A TRAVÉS DE TU AMOR

Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame" (Mt 16.24) 

A TRAVÉS DE TU AMOR

En este tiempo, donde se despierta un frenético espíritu religioso, sería conveniente tener claro el verdadero significado de la cruz en la vida de un creyente en Jesucristo. La iglesia primitiva, dentro de su contexto y acciones particulares nunca tuvo una cruz como símbolo de adoración o de identificación. Además, las Escrituras en ninguna de sus líneas muestra o enseña a la cruz como objeto o instrumento de veneración, más bien se repele, «Maldito todo el que es colgado en un madero», y Cristo fue colgado, "cargó sobre sí la maldición de nuestras fechorías"(Gál 3.13). Es la razón por la cual se debe tener cuidado con la interpretación del verdadero mensaje de la cruz,  y evitar el tomarla como representación de las cargas que se llevan a diario, enfermedades, trabajo pesado, vida problemática o cualquier tipo de infortunio acaecido. Igualmente, no es que se condene a la imagen u objeto como tal, sino que no debe usarse como objeto de idolatría y religiosidad, el Salmo 135 habla claramente al respecto. Bendigan al Señor

En un "Madero", palo, árbol, era la peor muerte para un judío, más que los golpes o diferentes clases de tortura que se infringiere, ya que morir en lo alto de un "palo" era una abominación.  Fue a partir del siglo IV donde cambio esta ideación negativa y los cristianos para identificarse utilizaban un pez. Las misma Palabra de Dios nos aclara este tema, "su cuerpo no pasará la noche en el madero. Deberás sepultarlo el mismo día, porque es una maldición de Dios el que es colgado en un madero. No contaminarás la tierra que el Señor tu Dios te ha dado" (Deu 21.13)

Pero  independiente de los orígenes y el significado histórico-cultura, la Biblia es muy clara en cuanto a la fabricación y adoración de ídolos, incluyendo a la cruz. De la manera como para la geometría la cruz es una figura formada por dos líneas que se intersecan en un punto, para un cristiano, son dos maderos que se cruzan y que tienen un punto de intersección, ese eje central es Cristo.  Allí, la cruz, es el punto de encuentro donde Jesús y el ser humano se hace uno solo en Él, al aceptarlo como Salvador y al entregarle la vida de la manera como Él lo hizo por nosotros en obediencia a Su Padre. "Y si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con Él" (Rm 6.8)

"SI ALGUNO", Jesús se dirigía a los discípulos, y también viene HOY a hablarnos con autoridad y determinación. Nos exhorta a mirar desde Su perspectiva y no desde la de hombres, costumbres o hábitos. Nos llama a la obediencia y sensatez, y para esto nos da este "SI" condicional, o sea viene sujeto a una acción, o una tarea que se debe hacer o cumplir, "NIÉGUESE A SÍ MISMO"

En otras palabras para seguir a Cristo debemos cumplir este requisito, negarnos a nosotros mismos, y esto es dejar atrás todo lo que nos aleje del camino de santidad, porque "...todo el que peca no le ha visto, ni le ha conocido" (1Jn 3.6b). Difícil para estos tiempos donde las corrientes del mundo invitan a ir por caminos distintos, y donde el humanismo centra al individuo en trono de honor, y lo perfila como capaz, bueno y libre. Aún así, pasando por encima de estas perspectivas humanas, nos dice el Señor, ¡Niéguese a sí  mismo...y sígueme! 

Pero en el afán, deseo o apego enfermizo por continuar haciendo lo que causa daño, lo que ocasiona dolor, o haciendo valer su propia voluntad, las personas deciden hacerse "enemigos de la cruz de Cristo" (Fil 3.18b), al resistirse a soltar, huir y acabar definitivamente con la adoración al "yo", y a la naturaleza pecaminosa, el continuar fortaleciendo la egolatría, el querer gobernar todo para mantener el control aunque mal se haga. "Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que nacido del Espíritu, espíritu es. (Jn 3.6)

Nadie que permanezca complaciéndose con los frutos de la carne puede decir que se ha negado a sí mismo, así intente sopesar la carne y el espíritu para que su conciencia no lo juzgue, o crea que puede engañar a Dios, "No se engañen: de Dios nadie se burla..." (Gál 6.7a) quien todo lo ve y conoce, nada se le pasa por alto, "...Cada uno cosecha lo que siembra."(Gál 6.7b) 

Así que, ese incontrolable deseo, rebeldía humana, de hacer lo malo ante los ojos de Dios, "Y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios" (Rm 8.8) como si deseara vengarse de Dios, al final la única que se hace daño es la misma persona al querer vivir esclavizado a placeres adictivos, le traerán consecuencias futuras lamentables.  "En el pasado, puse mi espíritu, en los profetas para que ellos les comunicaran mis mensajes. Pero Ustedes siempre ha sido tercos; en vez de obedecerme, me abandonaron y no me hicieron caso. Por eso me enojé y les dije: 

"Como ustedes no me hicieron caso cuando los llamé, tampoco yo le haré caso cuando me llamen. Yo soy el Dios Todopoderoso, y les juro que así lo haré" (Zac 7.12-14)

Este negarse a sí mismo, a lo que nos llama Jesús, se ha tergiversado. Las personas pasan a ser negadoras de Cristo, al aferrarse a vivir bajo la complacencia del mundo, de ellas misma y de los aplausos de otros. La libertad del hombre, a la cual cree que tienen derecho, por considerar que es su valor agregado por habitar en el mundo se convierte en arma de doble filo, al sentirse imprescindible, valiosamente necesario y que todo debe ser rendido a él, esto lo aleja cada vez más de Dios.

"Y el que no toma su cruz y me sigue NO ES DIGNO DE MÍ," (Mt 10.38)

HOY, el Señor Jesús, nos exhorta, "SI ALGUNO de ustedes quiere ser mi seguidor", y nos da una condición para seguirle, "Niéguese a sí mismo", quiten todo aquello que  estorba en el caminar con Él. Lo que impide que lo veamos y escuchemos, lo que hace insensible el corazón a Su llamado y a Su Palabra. La mayor piedra del zapato y que debemos erradicar es el ser discípulos del pecado y no de Cristo. "Nadie puede servir a dos señores, pues menospreciará a uno y amará al otro o querrá mucho a uno y despreciará al otro..." (Mt 6.24)

TOME SU CRUZ,  "muera a sí mismo", al orgullo, egoísmo, al pasado, falsa humildad; Al carácter que indómito que no da libertad; A aferrarnos a eventos, cosas o personas que no darán la salvación, puesto que el único que vino a salvarnos, por bondad de Dios, y que merece toda adoración y honra es Cristo Jesús, quien expiró su último aliento colgado en un madero por ti y por mí. La cruz como tal es la representación del amor, la misericordia y sublime gracia que Dios ha tenido con nosotros, es un llamado a la entrega, rendición o sometimiento absoluto. La cruz viene a recordarnos que debemos quitarnos la corona que nos hemos auto-impuesto y otorgársela a Aquel que no lo pensó dos veces para venir a salvarnos, al único y soberano Rey, Señor de Señores, Jesucristo nuestro salvador. "Porque la gracia de Dios se ha manifestado par salvación a todos los hombres," (Tit 2.11)


En efecto, mientras el ser humano viva satisfaciendo su humanidad, en todos los aspectos, no es apto para seguir a Cristo. Mientras prevalezca el "yo" no hay espacio para Jesús; Mientras la egolatría reine, y la voluntad propia sea la directriz, la voluntad de Dios estará fuera de contexto. Negarse a sí mismo, es poner a un lado todo lo que nos satisface, y darle el primer lugar a Dios, para que por medio de Su Espíritu nos guíe y nos enseñe a vivir de la manera cómo Él quiere que lo hagamos, además para que nos señale la trayectoria para nuestro gran encuentro con el Padre "Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, sino Cristo vive en mí..." (Gál 2.20). 

Cuando Cristo vive en nosotros ya no hay espacio para la naturaleza carnal pecaminosa, que se rige a la inversa de nuestro Creador. Ya el temor, inseguridad, tristeza, el carácter indomable, el odio, la falta de perdón, la ira, amargura, vicios, aún si son legados generacionales, quedan "muertos" ante la presencia de nuestro Salvador.  Morimos a nuestro yo, para hallar vida, vida de verdad en Cristo Jesús. "porque todo el que quiera SALVAR SU VIDA, la perderá;..." (Mt 10.39a)

La  "cruz" por defecto es el símbolo de humillación y dolor, el tomar la cruz es vivir en obediencia extrema así nos duela. Es sin excusa, a pesar de las dificultades, seguir la voz del Espíritu de Dios. Sin titubear, seguimos el camino establecido por Cristo, así  sea desagradable para los ojos del mundo e incluso para nosotros mismos; Así sea causa de rechazo y maltrato; A que muchos cambien de acera cuando nos vean o dejen de llamarnos e invitarnos porque ya no hacemos lo de todos, ahora tenemos una marquilla exclusiva, hijos de Dios, escogidos y apartados para Su propósito. Difícil en este mundo que nos seduce constantemente sí, pero para Dios no hay imposibles, por eso nos dejó a nuestro ayudador, Su Santo Espíritu. "...pero, el que pierda su vida por mi causa LA SALVARÁ" (Mt 10.39b)

Sería el momento de reflexionar sobre, ¿Qué impide o cuál es la piedra o roca en el zapato que no nos permite  avanzar en el camino hacia el verdadero encuentro con Jesús? ¿Qué nos ata sutilmente y nos impide alcanzar la verdadera libertad? ¿Qué me satisface tanto que no quiero soltarlo para conocer a Jesús? "Jesús le dijo:—El que pone la mano en el arado y luego mira atrás no es apto para el reino de Dios." (Lc 9.62).

Muchas veces creemos que estamos haciendo las cosas bien, que caminamos bajo la voluntad de Dios, pero sola basta mirar el día a día, y muchas áreas de nuestra vida se rigen por nuestra propia voluntad y equivocadas apreciaciones. Aferrados a personas, cosas, emociones, trabajo, dinero, a nuestros propios deseos, al fallar cualquiera de estas áreas la vida colapsa. Empatizamos con todo lo que viene de afuera, nos solidarizamos y hacemos concesiones con el mal para después decir que es "bien" y "normal". Condicionamos nuestra vida a lo que le mundo ofrece, así batallamos sin rumbo sin propósito y sin identidad. Bien lo decía Jesús, ¿Y qué beneficio obtienes si ganas el mundo entero, pero te pierdes o destruyes a ti mismo? (Lc 9.25)

TOMA TU CRUZ, "muere" a lo que que te satisface, a tus gustos y placeres, es la invitación de Jesús HOY, y "SÍGUEME". Con la mirada fija en la cruz avanzamos, y decididos nos despojamos de todo lo que nos ata al mundo, dejándolo todo atrás. Es así, lo que antes nos causaba agrado pierde poco a poco importancia, porque nuestra perspectiva ha cambiado, ahora se dirige hacia las cosas celestiales.  Asumimos un compromiso de renuncia a muchas cosas que nos agradan, pero que obstruyen para tener una verdadera relación con Dios, por aceptar tener una vida nueva en Cristo Jesús. Total, y como dice la Biblia, LA DISCIPLINA DE DIOS DEMUESTRA SU AMOR. "...quitémonos todo peso que nos impida correr, especialmente el pecado que tan fácilmente nos hace tropezar. Y corramos con perseverancia la carrera que Dios nos ha puesto por delante." (Hbr 12.1)

El Señor nos anima a valorar Su ofrecimiento, Su llamado, porque nada de lo que tenemos o vivimos es importante si significa perder la vida eterna, que nuestra alma se pierda y que nuestra verdadera identidad, el ser SER HIJOS DE DIOS se haga un costumbrismo sin sentido. Para el Dios de pactos todos somos llamados sus hijos, pero para el Dios de gracia solo algunos, los que perseveran y son fieles a Su llamado serán llamados para conformar ejército celestial en Su Reino, su iglesia. "Si te aferras a tu vida, la perderás; pero, si entregas tu vida por mí, la salvarás" (Mt 10.39b)

Es la razón por la cual HOY desea dejarnos claro el propósito de la cruz, el cual es de liberación, restauración, sanación, de obediencia, sacrificio y reconciliación. Llevar ante ella y crucificar el pecado nos da acceso a resucitar junto con Cristo, a tener una nueva identidad y a confirmar nuestra verdadera ciudadanía la cual está en los cielos. "...quitémonos todo peso que nos impida correr, especialmente el pecado que tan fácilmente nos hace tropezar..." (Hbr 12.1)

Entonces, debemos tomar nuestra propia cruz cada día y rendirla a los pies de Cristo. Esta es la razón por la cual debemos amar la cruz, porque es ella el puente que nos une con Cristo y nos lleva a acercarnos a Dios.  Es el medio que usa Dios para liberarnos de la esclavitud del pecado, para darnos libertad en Cristo. Es A TRAVÉS DE SU AMOR donde hay restauración, donde nos recuerda lo que somos y cómo somos, la realidad palpable sin maquillar, de nosotros. La cruz es el espejo del alma que necesita ser limpiado cada día. Como también es allí, en la cruz, donde la maldad y el amor de Dios se interceptan en un punto, Cristo, quien con su sangre nos lava, limpia y nos da Su Salvación por medio del perdón, y nos hace libres de la muerte eterna. "Procuren vivir en paz con todos, y en santidad, sin la cual nadie verá al Señor" (Hbr 12.13)

*** Amado Señor, Soberano Redentor, Gracias  te doy por enseñarme a ver la Verdad de tu amor a través de la cruz. Por instruirme y revelarme tu propósito para conmigo. Nada pasa porque sí, todo está escrito dentro de un plan perfecto para mí, donde tu mayor deseo es que sea dign@ de estar en tu presencia y que mi vida no se pierda al andar errante sin sentido, creyendo que voy bien cuando Tú tienes otra dirección. Haz de mí, Precioso Salvador, alguien,  que te honre en cada paso que dé, y que pueda sentir a tu Santo Espíritu allanando cada senda de mi vida. Ayúdame a amar mi cruz por su propósito, porque a través de ella veo todo lo que me aleja de Ti, como también tu infinito amor por mí. Te amo Precioso Señor. En Tu nombre, Jesús. Amén.

¡El mensaje de la cruz es una ridiculez para los que van rumbo a la destrucción!
 Pero nosotros, que vamos en camino a la salvación,
 sabemos que es el poder mismo de Dios. (1Cor 1.18)

A Mi Amado Salvador, quien colgado en madero me amó sin condición, sea la gloria y honra siempre. Amén.

ALABANZA: "LLÉVAME A LA CRUZ"
"La cruz es mi espejo personal, puedo verme en ella tal y como soy . Es allí donde me encuentra el amor de Dios para darme una nueva vida" (Gracia)

* Que el Espíritu de Dios te lleve cada día a dejar en la cruz lo que frena el camino a tu salvación.


La cruz es la puerta donde puedo acceder a mi verdadera libertad, 
y la escalera al cielo que me llevará al encuentro con Dios,
 por intermedio de Cristo Jesús. 
Es donde me encuentro con la gracia y amor de Dios hacia mí. 
Sublime cruz, que reveló mi identidad terrenal,
y me mostró la verdadera, quien soy en Cristo Jesús.
(Gracia)



Dios te bendiga.

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