OJOS VIGILANTES


En una visión durante la noche, vi a un hombre montado en un caballo rojo que estaba entre unos arrayanes en un pequeño valle. Detrás de él había jinetes en caballos rojos, marrones y blanco. 
(Zac 1.8)

OJOS VIGILANTES

La vigilancia desde el aire fue utilizada desde 1936, cuando se construyó la "abeja reina" (Queen bee), uno de los primeros aparato para monitorear desde los cielos. Este era un radio-avión manipulado a distancia por un operador. Algunos de estos vehículos aparecieron por primera vez durante la primera guerra mundial, usados para controlar desde el aire y como bombas dirigidas hacia el enemigo. Los D.R.O.N.E.S,  (Dynamic Remotely Operated Navigation Equipment), Equipo de Navegación Dinámica Operado a Distancia, fueron perfeccionados durante el período de industrialización. Este vehículo aéreo no tripulado puede desplazarse rápidamente, superando obstáculos y recogiendo información útil para lo que fue creado. Algunos  cuentan con cámaras, sensores y radares para ubicación, haciendo de ellos equipos muy útiles en la vigilancia desde las alturas, como también en la recolección de información en el contexto de la investigación u otros campos.

El Señor observa desde el cielo
    y ve a toda la humanidad;
14 
él contempla desde su morada
a todos los habitantes de la tierra. (Sal 33.13)

"Vi de noche", es evidente que el profeta Zacarías, no estaba dormido, por lo tanto no fueron sueños sino visiones que Dios le revelaba como mensajes para su pueblo. Este pasaje nos permite ver que cuando Dios se revela a nuestra vida es porque estamos despiertos, con el pensamiento y los sentidos en alerta. Sin ningún tipo de interferencia que haga declinar Su revelación. Dios se revela de muchas maneras, la principal es a través de Su Hijo Jesucristo. Su vida, sus obras y todo cuanto dijo e hizo es Dios mismo mostrándose a  su pueblo. Como también en Su Palabra y a través de Su Santo Espíritu. En la alabanza y la adoración, cuando su pueblo le da honor a Su nombre, Dios se manifiesta y se acerca a su pueblo. "Pero tú eres santo y te sientas en tu trono; habitas en la alabanza de Israel." (Sal  22.3)
En la primera visión de Zacarías ¿Qué vio?, "...un hombre montado en un caballo rojo que estaba entre unos arrayanes en un pequeño valle." (V8) Si nos ubicamos en el contexto de este pasaje, veremos la misericordia y bondad de Dios para con un pueblo desobediente, que quería hacer su voluntad, y que ante el más mínimo obstáculo desistía y volvía atrás. El Señor, por intermedio del profeta Zacarías los llama al orden, a que tomarán decisiones radicales y dejarán de vagar en el acomodamiento y el pecado. "...Volveos a mí, dice Jehová de los Ejércitos, y yo me volveré a vosotros,..." (Zc 1.3). Estaban siendo llamados al arrepentimiento, a que regresaran a Su camino,  pero el pueblo cegado y atemorizado se volvió conformista, sin interés y negligente. 

«¿Por qué viven ustedes en casas lujosas mientras mi casa permanece en ruinas?» (Hag 1.4). Después del exilio, el pueblo había vivido en Jerusalén cerca de 20 años (538 aC), y aún no habían reconstruido el templo, continuaba en ruinas. Tal fracaso les había traído los problemas actuales. "Pero ustedes buscan mucho y hallan poco; y lo que llevan a casa, de un soplo yo lo hago desaparecer. ¿Por qué?, dice el SEÑOR de los Ejércitos. Porque mi casa está en ruinas, mientras que cada uno de ustedes se ocupa de su propia casa." (Hag 1.9)

El Señor había dado la orden de reconstruir, pero la obra fue detenida por el ataque del enemigo, "Pero el pueblo de la tierra intimidó al pueblo de Judá, y lo atemorizó para que no edificara"(Es 4.4). El pueblo dejó su trabajo por la frustración de estar inhabilitado, y  entraron en desobediencia a Dios. Paulatinamente se fue llenando de desidia y desaliento.  Aún así, en medio de la oscuridad de la noche, y en medio del valle sombrío, que representa la situación de este pueblo, sin esperanza y sumido en la devastación, en soledad, creyendo que Dios los había abandonado, un Varón recorría y vigilaba a un pueblo agobiado por la opresión del enemigo, un pueblo que era víctima de sus propias decisiones. "...Así ha dicho el Señor de los ejércitos: Vuélvanse a mí, y yo me volveré a ustedes...” (Zac 1.3)

Los israelitas vivían un momento comparable a nuestros días, "...Hemos estado recorriendo la tierra y el mundo entero está en paz" (V11). LOS OJOS VIGILANTES de Dios recorren cada rincón de la tierra, de esta manera se percata de la paz aparente en la que vive el ser humano. Buscando todos los métodos, medios terrenales posibles y doctrinas para encontrar tan anhelada paz. Fuera de los caminos de Dios, hace de la fe un camino de autosuperación, "La fe de un no creyente es autodirigida, mientras que la fe de un creyente es dirigida por Dios. (Dr Stanley)


De esta manera, poco a poco el ser humano se hace enemigo de Dios, al rechazar a Su Hijo y Su mensaje o lo manipula para lograr sus fines egoístas. Orientado por sus decisiones y la resistencia a obedecer y a hacer la voluntad de Dios se abre paso al "valle de muerte"; "entre los arrayanes" acorralado y asediado por el enemigo. En una aparente tranquilidad, en un contentamiento figurativo, en una paz fortuita su vida transcurre sin el mínimo deseo de encajar en los planes de Dios. Aparentemente está bien, y dice "¡estoy bien!", porque sacia sus apetencias, los deseos de su carne, que no es tan solo el área sexual. Esta pasiva resignación lo mantiene cada día más alejado de Dios y de Su propósito para con él.

»Entonces el ángel del Señor respondió: “Señor de los ejércitos, ¿hasta cuándo vas a negarles tu compasión a Jerusalén y a las ciudades de Judá? ¡Ya has estado airado con ellas durante setenta años!” (V12)

"¿hasta cuándo?" El Ángel de Jehová, Un Varón, Jesús, llega para interceder por su pueblo, Jerusalén y Judá, y por nosotros. Los Planes de Dios siempre han sido dirigidos a la redención de sus hijos, a la salvación de sus almas, a darles “...planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza" (Jer 29.11). El cuidado y amor que el Señor tiene con su pueblo lo hace airarse contra las naciones que lo atacaron con violencia, más de lo que Él había planeado, como castigo para su pueblo, Zac 1.15

Sin embargo, el ser humano, desea obedecer a su manera a Dios, se sensibiliza o conmueve ante Su Palabra, pero en su intento humano la recibe y la lleva a habitar en las emociones, más no llega al corazón. Es la razón del llamado a reconstruir el templo, y no era un capricho de Dios, este es Su anhelo desde siempre, la reconstrucción de sus vidas. La situación del "templo", las ruinas y escombros refleja la vida del ser humano en total abandono por la negligencia. Pero, así como a este pueblo, Dios viene HOY, a darnos una nueva oportunidad, un empezar de nuevo, y para esta misión envía a Su Hijo y nos deja un Ayudador, Su Santo Espíritu. "Reconstruir" "levantar" "ordenar" "reparar", son acciones que se deben priorizar en nuestra vida, al ser templos sagrados de Dios, y en las manos de Cristo Jesús está la reconstrucción de nuestra vida.

Porque nosotros somos templo del Dios viviente. Como él ha dicho: «Viviré con ellos y caminaré entre ellos. Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo» (2Cor 6.1b) 

La vigilancia permanente del Señor, lo hace conocedor de nuestra manera vana de vivir y por ende, nos llama al arrepentimiento, a la sujeción y a la obediencia. Pero, el ser humano haciendo uso de sus decisiones imperfectas no acata la voluntad de Dios, ignora Su voz que llega a través de Su Santo Espíritu, sin pensar en las consecuencias. Dios es justo,  en la forma como trata a su creación, más no muestra ninguna parcialidad al aplicar su justicia. "Esperaban cosechas abundantes, pero fueron pobres; ... (Hg 1.9-10)

Los israelitas sumidos en la desorientación se dedicaron a otras cosas, desobedeciendo el mandato de Dios. Se centraron en sí mismo, a embellecer el exterior, mientras el interior estaba en ruinas y lleno de escombros. Este habitar constante en medio de las ruinas, en ruinas nos deja, ya que nos hace acomodarnos y asociarnos con los enemigos de Dios. Se aprende a vivir de la forma como viven otros, haciéndonos sus huéspedes, y viviendo a sus expensas, las cuales son poco benéficas para nuestra vida espiritual. "¿No se dan cuenta de que su cuerpo es el templo del Espíritu Santo, quien vive en ustedes y les fue dado por Dios? Ustedes no se pertenecen a sí mismos," (1Cor 6-19-20)

Debemos recordar que Dios siempre tiene planes más grandes que los nuestros, y estos vienen desde mucho atrás. Como cadena, cada eslabón empata perfectamente con el siguiente, hacen sinergia trayendo revelaciones sorprendentes. Su plan estaba diseñado para la redención final, por intermedio de Jesucristo. Basta ver, el significado de Zacarías, "Jehová recuerda"; como el de su padre Berequía, "Jehová bendice"; y el de su abuelo Iddo "Su tiempo"Si concatenamos estos significados, podemos entender lo que Dios desea decirnos hoy, como lo hizo con su pueblo, para darnos  esperanza, "Jehová recuerda bendecir a su tiempo"

Es tan real, como la claridad de un nuevo día, Dios está presente en todo momento. Él bendice a su tiempo  y de acuerdo a Su voluntad, como también cuida de sus hijos con total pasión, esto debe ser alentador para todo aquel que ha depositado Su confianza en Él. Sus OJOS VIGILANTES recorren y monitorean toda la tierra buscando a sus hijos. Nuestro "Dron" celestial cuida de Su creación. El celo por sus hijos hace que se mueva intensamente y vigile cada paso que dan.

El Señor, viene "sobre un caballo alazán", rojo como Su Sangre, y en su recorrido por la tierra ve a sus hijos habitando "en valle de muerte", entonces envía a Su Hijo, Jesús, nuestro intercesor, a derramar su sangre por toda la humanidad. Que no se nos olvide, que el tamaño del amor de Jesús es tan grande que abrazó su muerte pensando en nosotros; Murió con tu nombre y el mío en sus labios, por eso HOY nos dice, "... «Con amor eterno te he amado y por eso te sigo mostrando mi fiel amor" (Jr.3.13b)

*** Gracias, Grandioso Señor, Hoy me permites reconocer que tus tiempos y acciones son perfectas. Llegaste en el momento propicio, después de preparar mi alma en el desierto para nuestro gran encuentro. Con paciencia y bondad vigilas nuestros pasos, caminas en silencio en espera de  nuestra decisión. Ahora sé, soberano Señor, que somos elegidos por gracia, por que te plació hacerlo, para llevarnos a lugares inimaginables, después de limpiar y reconstruir las ruinas de tu "santo templo", nosotros. Gracias, amado Rey, porque a través de tu dolor mi ser fue limpio, a través de tu sacrifico viva soy, y por tu amor me diste vida nueva. Ayúdame, Guerrero de los Ejércitos Celestiales, a ser fiel a ti, a no apartarme de Tu Presencia y a escuchar tu voz cuando las voces del enemigo quieran llevarme al "valle de muerte". Te lo pido en el nombre de Jesús. Amén.

 "¡Levántate y resplandece que tu luz ha llegado! ¡La gloria del Señor brilla sobre ti!" (Is 60.1)

"Al Señor de los Ejércitos Celestiales, quien vigila mis pasos desde siempre, sea la honra y gloria por siempre. Amén

ALABANZA: "LLEGASTE A MÍ"
"Tu amor me encontró, cuando recorrías la tierra buscándome" (Gracia)

* Que el Espíritu de Dios te permita reconocer los pasos de Dios cuando viene a tu encuentro.
 
El SEÑOR guardará tu salida y tu entrada
 desde ahora y para siempre. Sal 121.8

Dios te bendiga


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