NO ME TOQUES

Y he aquí una mano me tocó, e hizo que me pusiese sobre
mis rodillas y sobre las palmas de mis manos. (Dn 10.10)

¡NO ME TOQUES!

**"Touch-me-not", "no me toques", en inglés, MIMOSA SENSITIVA, o dormilona como es conocida comúnmente, es una planta que debe sus nombres a su capacidad vertiginosa de cerrar sus hojas al ser tocada o sacudida. Posee un mecanismo de protección y defensa sorprendente. Pliega o recoge sus hojas frente a los herbívoros, ya que la hace parecer marchita, así los depredadores evitan comérsela. Como también existe otra hipótesis, que los insectos se pueden asustar por su rápido movimiento cuando se posan sobre ella. Además, su tallo permite flexionarse por el peso de ellos, así pierden el interés en la planta. Algo particular es que en la noche parece que "durmiera", los vegetales no duermen, se cierra y en el día se abre. Es el movimiento del "sueño", llamado nictinastia, el cual se piensa que lo usa para evitar pérdidas de calor al disminuir la radiación solar. 

Esta interesante nota, nos permite ver al Perfecto a través de la perfección de Su creación. A quién hizo cada elemento que descansa sobre la faz de la tierra de manera maravillosa y bondadosa. Además, esta perfección alcanza a cada persona, porque Dios quiere nuestra perfección, quiere que seamos perfectos como Su Hijo. "Sed perfectos como vuestro Par que está en los cielos es perfecto" (Mt 5.48). Aunque este ideal de Dios no se logre mientras se viva en este cuerpo mortal, tenemos a Su Santo Espíritu quien se encargará de aproximarnos insistentemente, cada vez más a la semejanza de Cristo. "Sin embargo, cuando el Padre envíe al Abogado Defensor como mi representante—es decir, al Espíritu Santo—, él les enseñará todo y les recordará cada cosa que les he dicho" (Jn 14.26)

El "no me toques" de esta planta, funciona de forma contraria en el ser humano, en el cual el toque físico es importante para su vida. Un abrazo, una caricia, una palmada de ánimo, es como un empujón que saca de la inmovilidad, de lo que detiene, e impulsa para arrancar. Así como un toque físico levanta, una palabra de ánimo en el momento oportuno es el toque necesario para que espíritu de la persona recobre aliento. "Esfuércense y cobren ánimo; no teman, ni tengan miedo de ellos, porque contigo marcha el Señor tu Dios, y él no te dejará ni te desamparará." (Deu 31.6)

Aunque Daniel era demasiado viejo, aún Dios no había terminado con Él, quizá nunca lo haría, porque siempre hay mucho por hacer dentro del Propósito de Dios. Este hombre, anciano, tuvo una visión "levanté los ojos para ver. Vi esto: Un hombre vestido de lino, ceñidos los lomos de oro puro:..." (Dn 10.5). Daniel vio un ser celestial, y al verlo, tuvo temor, se sintió sin fuerza, hasta el punto del desfallecimiento. Al oírlo dobló sus rodillas y cayó en tierra. "Pero oí el sonido de sus palabras,...caí sobre mi rostro en un profundo sueño, con mi rostro en tierra" (V9)Pero, la mano del mensajero, la mano de Cristo, calma nuestros temores, nos sostiene, da nuevas fuerzas; perdió el habla, pero la mano del mensajero lo restauró; Su debilidad fue fortalecida. "Y he aquí que una mano me tocó, e hizo que me pusiese sobre mis rodillas y sobre las palmas de mi manos" (V10)

Debemos tener por seguro, que el Señor hace presencia en todos los momentos de nuestra vida, solo debemos disponer nuestro corazón para recibirlo, escucharlo y obedecerle. Dios puede sanarnos cuando estamos heridos; Nos puede dar paz, en medio de los problemas y fortaleza si estamos débiles. De la misma manera que lo hizo con Daniel, el Señor nos confortará y nos levantará, nos pondrá en un lugar seguro, solo debemos pedírselo y confiar en Él, y lo hará. "Señor, muéstrame tus caminos; guíame por tus senderos; guíame, encamíname en tu verdad, pues tú eres mi Dios y Salvador. ¡En ti confío a todas horas! (Sal 25.4)

La humanidad vive con la necesidad imperiosa del toque de Dios. Así como la planta "Dormilona" pide "NO ME TOQUES" y se cierra para protegerse, y para evitar pérdidas de energía, el ser humano necesita es abrirse para recibir el toque sanador, transformador, liberador de Dios. Pero, algunos deciden vivir en caparazones herméticos, evitando a toda costa que Su voz fluya en su interior, sin "vida" caminan por la vida, con penas y alegrías dicen que viven aunque su agonía se perpetúa. "Basta una palabra de Dios para que rujan los cielos y aparezcan las nubes en el horizonte. En medio de fuertes relámpagos, y de vientos huracanados, Dios hace que llueva" (Jr 10.3)

Dios, como nuestro creador necesita infundir Su aliento de vida en nosotros, pero para esto debemos estar prestos a dejar que lo haga. Abrir el corazón, la mente, y los sentidos para RECIBIR SU TOQUE SANADOR Y RESTAURADOR. "Entonces me dijo: Daniel, no temas; porque desde el primer día que dispusiste tu corazón a entender y humillarte  en la presencia de Dios, FUERON OÍDAS TUS PALABRAS; Y A CAUSA DE TUS PALABRAS YO HE VENIDO" (Dn 12)

Dios como nuestro Creador, es quien nos sostiene, sujeta, quien nos transforma. Si cerramos el oído a Su voz, cerramos el corazón, y por ende el Señor no podrá obrar, es así que viajaremos "de ninguna parte a ninguna parte", sin rumbo fijo vamos, ¿A dónde? lo sabemos, pero hacemos de la ignorancia nuestra gran verdad, decidimos ahogarnos, con el salvavidas al lado. "para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error,

sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo," (Ef 4.14a)

HOY, más que nunca, necesitamos el TOQUE DE DIOS, que Su Presencia se haga manifiesta en todo momento y que Su Gracia invada nuestro ser para experimentar renovación, transformación y un nuevo aliento de vida en nosotros. Si la planta Mimosa Sensitiva ante el más leve movimiento se constriñe, el ser humano ante el toque de Dios se expande, porque un toque de Su amor llena todo de Luz, evaporando la oscuridad y sequedad del desierto. "Porque tú eres mi lámpara, oh SEÑOR; el SEÑOR alumbra mis tinieblas" (2S 22.29).

Es indudable que así como la planta necesita luz para vivir, nosotros necesitamos que la LUZ DE CRISTO TOQUE NUESTRA VIDA. Nadie, nadie, puede negar esta Gran Verdad. Aunque se tenga el convencimiento de que se  tiene el control de todo y que la vida que se vive es “buena”, es indudable que todo esto es brevedad, agobiante y muchas veces sin propósito. 

Como no satisface, se va de un lado a otro, experimentando y viviendo todo lo que se ofrece. Probando y probando, las heridas se resanan para después volver a quedar expuestas. Dichas heridas dejadas por sucesos negativos en la infancia que dejaron huella, "Jesús preguntó al padre: ¡Hace cuanto le sucede esto? Y él dijo: Desde niño" (Mc 9.21); Vacíos que requieren ser colmados definitivamente, y que tienen el  tamaño de Dios, justo y a la medida, para que sea Él quien sane y restaure, el que llene y de vida a lo que estaba muerto. "Por eso, aunque estábamos muertos por culpa de nuestros pecados, él nos dio vida al resucitar a Cristo. Nos hemos salvado gracias al amor de Dios" (Ef 2.4)

Cada vez que Dios toca la vida de alguien lo hace con un propósito en particular. "Bienaventurado el que tú escojas y atraigas a ti para que habite en tus atrios" (Sal 65.4). Él levanta a hombres y mujeres, escogidos y apartados por y para Él. Los transforma y los llama a llevar una vida de sumisión total a Su voluntad. Por medio de Su Espíritu los lleva a una comunión íntima con Él, recibiendo la mente de Él. Es así como comienza nuestro caminar espiritual, cuyo fin es glorificar a Dios con la vida, dar a conocer Su Nombre Santo por medio de la evangelización, así llevar nuevos creyentes a Su Reino.

Cuando Dios llega a la vida de una persona, y lo hace parte de Su reino, y esta lo recibe con fe y confianza, siente una necesidad imperiosa de ir más allá, de conocer al Dios que le dio vida nueva. Estudia las Escrituras, se llena de Su conocimiento, Su cercanía se hace más que necesaria. Y es que cuanto más le conocemos mejor le amamos, y cuanto más le amamos, más semejantes a Él somos, y más deseamos que otros sean testigos de este amor. "...pero el pueblo que conoce a su Dios se esforzará y actuará" (Dn 11.31b)

Algunos sienten el deseo momentáneo de seguir a Jesús, pero esa llama se desvanece lentamente hasta extinguirse, resultado, aún no han experimentado el verdadero TOQUE DE DIOS, tan solo son emociones que son opacados por otras más fuertes. Aún no han vivido la verdadera conversión, el apego al mundo les impide nacer de nuevo, tener una vida nueva, vivir la transformación que sólo Cristo nos puede dar. Como consecuencia no vuelven a la iglesia, dejan de leer las Escrituras, porque su entendimiento se ha cerrado. Sin conexión con Dios no hay revelación. … que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en un mejor conocimiento de Él” (Ef.1:17b)

Pero las personas que han sensibilizado su oído y corazón, aquellas que Dios ha incluido en el plan de salvación, no por méritos sino por Su gracia, éstas son capaces de ver y escuchar cosas que nadie más puede. Daniel lo vivió y lo declaró: “Y sólo, yo, Daniel, vi aquella visión, y no la vieron hombres que estaban conmigo, sino que se apoderó de ellos un gran temor, y huyeron y se escondieron" (Dn 10:7)

El Señor busca personas que sean fieles a su llamado; Él necesita voces que pronuncien su mensaje sin temor y con total seguridad; Necesita personas con sed de Dios, que estén dispuestas a darlo todo por Su Verdad. Que no se intimiden y que desafíen al mundo presente, que mueran a su yo y vivan para ÉL. Encontramos en nuestro trasegar muchos llamados “fieles”, pero con sed ocasional de Dios. Vivir con Dios, es vivir para Dios, es existir para Él. Su toque transformador es absoluto, nadie que ha sido tocado de esta manera por Jesús, de forma real, seguirá siendo igual. “SI TAN SOLO TOCARE EL BORDE DE SU MANTO SERÉ SALVA” (Mt 9:21)

*** Gracias Amado Señor, Glorioso Salvador, por llegar en el momento oportuno a darme nueva vida. Llegaste cuando mi amor por Ti era vano, sin trascendencia, sin embargo no tuviste en cuenta mi pobreza espiritual mi negligencia, y me diste Tu toque restaurador, liberador, y sanador. Una nueva vida me has dado, cambiaste el corazón de piedra con el cual me creía invencible, y me diste un nuevo corazón, de carne, capaz de amarte sin reservas, capaz de adorarte sin temor y de glorificarte con cada paso que doy. Me hiciste sensible a Tu voz, y ahora solo deseo que Tú me hables para experimentar la paz, confianza y seguridad que solo Tú das.  

"Y aquel que tenía semejanza de hombre me tocó otra vez, 
y me fortaleció, y me dijo:
MI AMADO, NO TEMAS; LA PAZ SEA CONTIGO;
ESFUÉRZATE Y ALIÉNTATE.
Y mientras él me hablaba, recobré las fuerzas, y dije:
HABLE MI SEÑOR, PORQUE ME HAS FORTALECIDO" (Dn 10.18-19)

A mi amado Salvador, que llegó con Su toque sanador para darle sentido
 y propósito a mi vida, sea la honra y gloria, por siempre. Amén

ALABANZA "UN TOQUE"
"Un toque Tuyo Señor puede detener, pero tu Palabra transforma" (Gracia)

*** Que es Espíritu de Dios te lleve a vivir una verdadera transformación en tu corazón y en tu vida.


Lo imposible tan solo es una opinión, 
pero lo posible es la Verdad hecha Hombre. (Gracia)


Dios te bendiga 

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