LLAMADOS A DESPERTAR

Envía tu luz y tu verdad; que ellas me guíen, que me lleven a tu santo monte, y a tus moradas. (Sal 43.3)

LLAMADOS A DESPERTAR

Hace unos días me detuve en un artículo interesante de la nature communications Ecolocalización  Allí abordan un tema, basado en investigaciones, acerca de la ecolocalización que utilizan los murciélagos para orientarse, sistema  insuficiente por su corto alcance. Sin embargo, es conocida su habilidad para desplazarse en lugares  carentes de luz, donde hacen uso de diferentes estímulos sensoriales. Estos estudios, dan a conocer, que estos mamíferos, que escapan o rehúyen de la luz, la utilizan para su beneficio, gracias a un mecanismos interno de orientación que le permite hacer uso de la luz polarizada del atardecer. "Esta luz, al dispersarse en la atmósfera, crea una especie de arcoíris en dirección norte/sur...que sirve de referencia  para algunas especies de aves...en sus migraciones". Los murciélagos logran ver por más tiempo, después de que el sol se ha ocultado, "calibran su brújula magnética al anochecer utilizando la dirección de polarización" (Int Pár 2). Esa luz que rechazan, es la misma que le sirve y utilizan para sus desplazamiento nocturno.

¡ENCIENDE LA LUZ!

La luz que rechazan, es la misma que les sirve de guía y los protege. Irónico en el ser humano, que conociendo la necesidad de ser iluminados, deciden deambular por la oscuridad, así tropiecen y caigan repetidamente. "Enciende la Luz" viene a ser una antítesis de sus pensamientos, sueños y deseos, que para nada encajan con la Luz de Cristo, cuya fuente es Dios."...Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida" (Jn 8.12)

Al hablar de oscuridad se tiende a hacerla similar a la penumbra, sin embargo hay gran diferencia. En la penumbra el nivel de percepción es difuso, ya que hay un bloqueo parcial de la la fuente de luz. Lo cual lleva a adivinar, en lo poco que se percibe, que algo que se esconde en las sombras.

En la oscuridad la ausencia de luz es total, y todo lo que aparentemente se "distingue" son meras suposiciones. El cerebro actúa teniendo en cuenta algún conocimiento previo, experiencia vivida o simplemente la imaginación, y de acuerdo a esto logra crear imágenes de lo que no sabe, no conoce y no ve. "La luz brilla en la oscuridad, y la oscuridad jamás podrá apagarla." (Jn 1.5)

Este bloqueo de luz, también se da en la vida espiritual. Es el resultado de vivir fuera de los principios divinos. El ser humano al entrar en desobediencia levanta muros infranqueables que bloquean  el paso de la Luz Celestial a su vida. Es el pecado la principal fuente inhibidora de la Luz de Cristo, y todo aquel que se resista a entrar en comunión con Dios vivirá sumergido en la oscuridad total de su alma."...que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, pues sus acciones eran malas" (Jn 3.19)

Pero el Señor HOY, desea hablarnos a nuestro corazón. Nos hace un llamado a despertar, y lo hace ofreciéndonos Su Luz admirable. Esa, que por querer vivir bajo nuestra propia voluntad no le permitimos el acceso a nuestra vida. Es la Luz que ha permanecido expectante y deseosa por tener un encuentro con nosotros; es la luz que da vida y enciende los corazones para llevarnos a vivir una relación continua  y personal con Jesús. La Luz, que nos lleva a ser la luz mundo, luz para otros que andan en la oscuridad. al convertirnos en el reflejo la luz de Cristo. "La LUZ resplandece en la oscuridad, y la oscuridad no ha podido apagarla" (Jn 1.5) 

Esta Luz brilla con más poder y fuerza cada día. Brilla en los corazones de muchos que han decido ser obedientes al llamado de Dios. Es La Luz poderosa, desbordada de bondad y amor, de gracia que libera, como también trae paz al angustiado, sana y restaura los corazones abatidos al no encontrar sentido a su existencia. Esta Luz, ha decidido venir a rescatarnos, a cambiar cada historia perecedera y sin frutos, por una con eternidad gloriosa. "Darás vista a los ciegos y libertarás a los que yacen en prisión de tinieblas y desaliento" (Is 42.7)

Asimismo, esta Luz trae consigo grandes cambios que debemos aceptar como parte de vivir una nueva vida en Cristo. Asumirlos con responsabilidad es el paso firme que nos espera si deseamos establecer una relación permanente con Nuestro Salvador. Dios no espera que vivamos un cristianismo sin fatigas o adormecido. Él desea que esta nueva vida sea dinámica y que de frutos que lo glorifiquen, que vivamos deseosos de ir más allá, a aguas profundas, al conocimiento de la Verdad, la cual revelará el propósito y lo que quiere Dios para nuestra vida.

Es el Espíritu de Dios quien tiene esta tarea, iluminarnos. Estar en contacto con él nos augura buen recorrido. Su iluminación encenderá la luz del entendimiento, descubrirá la verdad de Dios y nuestra verdad; rasgará el velo de la oscuridad, ese velo que lleva al ser humano a caminar y a amar las tinieblas. Y así, libres y con la visión clara, Dios se revelará a nuestra vida. "Tú encenderás mi lámpara; Jehová mi Dios ALUMBRARÁ MIS TINIEBLAS y la forma como lo debemos aplicar en nuestro diario vivir" (Sal 18.28)

Es necesario, como el abrigarnos en días de invierno para no morir yertos,  ser iluminados por el Espíritu Santo. Al igual que los murciélagos, a veces nos escondemos en la oscuridad e intentamos sobrevivir colgados y envueltos para que no se devele la gran necesidad que tenemos de Dios. El ser humano está ciego espiritualmente, es una realidad, cuando sus caminos son diferentes a los de Dios, es la razón que precisamos "que los ojos de nuestro corazón sean iluminados...", para  "comprender con claridad el gran valor de la esperanza a la que han (hemos) sido llamados,...", como también reconocer "...la salvación que él ha dado a los que son suyos." (Ef 1.18)

Estos mamíferos voladores, los murciélagos, a pesar de su ceguera natural, sacan beneficio de la luz proveniente del atardecer, para extender su tiempo de luminosidad. Esto les permite hacer recorridos nocturnos más extensos, y llegar a su lugar de descanso oportunamente. El ser humano, nosotros, tenemos la LUZ siempre. La Luz de Dios brilla incesantemente, pero obstaculizamos su acceso a nuestra vida por el pecado, convirtiéndonos en ciegos espirituales permanentes, y por convicción.

Sabemos que la Luz está ahí, pero por decisión y voluntad propia, o por querer seguir la evangelización de Satanás, nuestra conciencia se torna borrosa, no queriendo recordar lo enseñado, o evadiendo lo que nos corresponde, para así continuar viviendo engañando la mente, pero esto no es más que ignorancia, el saber y no hacer. "Mi oración es que los ojos de vuestro corazón sean iluminados, para que sepáis cuál es la esperanza de su llamamiento, cuáles son las riquezas de la gloria de su herencia en los santos," (Ef 1.18)

Todo es muy claro, las Escrituras nos presenta a Jesús de manera fiel y fidedigna. No hay nada borroso, es tan diáfano que podemos ver lo que Dios desea para nosotros. El Señor nos permite ver su corazón a través de ella; No nos oculta nada de lo que Él desea que es pertinente que conozcamos. Sus deseos más escondidos nos los revela, ILUMINA nuestros corazones con Su Palabra. Pero, no llegamos a apreciar el valor de cada mensaje, mandato y promesa, a veces se cree que no son para nosotros, y las dejamos allí adornando el papel y no nuestro corazón. Dejamos la Palabra de Dios muerta, al no hacerla viva en nuestra vida. Es tan grave el pecado, que este deteriora las facultades espirituales de manera invasiva, llevando a la persona a no ser capaz de discernir entre el bien y el mal, como también la realidad de Dios y Su Palabra.

HOY, el Señor nos invita a tomar las armas de la milicia espiritual Ef 6.14-17, para combatir las asechanzas del enemigo que quiere robarnos un preciado tesoro, LA PALABRA DE DIOS. Al estar ciegos y sordos, los corazones se endurecen y se hacen impenetrables, no receptivos al mensaje de Salvación. Pero, Dios mandó que la luz resplandeciera en la tinieblas, que alumbrará nuestros corazones y nos despertara del letargo espiritual. Y así fue, Cristo es ese despertar, es la luz brillante que llega a irradiar nuestro corazón, llevándose todo asomo de oscuridad. "Pues Dios, quien dijo: «Que haya luz en la oscuridad», hizo que esta luz brille en nuestro corazón..." (2Cor 5.6a) 

El amor de Dios por nosotros viene a refrescarnos la memoria. Nos da a conocer a Su Hijo, quien nos enseña la ruta de salvación, la cual se alcanza confiando en Él y entrando en sintonía con la nueva vida que nos ofrece. Y es el Espíritu Santo quien se encarga de esta labor, quien enciende el interruptor que nos despierta al conocimiento de Dios, nos da claridad de pensamiento, discernimiento y voluntad de hacer, y quien nos guía a la aplicación en nuestra vida de la Palabra de Dios. "Infundiré mi Espíritu en ustedes, y haré que sigan mis preceptos y obedezcan mis leyes" (Ez 36.27)

Al baño del resplandor de Cristo es a dónde nos lleva el Espíritu de Dios cuando lo reconocemos y le damos posición destacada. Es una bendición de Dios dejarnos un ayudador de tal envergadura, activo y constante, y es nuestra responsabilidad tenerlo en cuenta y pedir su intervención en todo, al igual que llevar una vida santa, coherente con sus enseñanza. Su iluminación rompe el bloqueo espiritual, y abre los ojos y oídos espirituales. Así nos lleva a ver lo que el pecado no nos dejaba ver, cuando le abre paso a la Luz radiante de Cristo, y sin obstáculos pueda llegar a nuestros corazones. "El Espíritu Santo vendrá y los ayudará, porque el Padre lo enviará para tomar mi lugar. El Espíritu Santo les enseñará todas las cosas, y les recordará todo los que le he enseñado" (Jn 14.25)

*** Amado Señor, te doy gracias por traer a mi vida a tu Santo Espíritu para que ilumine mi corazón y pensamiento. De esta manera veo diáfanamente tu incontrolable amor por mí, Tu gracia sublime y bendita misericordia, oculta al querer hacer mi voluntad. Ahora, que me llamas al despertar espiritual con la iluminación de Tu Santo Espíritu, puedo ver la Luz inefable de Tu Hijo alumbrado mis tinieblas y llenado cada espacio de mi vida con Su maravilloso amor. Permite, Grandioso Señor, disfrutar del resplandor de Su Luz, y de la iluminación de tu Santo Espíritu mientras haya vida en mí, y mientras mis sentidos puedan degustar la deliciosa aroma de tus palabras trayendo luz a mi vida. Dame Señor, el gozo cada día de saber que Tú luz habita en mí. Gracias Espíritu Santo por ser mi ayudador incondicional en todo momento. En Jesús he orado. Amén 

A mi amado Señor, que ilumina mi camino con Su Verdad, sea la honra y la gloria por siempre. Amén

"La iluminación de Santo Espíritu, me deja ver los destellos de tu gloria" (Gracia)

* Que la presencia del Espíritu de Dios guíe e ilumine tu caminar.


"Enséñame a hacer tu voluntad,
porque tú eres mi Dios.
Que tu buen Espíritu me guíe
por un terreno sin obstáculos. (Sal 143.10)


Dios te bendiga.

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