédense tranquilos". (Éx 14:13 NTV)
El Señor le brindó protección a su pueblo no solo física, sino también espiritualmente, porque Su propósito no se gestó en ese período de la historia, venía desde mucho tiempo atrás y para una eternidad. Siendo así, por más que se resista, se rechace lo que Dios ha establecido y se viva haciendo la voluntad personal, se debe tener claro, esta lucha será en vano, porque Dios cumplirá lo que ha prometido, Su Palabra es real y para todo tiempo, y hará lo que dijo, por qué no hacerlo es negarse a sí mismo, y Él es eternamente fiel. "Por tanto, reconoce que el Señor tu Dios es el único Dios, el Dios fiel, que cumple su pacto por mil generaciones y muestra su fiel amor a quienes lo aman y obedecen sus mandamientos," (Deu 7:9)
"Tú me cubres con el escudo de tu salvación y con tu diestra me sostienes; ..." (Sal 18:35a) La cobertura espiritual es el acto divino por el cual Dios protege todo lo que ha creado y más especialmente a sus hijos, aquellos que han creído y han sido fieles a Él. Este manto protector es el vestido nuevo que Dios pone a aquellos que han tomado la decisión de aceptarlo y decir con voz fuerte: ¡Si creo! Creo en que Tú eres el único Dios, que moriste por mí, que eres mi Salvador y el Señor de mi vida. La cobertura especial viene por gracia de Dios y solo Él es el dador, quien en Su soberanía lo hace en el plano natural a través de Su Santo Espíritu. Como cristianos y creyentes verdaderos en Cristo, debemos tener claro que tenemos un valor agregado dado del cielo, es un seguro contra todo riesgo el que Dios nos otorga por ser fieles a Su Hijo y al plan de salvación,. Nuestra obediencia trae bendiciones que nos mantendrán a salvo de los peligros que nos acechan, "... pues el Señor Su Dios siempre los acompañará; nunca los dejará ni los abandonará" (Deu 31:6b)
A pesar de que la vida en todas sus diferentes presentaciones nos lleva como un barco en alta mar a situaciones de calma como también a la impertinente inquietud de mareas altas y de vientos recios, podemos permanecer confiados en que el Señor nos cubre con Su manto protector, nos acompaña en todo momento y en cada situación. Aunque no podamos verlo, sabemos que Él está con nosotros y eso debe llenarnos de esperanza, valor y gratitud. Nuestro Guerrero invencible camina enfrente de cada batalla y nos protege de los peligros que enfrentamos cada día, solo necesitamos confiar y creer, de esta manera la fe aumenta y la tranquilidad llega a nosotros. "Oh Señor, tú eres una torre de refugio para los pobres, una torre de refugio para los necesitados en su angustia. Eres refugio de la tempestad y amparo del calor..." (Is 25:4a NTV)
"El Señor no dejará que resbales; el que te cuida jamás duerme" (Sal 121:3 RVC) Dios no duerme ni el maligno tampoco, quien aprovecha cualquier oportunidad para dejar en evidencia su maldad y la esparce en aquellos que no velan, que permiten que sus lámparas se les termine el aceite, "Porque las insensatas, al tomar sus lámparas, no tomaron aceite consigo," (Mt 25:3); que dejan de alimentarse con el Pan de Vida, Su Palabra, "y la tendrá a la mano, y la leerá todos los días de su vida, ..." (Deu17:19a). Sin la armadura de Dios quedaremos expuestos a que los "virus y bacterias" que circulan por el mundo nos contagien y nos lleven por caminos lejos de la voluntad de Dios.
Nunca se apartó de delante del pueblo la columna de nube de día, ni de noche la columna de fuego". (Éx 13.22) La presencia de Dios fue una constante para Su pueblo, Él NUNCA los abandonó, de esta manera Dios muestra Su fidelidad y gracia a un pueblo que en muchas ocasiones desobedeció y deseo regresar a la esclavitud en que vivía, pero el plan estaba trazado y este se cumpliría, de la misma manera, aunque en diferente contexto el Señor nos recuerda HOY que estamos EN BUENAS MANOS, Él lo prometió y así será, aunque nosotros no lo veamos y en ocasiones no lo sintamos, Él está ahí, más cerca de lo que podemos imaginar cuidando de nosotros y abrazándonos con amor eterno, “Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia” (Jer 31:3b RV)
"El que habita al abrigo del altísimo", el que vive en Su presencia y en Su voluntad, que cree verdaderamente y ancla su fe en la Roca de salvación, Cristo, que es fiel y guarda Su Palabra y la hace parte de Su vida; Sí, los que transpiran la dulce fragancia de Jesús y cuyas vidas lo reflejan y son una constante gloria para Dios, recibirán los beneficios por su obediencia, estarán bajo Su cobertura, en Sus manos y al abrigo de Dios. Estos fieles creyentes que mantienen una relación de total dependencia de Él, los que se han arrepentido para acceder al perdón de sus pecados, y caminan con un estandarte en el corazón donde dice: "Pertenezco a Cristo y Él me ha salvado", gozarán de los beneficios cobertura divina en todo tiempo, "Morará bajo la sombra del Omnipotente"
El Señor desea llevarnos a dar pasos de fe firmes que nos mantenga adheridos cada vez más a Él, en total confianza y seguros que por Su gracia nos guarda en completa paz. Abrigados bajos sus alas no temeremos a lo que nos pueda sobrevenir y si estamos aferrados a Él, el enemigo huirá, las tormentas no nos destruirán, "Así podemos decir con toda confianza: El Señor es quien me ayuda; no temeré. ¿Qué me podrá hacer un simple mortal? (Hbr 13:6), y con nuestro Omnipotente Señor a nuestro lado "Ninguna arma forjada contra ti prosperará" (Is 54:17). Si la desconfianza, la inquietud llega a tu vida, solo recuerda que Dios se acercó a nosotros encarnado en Su Hijo, a quien envió a morir en la soledad de una cruz por amor a nosotros. Allí Él venció, logró la victoria y a todos los fieles creyentes que vivimos para hacer Su voluntad también nos hace partícipes de este glorioso triunfo. Con la Victoria de Cristo mueren los temores y las angustias, con Él viviremos en completa paz. "TÚ eres mi refugio; tú me proteges del peligro" (Sal 32:7)
*** Padre celestial, glorioso Señor, Tu mano me sostiene, Tu aliento me da fuerzas y Tu sangre me limpia y protege, En Ti encuentro refugio cuando la oscuridad llega, pero es Tu luz radiante quien la ahuyenta y me da aliento de vida. Eres mi vida, mi paz y mi escondite seguro. Gracias, Señor, por estar ahí, tan cerca de mí, ayúdame, a mantenerme cerca de Ti, que nada pueda separarme de Tu fiel amor ni de Tu maravillosa gracia. Muéstrame los planes que tienes para mí y permíteme verlos con claridad para que mi caminar sea fiel y pueda gozar de tus bondades. En el nombre de Jesús. Amén.
Cúbreme, oh divino, con la paz de tu canto, donde el eco del tiempo no pesa en el llanto, y en el roce sutil de tu mano sagrada, encuentre mi corazón la calma esperada.
Así, navego en la bruma del día, sabiendo que en ti hallaré la armonía, protégeme siempre, luz de los cielos, bajo tus alas, mi paz y mis anhelos. (Gracia)
Dios te bendiga.
Comentarios
Publicar un comentario