POR ENCIMA


Pero la gracia que él nos da es mayor. Por eso dice:
"Dios se opone a los soberbios, y da gracia a los humildes" (Sgo 4:6)

POR  ENCIMA

Josefa, la pequeña tortuga vanidosa, llevaba días encerrada en su cueva, una enfermedad la estaba consumiendo y sus amigas lo desconocían. Ese invierno fue el más difícil, sin comida ni calor se sentía aún más agobiada. Reprimía sus lamentos, y su quejido se ahogaba con el ruido de la lluvia. Siempre fue la más hermosa, fuerte y talentosa, razón que la llevó a callar para que nadie se diera cuenta de su condición. Cuando alguien pasaba por su puerta y la saludaba, ella decía: - "¡Estoy bien, nada me falta!". Pasaron los días hasta que sus vecinos preocupados por su ausencia decidieron ir a su casa. Llevaban alimentos y pequeños trozos de leña como presente. Tocaron con insistencia, pero nadie abrió, por lo que entraron sorprendiéndose al ver a la talentosa Josefa consumida en la esterilidad de su cueva lúgubre y fría. De vida carecía, "porque todo lo tenía", y ayuda era lo menos que requería. Murió de frío en su alma por no reconocer que la humildad es la condición más sublime de todo ser, y el orgullo es más fuerte que la razón, hincha el alma y al final la deja en desolación. (Gracia-Historias y Fragmentos DEL CIELO)

«Estoy contra ti, arrogante»,
declara el Señor, Dios de los ejércitos, 
«Porque ha llegado tu día, La hora en que te castigaré.

Santiago, hermano de Jesús, nos presenta una carta transparente y práctica en la que describe abiertamente las conductas erróneas, aquellas que no son aprobadas por el Señor. Escrita para un pueblo que estaba en dispersión, perseguido y atemorizado, propenso a caer en tentación. Puede interpretarse como un código de conducta enfocado en la persona y su relación con su entorno. Allí nos exhorta a llevar una vida coherente con la fe que se profesa, en donde el carácter sea formado a través de las verdades que nos heredó Jesús. "Ustedes deben cambiar completamente su manera de pensar, y ser honestos y santos de verdad, como corresponde a personas que Dios ha vuelto a crear, para ser como él" (Ef 4:24)

La carta toca temas cotidianos que llevan a evidenciar si hay fe genuina en los creyentes. Muchos pueden decir que son cristianos o creyentes, pero ¿en qué medida lo son y con qué argumentos soportan tal afirmación?, "Examínense para saber si su fe es genuina. Pruébense a sí mismos. Sin duda saben que Jesucristo está entre ustedes; de no ser así, ustedes han reprobado el examen de la fe genuina" (2 Cor 13:5 ntv)

"Hace unos días me encontré un conocido, después de saludarnos me contó algo de su vida, que para nada debería ser expuesta. En un punto, y ya sin deseos de oír, le interrumpí el relato y le hice la pregunta, ¿Conoces a Jesús?, y dijo con orgullo:  - ¡Claro!, si yo asisto a una iglesia cristiana. - ¡Ah, ya! Entonces le dije: ¿Conoces este pasaje? "De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron, he aquí todas son hechas nuevas" (2 Cor 5:17). Sorprendente, dijo: - ¡Claro que sí!, lo que sucede es que yo tengo una acuerdo particular con Jesús, donde Él me acepta como soy y yo le sigo, sino no continúo.

En el capítulo 4, Santiago señala el peligro de caer en la seducción del mundo, "¿No sabéis que la amistad con el mundo es enemistad contra Dios?" (Sgo 4:4b), hasta el punto de llegar a despreciar o no darle la real importancia al mensaje de salvación. Un corazón soberbio no tiene lugar para Jesús, y un corazón orgulloso no se rinde por completo a Dios, por ende Su Palabra es una violación a su ego, "Acaso piensan que las Escrituras no significan nada? (V5).

La soberbia vine del latín "superbus", donde el prefijo "super" significa "POR ENCIMA" y el sufijo "bus" sería (ser, estar, crecer). Considerada como orgullo, arrogancia, y se asocia con la autosuficiencia o sobrevaloración del yo, “Seis cosas aborrece Jehová, y aun siete abomina su alma: los ojos altivos...” (Pv 6:16-17a). Eun pecado con el que batallan muchos, pero que en su mayoría pasa desapercibido, el cual se camufla de manera sutil en la persona hasta el punto de hacerlo parte de sí, "Los malvados son demasiado orgullosos para buscar a Dios;  parece que piensan que Dios está muerto" (Sal 119:30)

El orgullo, el egoísmo y la autosuficiencia son actitudes simbióticas en donde cada una hace lo suyo, dando como resultado un espíritu soberbio, con ínfulas de poder y de vencer todo lo que se le presente sin la ayuda de nadie. En este punto la persona está cegada espiritualmente, no siente la necesidad de Dios, pero también puede suceder que es un creyente practicante, pero lo hace según sus reglas, donde la fe está siendo condicionada con los deseos y principios humanos, es decir, impera la voluntad personal, pero se declara creyente, quizá de sí mismo, "Dios se opone a los orgullosos" (V6)

La persona con un espíritu soberbio cree siempre tener la razón, piensa que no necesita ayuda o le resulta difícil pedirla; Su forma de ver y abordar las cosas es única y válida, y ante sugerencias o llamados de atención no hay receptividad ni empatía porque se está violando su código de ética y valores que ella misma ha creado y establecido, los cuales  son soportadas en la confianza exclusiva en sí mismo y en algunos casos en cosas sin fundamento. "Dios resiste a los soberbios", los rechaza, porque con su actitud pretenden estar POR ENCIMA de Él y de los demás, quieren mantener el control y su voluntad prima por encima de cualquier otra. Es difícil que acepte los errores, por tal razón la verdad de Cristo no encaja en su forma de pensar, viola su autonomía y aparente libertad. "La soberbia precede al fracaso; la arrogancia anticipa la caída" (Pv 16:18) 

Sin embargo, vale explicar que pueden haber situaciones que nos pueden causar orgullo o satisfacción y que engrandecen nuestro corazón, como los logros de las personas que estimamos, porque sabemos su trayectoria de crecimiento y los obstáculos que enfrentó, "Tienen toda mi confianza, y estoy muy orgulloso de ustedes. Me han alentado en gran manera y me han hecho feliz a pesar de todas nuestras dificultades" (2Cor 7:4). Como también, si nuestro conocimiento, habilidades, sabiduría han sido de influencia para otros de manera significativa, o nos han sacado en victoria en muchas situaciones, "Cada uno debe examinar su conducta; y si tiene algo de qué sentirse orgulloso, que no se compare con nadie"(Gál 6:4); o cuando tomamos decisiones trascendentales para nuestra vida, "Escogí el camino de la verdad; he puesto tus juicios delante de mí" (Sal 119.30) 

"Pero da gracia a los humildes" (V6b)

"Así que humíllense delante de Dios. Resistan al diablo, y él huirá de ustedes" (V7), Hoy el Señor nos recuerda que Él  da gracia, o sea, nos escoge para bendecirnos con su perdón, salvación a través de la fe en Jesucristo, quien es la máxima expresión de humildad. Podemos tener acceso a Su misericordia y bondad, a pesar de ser inmerecedores por nuestro pecado. "Da gracia", un regalo que recibimos, porque así lo dispuso Él. Esta promesa cobra vida y está al alcance nuestro cuando nos acercamos a Dios con un corazón humilde y arrepentido, deseosos de conocerle y amarle, y de hacer Su voluntad. Así caerá el ídolo que hemos erigido de nosotros mismos, para cederle el paso a Cristo Jesús, quien llega a darnos a conocer Su Verdad, la cual nos libera, sana y restaura, Su amor llenará nuestros corazones, llevándonos a comprender cada día más Su propósito para con nosotros, porque: "Todo aquel que cree en él, no será defraudado" (Rm 1o:11)

"Acérquense a Dios, y Dios se acercará a ustedes" (V8a), humillarnos ante la presencia de nuestro Soberano Salvador es el acto humano que espera Dios de sus hijos, porque es ahí donde reconocemos lo necesitados que estamos de Él, y cuán indefensos y vulnerables nos hacemos al estar fuera de Su cobertura. La soberbia es reconocida en los fariseos que negaron y rechazaron al Mesías por no desprenderse de sus creencias y costumbres, y fue por intermedio del orgullo que su entendimiento se nubló. Pero el Señor desea que crezca en nuestros corazones un espíritu humilde, sensible a Su voz,  para ello debe quitar toda raíz de arrogancia y enaltecimiento, autosuficiencia y vanagloria, "Y os daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de vosotros; ..." (Ez 36:26), así comprenderemos lo alto y Sublime que es nuestro Dios, y que Su Grandeza y poder son incomparables, como también, reconoceremos que lo que somos y tenemos, proviene de Él, y que todo cuanto existe está bajo su control. ¿A dónde podría alejarme de tu espíritu? ¿A dónde podría huir de tu presencia? (Sal 139.7)

"Humíllense delante del Señor, y Él los levantará con honor" (Sg 4:10)

*** Amado Señor, Gracias te doy por enseñarme Tu Verdad, que me guían y llevan hacia Tu conocimiento. Te pido que Tu Espíritu sea quien revele lo que alberga mi corazón que no te agrada,  que me muestre si mi alma se ha dejado contaminar de los destellos del mundo y si vivo para agradarme a mi mismo y a otros. Porque, Solo Tú eres Dios, Rey Eterno, eres digno de adoración y honra; Solo en ti encuentro paz, solo contigo quiero estar, eres el reposo mi alma. Que Tu Presencia sea la que me baste para caminar por la vida, y tu brazo sea donde me pueda sostener cuando las tormentas lleguen, Tú eres todo lo que necesito. Te amo Señor. En el nombre de Jesús. Amén.  

"Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos" (Mt 5:3)

A mi Eterno Salvador, que cada día limpia mi alma con Su amor, sea la honra y gloria por siempre. Amén.


VANIDAD DEL ALMA
Orgullo en el corazón, vanidad en el alma
buscando reconocimiento y fama,
pero Jesús te llama con amor y calma,
recordándote que la verdadera grandeza no se reclama.

En el silencio, en la humildad,
en el servicio y en la bondad,
Jesús enseña la verdadera libertad,
caminando siempre con amor y verdad.

Deja atrás tu orgullo, tu vanidad,
 abraza la sencillez y la humildad,
siente la paz que solo Cristo puede brindar,
y en su amor eterno podrás descansar.

Que el orgullo se disipe como niebla al amanecer, 
que Jesús sea tu guía, tu fortaleza, tu pilar,
y así en su paz eterna puedes florecer,
siguiendo sus pasos con gratitud y paz sin cesar. (Gracia)

Dios te bendiga.

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