MISIÓN RESCATE


"Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido" (Lc 19.10)

MISIÓN  RESCATE

El tiempo que puede durar una persona bajo escombros, intentando sobrevivir a un desastre natural, es relativo. Hay diversos factores que influyen en su lucha por la supervivencia y ayudan a que sea rescatado con vida. Algunos pueden estar relacionados con el estado físico, salud en general, estado emocional, edad y conocimiento previo sobre la situación. Estos eventos suscitan momentos donde se pierde toda esperanza cuando el temor se agudiza y la condición física se ve gravemente afectada.

Tenemos algunos casos de supervivencia que superan las expectativas y todas las probabilidades esperadas de vida. Un caso puntual es México, terremoto de 1985. Fuera de todo pronóstico, después de una semana del siniestro, cuando solo buscaban cadáveres, los rescatistas escuchan sonidos bajo los escombros. Después de arañar, quitar para abrir camino, el lloriqueo de un bebé  los sorprende. Con desesperación llegaron al lugar, hallando no solo uno, sino 14 recién nacidos aún con vida. Esperaban una nueva oportunidad, un nuevo aire de vida de aquellos que con paciencia esperaron en medio de la nada, una vida qué rescatar. "Él dio su vida como rescate por todos. Este es el mensaje que Dios, a su debido tiempo, dio a conocer al mundo" (1 Tim 2.6)

Cuando se trata de rescate, lo primero que se viene a la mente es el pago por algo que necesita ser recuperado, ya sea una persona cautiva, cosas u animales extraviados. Estos conceptos revelan verdades a nivel terrenal, pero desde las Escrituras Dios revela verdades que muchas veces no vemos y que desea que descubramos, para esto debemos enfocarnos en su estudio y conocimiento de Su Palabra, así como en hacerla realidad en nuestra vida. Vivir la Palabra significa confiar en Dios y estar dispuestos a mostrar a otros la grandeza del Dios a quien le entregamos la vida. "Dame entendimiento y obedeceré tus enseñanzas; las pondré en práctica con todo mi corazón" (Sal 119.34)

En el libro de Levítico leemos sobre los decretos del rescate. Como también puede verse una luz que se abre camino, es la luz del gran rescate enviado por Dios. La luz mesiánica que vendría mucho tiempo después a buscar lo que se había perdido, a salvar lo dado por muerto, a recuperar lo que no tenía esperanza. Él vino a salvar a la humanidad, a nosotros. El capítulo 25 menciona el rescate del necesitado, del que se le quitó todo y, por tanto, son sus parientes más cercanos quienes lo auxiliaran. "Cuando tu hermano empobreciere, y vendiere algo de su posesión, entonces su pariente más próximo vendrá y rescatará lo que su hermano hubiera vendido" (Lev 25:25) Lev 25

Cuando los problemas nos acorralan, y en medio de la incertidumbre nos sentimos solos, vacíos y a la deriva, debemos recordar que se nos ha dado un Pariente cercano, que vino a rescatarnos. Se entregó sin culpa alguna, para salvarnos. Él es el Mesías, El Rescatista Supremo, nuestro hermano y amigo, que llegó para tendernos su mano y sacarnos de la oscuridad y llevarnos a Su luz admirable. Cristo es quien nos da esperanza y viene a cambiar una vida carente de sentido. Es Cristo el propósito de nuestra vida, sin Él los escombros serán el hábitat constante en nuestra vida; sin Él viviremos esperando siempre un rescate permanente, que nos haga vivir confiados.

"Jesús contestó: —Les digo la verdad, todo el que comete pecado es esclavo del pecado". (Jn 8,34)

El rescate más extraordinario ocurrido a través de todos los tiempos sucedió en una cruz. Una gran victoria en un madero y un gran regalo, la salvación. 

"Perfecta gracia divina, que aún deleitándonos en el pecado, y sin desear una enmienda, viniste Tú, Salvador Perfecto, a rescatar nuestra alma de las profundidades del Seol. Con tu sangre construiste un camino para llevarnos hacia Ti, nos llevas a reposar en la dulzura de Tu Verdad. Luchaste con nuestros enemigos, sin abrir Tu boca, para hacernos Tus amigos y hermanos desde hoy y para siempre." (Gracia) "A quién tengo en el cielo sino a ti?   Si estoy contigo, ya nada quiero en la tierra" (Sal 73.25)


El Señor nos abraza con amor eterno, nos cobija con Su manto de bondad y nos lleva a una nueva vida a todo aquel que en Él crea y lo confiese con su boca y con sus actos, "QUE SI CONFESARE CON TU BOCA QUE JESÚS ES EL SEÑOR, Y CREYERES EN TU CORAZÓN QUE DIOS LE LEVANTÓ DE LOS MUERTOS, SERÁS SALVO" (Rom 10.9). La muerte de Cristo nos trae una nueva oportunidad para empezar de nuevo, nos abre el camino para llegar al Padre. Redimidos, salvos y fieles a las enseñanzas de Cristo, haciendo Su voluntad y trabajando fuertemente en Su Reino es lo que permitirá lograr el plan que Dios estableció para nuestras vidas. "Id, y haced descípulos a todas las naciones..." (Mt 28.19)

Y este ser salvos no es para satisfacer nuestras necesidades económicas, físicas o materiales. Muchas veces se cree que seremos salvos de las circunstancias diarias y con esa idea caminamos con el Señor. Que al decir "SI ACEPTO" como por arte de magia los problemas se acaban. Esto obedece a que se ha dado una idea tergiversada de salvación, entonces el ser humano que vive aparentemente "bien" ante la pregunta ¿Quieres salvo?, la ignora puesto que desde su perspectiva está bien y no necesita nada ni la ayuda de nadie. Pero, todos necesitamos ser rescatados, salvos del pecado, de infringir la ley de Dios constantemente (Jn 3.4), lo cual amerita una pena en caso de no pagarse el rescate, "la paga del pecado es muerte" (Rm 6.23)

Ahora, después de ser salvado por Cristo, el hombre entrará en el proceso de transformación desde adentro, desde lo más profundo de su corazón, será llevado paso a paso, y guiado por la luz de Cristo hacia el conocimiento de Su Verdad que liberará su alma, incluso de aquello que él no conocía ni había identificado que le estaba causando daño a su vida espiritual por ende terrenal.

Y es que la vida terrenal deforma pero la Palabra de Dios transforma, cuando la Presencia de Dios es una constante en la vida. "a fin de que el hombre sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra" (2Tm 3.16). Dios desea transformarnos para usarnos en Su reino, nos prepara para Su servicio y para ser instrumento de salvación de otrosEl simple acto de negar o rechazar a Cristo trae un telón de fondo de cautividad que necesita liberación y restauración. Porque Él dice: "En oportuno te escuche; en el día de salvación te ayudé". Y éste es el momento oportuno; ESTE ES DÍA DE SALVACIÓN. (2 Cor 6.2)

Este es el día donde la libertad se nos fue dada por intermedio de Jesús. Su muerte es el pago de un rescate del cielo por la libertad de nuestras almas atrapadas en el pecado, el cual se originó por la desobediencia de Adán y Eva. Nacemos con esta carga que debe ser pagada a lo largo de las generaciones, y Jesús fue el cordero sacrificado con este propósito. Él vino a darnos un nuevo nacimiento, en espíritu y verdad. "Esclavos del pecado", libres en Cristo. Un costo muy alto para salvar a una persona no calificada, pero que la gracia, amor y bondad de Dios nos elige sin importar nuestras transgresiones. Sublime gracia divina que nos bendice enviando a Su Hijo para rescatarnos. "Antes ustedes estaban muertos a causa de su desobediencia y sus muchos pecados" (Ef  2.1)

A veces queremos agradar a Dios y obedecerlo según nuestra normas y principios terrenales. Se hacen cosas intentando hallar la salvación a través de ellas. Se siguen personas creyendo que a través de ellas alcanzaremos la salvación,  pero las Escrituras son muy claras, "...hay un SOLO  DIOS y UN MEDIADOR entre Dios y los hombres, JESUCRISTO HOMBRE" (1Tim 2.5). Lo que hace que Dios nos acepte no es lo que hacemos o dejamos de hacer, sino por Su gracia es que nos da lo que no merecemos. El regalo Perfecto de Dios para los pecadores, para sus infieles hijos. "y nos salvó. Pero no lo hizo porque nosotros hubiéramos hecho algo bueno, sino porque nos ama y quiso ayudarnos. Por medio del poder del Espíritu Santo nos salvó, nos purificó de todos nuestros pecados, y nos dio nueva vida. ¡Fue como si hubiéramos nacido de nuevo! (Tito 3.5 TLA)

"Se dio a sí mismo por el rescate de todos" (1 Tim 2.6). La salvación es universal, no está sectorizada y no solo para aquellos que llevan una vida aparentemente sin pecado. Ni pecados veniales ni mortales como nos hacen creer, pecado es pecado y una violación a la ley de Dios, lo que demuestra que no estamos interesados en caminar en obediencia a Cristo. ¿Por que el pecado es malo? La respuesta es clara; No es malo, es tan mal acto de rebelión porque menosprecia el sacrificio de Cristo. Su muerte se convierte en modelo religioso y pierde el carácter sustitutivo, la entrega absoluta y desinteresada de Cristo por cada uno de nosotros, y al final se pierde en el costumbrismo, legalismo y espíritu religioso. "¡En ningún otro hay salvación! Dios no ha dado ningún otro nombre bajo el cielo, mediante el cual podamos ser salvos. (Hch 4.12 NTV)

HOY, el Señor viene a aliviar nuestra carga, a darnos una nueva oportunidad. Él vino a rescatarnos de las ideologías que obstaculizan nuestro caminar con Cristo; Él vino a salvarnos de las profundidades de los escombros e inmundicia que el pecado trae a nuestras vidas. Nos muestra un camino nuevo, el cual fue allanado por Él en el Monte Calvario. Solo en Jesús hay Salvación, y Él sufrió mucho por ti y por mí, aunque no lo merecía. Una MISIÓN RESCATE, basada en el amor y la gracia de Dios.

En Cristo no se sobrevive, se tiene una verdadera vida nueva, restaurada por el poder de Su Espíritu.  Jesucristo, ha sido y será el Único Salvador disponible para todo ser humano. Él lo dijo, "Yo soy el camino, y la verdad, y la vida;...", ni en personas, ni doctrinas mundanas ni cosas saciará nuestra alma sedienta de Dios, "...nadie puede ir al Padre si no es por medio de mí" (Jn 14.6)

Sin excepción necesitamos ser rescatados, "«No hay ni un solo justo,.." (Rm 3.9-31), pero no todos escuchan la voz de Dios que llama continuamente, decidiendo así permanecer bajo los escombros, acomodados y deleitándose en las ruinas. Luchando en sus propias fuerzas se niegan a ser salvados. Rechazan la MISIÓN DE RESCATE que viene del cielo, y pasan por alto Su mensaje de salvación haciéndose apostatas de la fe. "Y así es como Dios juzga: yo he venido al mundo, y soy la luz que brilla en la oscuridad, pero como la gente hacía lo malo prefirió más la oscuridad que la luz" (Jn 3.19)

El Dios perfecto tomó apariencia humana para limpiar la imperfección del mundo. "Dios tomó a Cristo, que no tenía pecado, y puso sobre él nuestros pecados, para declararnos justos por medio de Cristo" (2 Cor 5.21). Un rescate inmerecido, pero que Cristo aceptó por amor hacia nosotros. Sin decir palabra, sin quejarse, sin abrir la boca, camino en silencio hacia el lugar de ejecución, donde entregaría Su vida por nosotros. Entonces, ante tal acto de amor, no nos queda más que decir: Gracias, Señor, porque llegaste a salvar nuestra alma, perdida en las tinieblas de la vida sin Ti. Sin merecerlo nos amaste, hasta la muerte de cruz. HOY con total convicción, diré: ¡SÍ, ACEPTO! Tu MISIÓN RESCATE. A partir de hoy caminaré contigo por el valle de la vida, hasta el triunfal encuentro con nuestro Padre Celestial. "«Hoy ha venido la salvación a esta casa», le dijo Jesús,..." (Lc 19.9)

*** Amado, Señor, Dios eterno, HOY te abro las puertas de mi corazón, te pido que entres a mi vida y te acepto como mi Señor y Salvador. Perdona todos mis pecados, me arrepiento de ellos y prometo dejarlos atrás.  Creo en mi corazón que tú enviaste a tu Hijo Jesús a la tierra  para morir por mí en la cruz, aunque no merecía ser rescatad@, tu gracia me salvó. Ayúdame a hacer tu voluntad cada día y a reconocerte en todo lo que haga. Te pido que escribas mi nombre en el libro de la vida, para cuando tú me llames yo pueda responder: ¡Heme aquí! Salvador de mi alma. Te doy gracias en el nombre de Jesús. Amén

"murió por todos para que los que viven ya no vivan más para sí, sino para Aquel que murió y resucito por ellos" (2 Cor 5.15)

A mí Amado Salvador, quien no dudó en venir a rescatarme de la oscuridad en que vivía, Sea la gloria y la honra por siempre. Amén.

"Si tu gracia no me hubiera alcanzado, podría contarme como muerto que aún respira ” (Gracia)


*** Que el Espíritu de Dios le ayude a hacer de la oración para aceptar a Jesús una guía que le llevará a tener un encuentro personal con Cristo y a ser testimonio de Su Salvación.


"Le dijo Jesús: 
Yo soy la resurrección y la vida; 
el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. (Jn 8.34)

Dios te bendiga.

Comentarios

Entradas populares de este blog

EN FALSO

BORRÓN Y CUENTA NUEVA

EN BLANCO