OASIS DE LA VIDA


OASIS DE LA VIDA

"Mi hoja es hermosa,
ella guarda la luna y el sol.
Los árboles también guardan,
el alma de Dios" (Grado 2o. 7años).

Desde hace algún tiempo se ha venido incrementando el convencimiento de que los ambientes naturales proporcionan beneficios en la salud de las personas. A los padres con bebés se les incentiva a la práctica del juego con arena en lugares abiertos, donde el niño esté en contacto con la naturaleza, de esta manera los niveles de ansiedad disminuyen. La exposición de niños y adultos a la fuente de vitamina D, el sol, proporciona grandes beneficios para la salud, así como el aire y la percepción del espacio abierto hacen que el estado de ánimo mejore. Esta es la razón para hacer de las caminatas o prácticas aeróbicas, en lugares donde la naturaleza esté presente, parte de nuestra agenda diaria. "Luego dijo Dios: «¡Que haya vegetación sobre la tierra; que ésta produzca hierbas que den semilla y árboles que den fruto con semilla, todos según su especie!». Y así sucedió" (Gén 1.11)

Asimismo, si existe la posibilidad de desarrollar las actividades escolares de los niños en el exterior, ya sea patio, jardín o fuera del aula de clases, sería una práctica enriquecedora en el proceso de aprendizaje. El entorno natural les ayudará a mantener la calma y a estar abiertos a la recepción de información. Además, el contacto con la naturaleza, el explorar cada rincón de la maravillas creadas para nosotros, despertará en él agradecimiento por Aquel que no fue escaso para darnos un paraíso donde vivir. "Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos; ..."(Hch 17.28)

"En verdes prados me deja descansar;..."

Indudablemente el libro de los Salmos es uno de los más leídos, y es que allí el Señor nos deja ver la ternura, bondad y amor que hay en Su corazón. La sinfonía de palabras plasmada en en cada versículo, y la retórica lúcida que llega a nuestro corazón hace de ellos un refrigerio en nuestro caminar, como también nos pone en alerta y orienta cada paso que damos. "El Señor es mi fuerza y mi escudo;..." (Sal 118.8a)

En el Salmo 23 David nos muestra el amor protector de Dios, como nuestro Padre, pero a su vez nos enseña cómo debemos responder ante un Dios que desea el bien para sus hijos. Un Dios Creador que nos bendijo desde el comienzo de todos los tiempos, y que no se limitó al enviar a Su Hijo a salvarnos. "Prueben y vean que el Señor es bueno" (Sal 34.8) Degusten las maravillas que Dios da por medio de un encuentro personal con Él; Saboreen la compañía de Su precioso Hijo y escuchen lo que tiene para decirles, así verán, al correrse el velo de los sentidos espirituales, un despertar al conocimiento de Dios y podrán vivir las riquezas de sus bondades. 

Al asumir la posición como hijos del altísimo, seremos beneficiarios de las maravillas de su gracia. Esta posición se hace manifiesta cuando depositamos toda nuestra confianza en Él. Soltamos el control y el dominio de nuestra vida, y se la entregamos a Señor quien conoce muy bien lo que somos y hará lo que Él desee en nosotros, "Porque Yo sé los planes que tengo para ustedes -Dice el Señor-. Son planes para lo bueno y no para lo malo, para darles un futuro y una esperanza" (Jr 29.1) La confianza, fidelidad y entrega depositada en el Altísimo nos hará merecedores de sus valiosas riquezas celestiales y sus promesas serán cumplidas en nosotros, "Pero los que confían en el Señor renovarán sus fuerzas;..." (Is 43.2)

A veces el ser humano se acostumbra tanto a pedir y desear recibir, que desvirtúa la Grandeza de Dios al hacerla de poco alcance, sabiendo que Él tiene cosas mucho más grandes para darnos.  Esto sucede cuando empoderamos el ego al ponernos en el centro, y creer que Dios debe suplir todas nuestras demandas, porque así lo prometió o así nos lo han hecho creer, y no abandonamos la investidura de "buenos", "perfectos" y versados. Alimentamos el yo al no bajar la cabeza para rendirnos ante el Único Dios Soberano, Poderoso y Suficiente, dueño de todo cuanto existe, al ser el Creador del cielo y de la tierra, incluidos nosotros. Dios es dueño de toda la tierra y de todo lo que hay en ella; también es dueño del mundo y de todos sus habitantes. (Sal 24.1)

HOY, el Señor nos lleva a mirar desde la posición de "ovejas", y al Señor como nuestro Pastor. David se quita el vestido de pastor, de líder, de guía y conductor de su rebaño. Suelta el control para dárselo al Príncipe de los Pastores. Ya no piensa en sí mismo, cambia su jerarquía, se hace oveja, para recibir las atenciones que prodiga el Buen Pastor, Cristo. "Jehová es mi Pastor" (V1). David conoce la grandeza del amor de Dios, y desea experimentarlo en toda su plenitud, a sus pies, recibiendo sus cuidados y protección.

Es así que el Señor nos recuerda que no importa el tamaño de nuestras faltas o el poder que se tenga, si se está en la opulencia o se vive la adversidad, somos sus ovejas, que pastorean en sus verdes prados. Aunque a veces nos cautivan otros prados y salimos en busca de ellos, El Príncipe de los pastores va en busca de las ovejas descarriadas y las trae de regreso. Estamos bajo su cuidado porque nos ama.

Así como lo hizo David, el Señor Jesús se quitó su envestidura divina al asumir la de hombre, ya no como Rey, sino siervo por amor a la humanidad. Y en esta declaración David “Jehová es mi pastor”, afirma que el Eterno, al que existe por sí mismo, Jehová, es su plenitud y que suplirá todo, y este todo no es solo material sino traerá las riquezas celestiales a su vida. "Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús. (Fil 4.19)

Y este mismo ETERNO, el Señor de Señores, que regresará coronado de gloria, es quien nos dice que si confiamos plenamente en Su protección, cuidará de cada uno de nosotros; Proveerá todo lo que nos falte y restaurará nuestro cuerpo como el alma. Él, con Su aliento reparará y llenará cada espacio vacío y herido, formado durante el recorrido por la vida. 

Nada hay que Él no pueda alcanzar ni lograr. Con Su poder y amor romperá las murallas endurecidas en nuestros corazones que impiden el paso de Su Luz purificadora. Es el Señor, el Único que nos llevará "..lugares delicados pastos", y allí pastoreará a su rebaño, y "Me hará descansar;" Vendrá y  calmará la sed, alimentará a cada una de sus ovejas y las calmará con su dulce voz. Es allí donde nos juntará y rodeará con sus brazos nos protegerá. 

Jehová es el descanso, la paz y  la tranquilidad. Habitar en Su presencia es estar en el "OASIS DE LA VIDA", "En los verdes pastos de su corazón", donde podemos descansar. "Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, PORQUE TÚ ESTARÁS CONMIGO..."(v4). A veces las circunstancias nos agobien, las dificultades nos persigan y el sufrimiento se hace una constante, pero debemos tener en cuenta que el Señor nos prometió que "Confortará mi (nuestra) alma" (V3), Que nos daría reposo y que estaría con nosotros como Nuestro Pastor, esto nos debe mantener confiados y seguros, porque Su paz será la nuestra, y Su fortaleza será la nuestra. "...y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí;..." (Gál 2.20)

 "Me guiará por sendas de justicia por amor a Su nombre" (V3b) 

Tú, amado Pastor, Padre Protector, llenas de tranquilidad mi alma. Apacientas mi corazón y mis pensamientos. Dentro de la aridez que en algunos momento vivimos, como en la sequía de nuestros corazones y en la sofocante ansiedad que controla nuestra vida, Tú mi Buen Pastor, Rey de pastores, "Confortas mi alma" (V3) "Renueva mis fuerzas" y me llenas de tranquilidad y  abundante provisión. Tu Palabra es mi provisión, es el pan espiritual que saciará mi sed y calmara mi hambre de justicia y Verdad. "En verde prados" me fortalecerás para hacer frente a las inclemencias de la vida. "Aun cuando yo pase por el valle más oscuro no temeré, porque tú estás a mi lado" (V4a) En tus brazos me sostendrás y me llevarás "Junto a aguas de reposo" y "Me guiará". 

*** Gracias mi Buen Pastor, Tu Palabra es "Luz que alumbra mi camino" (Sal 119.105) y repara mis fuerzas cuando se han terminado. Tu presencia renueva mi alma y me hace vivir confid@. Enséñame, Amado Padre, a aprender a descansar en Tu presencia, a reconocer tus pasos, cuando el ensordecedor ruido del mundo quiere silenciarlos. Enséñame a reconocerte cuando vienes tiernamente a rescatarme para ponerme en un lugar seguro, junto a ti, Soberano Rey. Tú eres el OASIS DE MI VIDA, donde puedo descansar sumergid@ en los "verdes prados" de tu incondicional amor.

"Ciertamente tu bondad, y tu amor inagotable me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa del Señor viviré por siempre" (Sal 23.6)

A mi Buen Pastor, que me mantiene a salvo en sus verdes prados, sea la honra y la gloria por siempre. Amén.

"La ventana de mi corazón, aguarda tu llegada cada día, Salvador de mi alma" (Gracia)

*** Que el Espíritu de Dios te lleve cada día a tener un encuentro verdadero con Jesús, el buen Pastor.


Podrán desfallecer mi cuerpo y mi espíritu,
pero Dios fortalece mi corazón; 
Él es mi herencia eterna. (Sal 73.26)

Dios te bendiga

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