SÍ PUEDO


"Jesús le dijo: «¿Cómo que “si puedes”?
Para quien cree, todo es posible.» (Mc 9.23)

SÍ PUEDO

"... Jesús dijo; "¡Ay, gente incrédula! ¿Hasta cuándo tendré que estar con ustedes? ¿Hasta cuando tendré que soportarlos? ¡Tráiganme al muchacho!" Cuando se lo llevaron, tan pronto como el espíritu vio a Jesús, sacudió al muchacho con violencia, y éste cayó al suelo revolcándose y echando espuma por la boca. Jesús le preguntó al padre: "¿Desde cuando sucede esto? Y e el padre respondió: "Desde que era niño". Muchas veces lo arroja al fuego, o al agua, con la intención de matarlo. Si puedes algo, ¡ten compasión de nosotros y ayúdanos!". Jesús le dijo: "¿Cómo que si puedes? Para quien cree, todo es posible." Al instante, el padre del muchacho exclamó: "¡Creo! ¡Ayúdame en mi incredulidad! (Mc 9:19-24)  👉 Mc 9:14-29 JESÚS SANA A UN MUCHACHO ENDEMONIADO

Las notas del mundo traen impreso con total sutileza el pensamiento escéptico que se filtra muchas veces sin darnos cuenta, dónde para creer es necesario tener una justificación racional que pueda medirse, cuantificarse, manipularse y  observarse. En esta línea se va gestando lentamente la duda, porque un mundo cegado por el maligno y enajenado por sus propios razonamientos no logra ver la evidente majestad de Dios en la infinidad de detalles que la revela. Así transcurre la vida sostenida en botes salvavidas, que pueden colapsar al ser sometidos al ímpetu de las olas o ataque de cuerpos extraños, sin considerar que sujetarse al Ancla podría ser la única probabilidad de mantenerse con vida, "A ti se aferra mi alma; tu diestra me sostiene" (Sal 18:6)

¿Quién es el que vence al mundo, 
sino el que CREE que Jesús es el Hijo de Dios? (1 Jn 5:5)

Tomemos este ejemplo, necesitamos saber la hora, miramos el reloj que marca las ocho, ¿será esa hora? Esta información puede verse afectada por variables, la posibilidad que esté averiado, que la batería se este agotándose, alguien lo haya movido o  no se haya actualizado por el cambio de horario. Probabilidades muchas, pero una sola verdad, la hora exacta. Entonces creemos que son las ocho; sin embargo, preguntamos a nuestro compañero del lado:  ¿Me confirmas la hora? Esto indica que no hay certeza de la información, aunque se esté viendo, surge la duda, lo que lleva a la experimentación o a comprobar para estar seguro. Este creer está sujeto a muchos factores que lo hace inconstante y con la probabilidad que altere la toma de decisiones o las acciones de la rutina diaria. "Encamíname en tu Verdad, ¡enséñame! Tú eres mi Dios y Salvador; ¡en Ti pongo mi esperanza todo el día! (Sal 25:5)

Es cierto que el ser humano cree en muchas cosas, fuera de la Palabra de Dios, y esto forma parte de su engranaje como persona, de su naturaleza humana, pero el propósito de Dios, cuando no llama a creer, "el que creyere y fuere bautizado, será salvo; más el que no creyere, será condenado" (Mc 16.16), es porque aun dentro de la iglesia de Jesucristo, hay creyentes que no creen verdaderamente, al igual que el pueblo de Israel; viven la fe y el creer fuera de contexto, con ideas más propias que las que provienen de Dios, así intentan encontrar soluciones y respuestas fuera del conocimiento de Dios y sin saber cuál es el propósito de Dios para sus vidas. 

El que cree en el Hijo tiene vida eterna, pero el que se niega a creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios recae sobre él. (Jn 3:36)

El hacer la oración para aceptar a Jesús no garantiza que se es creyente verdadero y que somos salvos, a veces este hecho pasa a ser un rezo sin objetivo ni trascendencia convirtiéndose en un ritual al no darle el valor que desea Dios, como los fariseos cuando recriminaron a Jesús por no cumplir el rito de lavarse las manos al comer: "Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. En vano me oran; sus enseñanzas son más que reglas humanas" (Mt 15:8-9 NVI). La verdadera intención de este voto de entrega y pacto de aceptación es porque es allí donde se expresa, reconoce y afirma públicamente, de la misma manera que lo hizo Jesús al morir públicamente, sin avergonzarse a pesar la suciedad de nuestro pecado, que creemos y decidimos seguir a Jesucristo como dueño y Señor de nuestra vida. El mundo debe saber que el Él es nuestro Salvador, y con total arrepentimiento nos reconocemos pecadores, inmerecedores de Su perdón, pero que la gracia de Dios ha llegado a nosotros, Jesucristo, ha venido a interceder por nosotros para que seamos aceptos por el Padre, Rm 10:9 "que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios lo levanto de los muertos, serás salvo"

La respuesta del padre del joven atormentado por los demonios nos revela que hay una probabilidad de que el ser humano crea, pero que hay factores que influyen a no cumplir con los  requerimientos de Dios: "Creo; ayuda a mi incredulidad" (Mc 9:24), es probable que su fe haya sido alterada a causa de  las acciones de otros, un mal testimonio  influye mucho en los demás, es perjudicial para la gran comisión, "Id, y haced discípulos" (Mt 28:19). Es visto en la oposición de los fariseos, quienes aprovechaban cada momento para dañar la imagen de Jesús con sus cuestionamientos, burlas, hablando mal de Él y de Su mensaje, no reconociendo ni dando valor a Su autoridad como Dios; Los discípulos que dudaron por inseguridad, entonces la multitud que había presenciado los milagros y escuchado la Palabra de la boca de Jesús dudaba al recibir todo tipo de mensajes negativos y por temor a las represalias. Pero Dios usa cada debilidad de los personajes de la Biblia para mostrar Su gloria y gracia. Nos enseña que no es la perfección, sino el confiar, depender y tener fe en Él donde está el verdadero creer. "Que nadie se engañe. Si alguno de ustedes se cree sabio según las normas de esta época, hágase ignorante para así llegar a ser sabio. (1 Cor 3:18)

Es la razón por la cual el Señor Jesús reprende la incredulidad y la duda en el pasaje en el que sana al joven endemoniado, "—¡Ah, generación incrédula! —respondió Jesús—. ¿Hasta cuándo tendré que estar con ustedes? ¿Hasta cuándo tendré que soportarlos?"  (Mc 9:19), ni viendo ni escuchando de la fuente directa, Jesús, y aún no creen. Con todo lo presenciado durante Su ministerio terrenal, y la duda siempre persiste. ¿Qué necesitan para creer?, fe, porque el creer espiritual va ligado a la fe, a la plena confianza, y esto se logra conociendo, y esta se hace a través de la revelación que hace Dios de sí mismo, "... dichosos los que no han visto y sin embargo creen" (Jn 20:29)

¡Dichosos, tú y yo!, no es nada al azar o mágico, ni lavado el cerebro, ni confiar en algo que no entendemos o que está fuera del alcance humano, ¡para nada!, "Dios escogió lo tonto del mundo para avergonzar a los sabios;..." (1 Cor  1.27). Dios es como un libro abierto a los ojos de aquellos que deseen  leerlo, como una carta que llega a muchos, algunos la leen, pero la ajustan a su forma de pensar, quizá la guardan o la tiran por considerarla irrelevante, arcaica y pasada de moda, sin tener en cuenta que Dios es eterno, por ende no cumple la propiedad de caducidad, “JESUCRISTO es el mismo ayer, hoy y siempre” (Hbr 13.8).

Pero otros encontraron el valor de la "piedra preciosa", con la ayuda del Espíritu de Dios que conoce los corazones y decidieron creer en lo que Dios ha revelado de sí mismo. Le creyeron a Dios y no a la nube oscura que quiere opacar Su valor, sin darse cuenta de que también ella es obra de Sus manos. Así que creer y confiar en Dios plenamente es el resultado espiritual de lo que Dios nos ha revelado desde de mucho tiempo atrás, Su creación, pero como todo fue formado por orden de Dios, a partir de lo invisible, entonces se necesita fe para entenderlo, puesto que nuestra capacidad mental no puede. "Los cielos cuentan la gloria de Dios y el firmamento declara lo que sus manos han hecho" (Sal 19.1)

Pablo nos exhorta a confiar con el corazón lo que está expresado visiblemente e incluso lo que no entendemos o no vemos físicamente, pero que son Verdades que hacen bien a nuestra vida, "porque lo invisible de Dios, es decir su eterno poder y su naturaleza divina, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, y pueden comprenderse por las cosas hechas, de modo que no tienen excusa" (Rm 1:20 RVC). No hay razones para decir "no creo", porque si de algo hay que dudar aquí es de la capacidad del conocimiento, de la sensibilidad espiritual y percepción de quien duda, porque así como la creación nos habla de Dios, Su Palabra es el diario de Dios para la humanidad, como también, y en gran importancia Jesucristo, quien en una cruz hizo visible la realidad de nuestra vida y allí se entregó como ofrenda restitutoria, por nuestra salvación, "Y ahora, en estos días, nos ha hablado por medio de Su Hijo... El Hijo irradia la gloria de Dios y  expresa el carácter mismo de Dios, y sostiene todo con el gran poder de Su Palabra..." (He 1: 2-3).

"Dios habla, y la fe oye; Dios promete, y la fe acepta. El evangelio de Dios es anunciado, y la fe dice: Amén (lo acepta como verdadero y cierto)" (Jager 1). Cuando nuestra boca se abre para decir: "Sí, creo", es porque tenemos la certeza de que creemos en Dios, que se ha revelado en Su Palabra, en la creación y en Su Hijo, Jesucristo, quien nos ha anunciado el evangelio de salvación. Pero muchas veces distorsionamos este creer y la llevamos hacia otros objetos o personas, hacia nosotros mismos, hasta el punto de pensar que somos la máxima expresión de la fe. No debemos soportarnos en nuestra fe, porque no existe garantía con este "creer", ni en milagros o bendiciones, ya que tener a Jesús es la más grande bendición, con Él se tiene todo. Nuestra fe y creer deben estar sustentadas en Cristo Jesús exclusivamente, en quien es Él y su maravillosa obra, porque todo se trata de Él, y de Él nos habla las Escrituras. "El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre". (Jm 14.12 Rv)

Confiar en Dios se da en la medida que conocemos las maravillas que Dios planeo para nosotros desde el comienzo de todos los tiempos, creemos en Su Palabra, en el mensaje de Jesucristo, en cada promesa que nos ha dado, pero ellas sin fe tan solo son simples enunciados. HOY el Señor nos recuerda que nos ha provisto de una medida de fe, ese es el inicio, partimos con una "dosis personal" de fe, pero con la ayuda del Espíritu de Dios debemos aumentarla, porque si con esta pequeña porción se pueden hacer grandes cosas, cómo sería si es de mayor tamaño, lo seguro es que con total convicción y certeza diríamos ¡SÍ PUEDO, claro que sí puedo!, y todo será  distinto, porque en Cristo Jesús, TODO ES POSIBLE, "Jesús les dijo: «Porque ustedes tienen muy poca fe. De cierto les digo, que si tuvieran fe como un grano de mostaza, le dirían a este monte: “Quítate de allí y vete a otro lugar”, y el monte les obedecería. ¡Nada sería imposible para ustedes!» (Mt 17:20)

El Señor nos insta a dar cada día pasos de fe que nos ayuden a creer y a confiar en que Sus planes son mejores que los nuestros y que todo lo que Él permite es para nuestro bien. Aunque no veamos cambios, debemos permanecer con fe y esperanza sabiendo que el Señor obrará en Su debido tiempo. Así que, ¡Dichosos!, los que saben que tienen un Dios que todo lo puede y que para Él no hay imposibles; ¡Dichosos!, los que viven para agradarle y darle honra a Dios; ¡Dichosos!, todos aquellos que sin ver han creído y confían fielmente, y ¡Dichosos!, nosotros, que vivimos para gozarnos en Su presencia y reconocemos que en Cristo Jesús está nuestra seguridad. Lánzate a los brazos de Papá, cree y confía, que Él que no te dejará caer.

"Aunque un ejército acampe contra mí, No temerá mi corazón; Aunque contra mí se levante guerra, Yo estaré confiado" (Sal 27:3)

Amado Señor, Soberano Rey, gracias te doy por permitir que mi corazón se llene de Tu Presencia, Hoy he decidido dar un paso más de fe y es el reconocer públicamente que Tu eres mi Salvador, que creo y confío en Ti, y que en Ti lo tengo todo. Confío que no nos dejarás abandonados y que por tu gracia seremos restaurados. Ayúdame a mantenerme firme y a no permitir que las dudas e influencia de otros afecte la maravillosa relación que tengo contigo. Tuy@ para siempre! En el nombre de Jesús. Amén.

A mi Amado Salvador, que cada día me muestra Su amor cuando mis ojos ven la luz del amanecer, sea la honra y la gloria. Amén


CANTO DE ESPERANZA
En la penumbra, un susurro,  
la brisa lleva su verdad,  
en cada lágrima y risas,  
un reflejo de su bondad.  

Miramos al cielo estrellado,  
la inmensidad nos hace soñar,  
cada estrella una promesa,  
en su luz, nos quiere guiar.  

En la lucha, en la esperanza,  
en el abismo y en el amor,  
creemos en Tí, oh Creador,  
con fe ardiente, sin temor.  

Las montañas se mueven, lo sabemos,  
los mares ceden a su voz,  
en el silencio de la noche,  
su palpitante corazón.  

Caminamos por senderos inciertos,  
la vida a veces es un pesar,  
pero en cada sombra oscura,  
su luz vuelve a brillar.  

Creemos verdaderamente en Dios,  
pues en la fe se renueva el alma,  
un lazo eterno y fuerte,  
que nos abraza, que nos calma.  

Juntos, en comunión sagrada,  
en el amor que nos transforma,  
creemos en su divina fuerza,  
en su paz que siempre nos conforma.  

Así, en un canto de esperanza,  
al cielo elevamos nuestra voz,  
creemos verdaderamente en Dios,  
nuestro refugio, nuestra razón. (Gracia)

*** Que el Espíritu de Dios le lleve cada día a dar pasos de fe que le hagan valorar a Jesús y Su obra de redención.


Dios te bendiga.

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