¡CREE! Y VERÁS


Entonces le dijo a Tomás:
—Pon tu dedo aquí y mira mis manos; 
mete tu mano en la herida de mi costado. 
Ya no seas incrédulo. ¡Cree! (Jn 20.27)

¡CREE! Y VERÁS

 "Y la Palabra era Dios". Estamos hablando de Dios, qué tiene de extraño que no lo comprendas? Pues, si lo comprendes, no es Dios... Tocar en alguna medida a Dios con la mente es una gran dicha; en cambio, comprenderlo es absolutamente imposible. A Dios, que guarda relación con la mente, hay que comprenderlo; al cuerpo, que guarda relación con los ojos, hay que verlo. Pero ¿piensas poder comprender el cuerpo con el ojo?" (Agustín- Sermón 117.5)

Agustín, en este sermón que predicó hace 1600 años, deseaba dejar claro a su congregación que entender a Dios no era fácil, puesto que Él trasciende todo conocimiento. Así se posea una gran capacidad de entendimiento, comprensión es imposible empatar con el conocimiento inmensurable de Dios. Lo que se logra comprender, con el esfuerzo limitado humano, es una ínfima parte de la plenitud de Su conocimiento, de Su vasta verdad. Y es que conocer cómo es Dios en sí mismo es un camino que no alcanzaremos a recorrer, y una tarea que dejaríamos sin terminar. Seríamos como un pequeño pez tratando de abrazar la inmensidad del océano.

Él mismo lo dijo, "Mis pensamientos nos son los de ustedes, ni sus caminos son los míos. Mis caminos y mis pensamientos son más altos que los de ustedes; ¡más altos que los cielos sobre la tierra!" (Is 55.8-9). Es así, que la capacidad cerebral del ser humano no alcanza a captar y conocer la mente de Dios, al no lograr hacer tan dispendiosa tarea, entonces recurre a lo que si puede, a lo fácil. 

Al no alcanzar tan alto estándar divino, entonces acomoda, reorganiza a su conveniencia, o rechaza. En otros casos, sin entendimiento, discernimiento la duda se hace presente como recurso justificativo a su pobre comprensión. Sin discernimiento no hay revelación de la Verdad. En este caso, y queriendo Dios revelarse a nosotros, hace uso de su amor y sublime gracia, nos inyecta grandes dosis de humildad intelectual, porque transitar por el camino infinito de conocimiento de Dios nos dejaría frustrados, al no lograr dimensionar la magnitud del maravilloso misterio que es Dios. "¡Qué grande es la riqueza, la sabiduría y el conocimiento de Dios! ¡Es realmente imposible para nosotros entender sus decisiones y sus caminos! Pues, ¿quién puede conocer los pensamientos del SEÑOR?..." (Rm 11.33-34)

 ¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán grande es la suma de ellos Si los enumero, se multiplican más que la arena;.." (Sal 139.17)

Es común pensar que el acto de dudar es malo, pero esta connotación es sesgada cuando solo se ve desde el punto negativo, porque se ha aprendido a relacionarla con inseguridad, incertidumbre e indecisión. En el campo espiritual, con rechazo, negación, oposición, con falta de fe, con no creer, pero esta perspectiva apunta a cuando se torna permanente, o cuando hay estancamiento por una caprichosa forma de pensar, en la cual el esfuerzo es mínimo o nulo por esclarecer el motivo de la duda. Quien se atreve a dudar, debe estar preparado para actuar de manera activa en la búsqueda de la verdad.  "El insolente busca sabiduría y no la halla; para el entendido, el conocimiento es cosa fácil". (Pv 14.5)

La duda sin esfuerzo de esclarecimiento se convierte en necedad, en evitación y en justificativo para hacer nuestra voluntad. La duda es nociva cuando se deja crecer y se alimenta sin aclararla. Sin embargo, la duda puede ser de gran beneficio para nuestra fe, porque lleva a salir de la zona de confort, del acomodamiento, cuando que solo se vive para recibir y no para hacer. La fe necesita que seamos proactivos, inquietos, buscadores continuos de la verdad, que pensemos y analicemos. La duda nos lleva a ampliar nuestras expectativas e inquietarnos para ir más allá de lo común, a ser exploradores de la verdad y del conocimiento de Dios. "Cuando terminó de hablar, le dijo a Simón: —AHORA VE A LAS AGUAS MÁS PROFUNDAS y echa tus redes para pescar" (Lc 5.4)

Pero ante la innegable falta de deseo y la negligencia para ir más allá, la duda se engorda, llenando el corazón de cuestionamientos sin fundamento. Dejarla prosperar se hace similar a las raíces de un árbol cuando crecen sin dirección. Y es que entre la duda, la negación e incredulidad hay un fino hilo que las separa por eso no debemos ser temerarios para dejarla prosperar. Es así que se cae en el costumbrismo, de esta manera seguimos a todos y a todo sin ver su conveniencia. Se termina repitiendo un eco colectivo frases, "solo ten fe, no pienses ni analices" "Solo cree, y no preguntes" "El Señor dice: «Yo te instruiré, yo te mostraré el camino que debes seguir; yo te daré consejos y velaré por ti". (Sal 32.8)


La vida en sí tiene una amplia gama de cuestionamientos, preguntas que la han ido formando, ya sean negativos o positivos es parte de la formación humana. Pero, si le agregamos a esto el concepto ligero de que la duda es pecaminosa, se lleva a la frustración, ira, enojo y depresión. Dios jamás nos ha dicho que debemos tener fe sin cuestionar, o dejar el cerebro a un lado para seguirlo, o neutralizar las neuronas para leer la Biblia y conocerlo. Es más, muchos lo cuestionaron y Él les respondió con gracia y amor. Sus respuestas afianzaron la fe de sus seguidores, y otros fueron animados a creer. "El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos" (Sgo 1.8).

El temor del Señor es el principio del conocimiento; los necios desprecian la sabiduría y la disciplina. (Pv 1.7)

Ante situaciones inverosímiles para nosotros, es común utilizar como cliché "ver para creer", pero actuar sabiamente sería, CREE, Y VERÁS,  haciendo alusión a "incredulidad de Tomás", el que todos los conocen como "el incrédulo" en Juan 20.24-29. Pero, si se profundiza y leemos con detenimiento, podemos ver situaciones especiales que justifican la posición de Tomás. "Pero Tomás, uno de los doce, llamado Dídimo, NO ESTABA CON ELLOS cuando Jesús vino" (Jn 20.24).

Su pensamiento inquisitivo y reflexivo lo hizo uno de los descípulos que no consumía todo entero, preguntaba, y lo hacía a quien debía, al mismo Jesús. Debemos descartar que era un discípulo tibio, y con poca fe, y que su nivel de creencia estaba por debajo de los demás discípulos.  Su fe es tan profunda, que lo evidencia cuando cuestiona y no se deja llevar por lo que otros dicen, "NO ESTABA CON ELLOS", necesitaba evidencias, porque muchas veces lo que nos cuentan se pierde de boca en boca, de oído en oído, llegando a nosotros el mensaje desfigurado de la verdad.

Lo podemos ver en Betania, en la muerte de Lázaro. Ante el temor de los descípulos por el regreso a Judea, "Le dijeron...: Rabí, ahora procuraban los judíos apedrearte, ¿y otra vez vas allá? (Jn 11.8). Fue Tomás quien tranquilizó sus corazones, y les dijo "Vamos también nosotros, para que muramos con Él". Asimismo, en la Última Cena del Señor con sus discípulos, Jesús les dijo lo que haría después de su partida, "...voy, pues a preparar  lugar para vosotros" (Jn 14.2b), pero Tomás de pensamiento inquieto, le dijo: "...Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino? (V5). 

Pero una de las grandes respuestas afirmativas, que surge de un cuestionamiento, la hace Tomás. Sin estas preguntas, la humanidad se habría quedado en la incertidumbre de saber y conocer nuestro verdadero Camino. Cada letra, palabra,  plasmada por Dios en las Escrituras, y cada persona con su personalidad única forman el Todo que Dios necesita para darnos a conocer su mensaje. Tomás sirvió de instrumento divino, como mucho de nosotros, para llevar la esencia de la Verdad a otros, para esclarecer lo que Dios desea que conozcamos dentro de Su vasto conocimiento. Jesús le dijo: "YO SOY EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA", (V6), el Único puente que une a Dios y el hombre, y viceversa es Cristo.

Ellos le contaron: —¡Hemos visto al Señor! Pero él respondió:
—No lo creeré a menos que vea las heridas de los clavos en sus manos, meta mis dedos en ellas y ponga mi mano dentro de la herida de su costado" (V27)

Es importante ver a Tomás con su personalidad distintiva, no como todos, y su ejemplo de fe reflexiva. De esta manera "no nos meterán gato por liebre". HOY, cuando pululan por doquier doctrinas, ideologías, mensajes que desvirtúan el mensaje de Salvación. Cuando se busca agradar al hombre para atraerlo, maquillando la Verdad. HOY, que se ha hecho  del evangelio un negocio con grandes dividendos. Mercaderes de la fe se encuentran en todo tiempo y lugar, pero la falla nace en el ser humano que hace de la negligencia un hábito que lo lleva a la ignorancia, volviéndose consumidor activo de ellos. Hoy que se busca plasmar la religión moralista y legalista, en donde todos felices responde, "¡Sí, amén!. 

La carga de la duda sin resolver, es terrible para un creyente, si no tiene bases sólidas e inquebrantables que las sustenten. Una personalidad maleable, sin carácter sólido e influenciable, va a buscar respuestas en el lugar menos indicado, sin tener en cuenta que para hallarlas solo hay un lugar y una persona, Las Escrituras y Cristo Jesús. "Muéstrame la senda correcta, oh Señor; señálame el camino que debo seguir.  (Sal 25.4)

Tomás no se basó en argumentos contados para creer. Sin confirmar, no hizo válida la historia. Tan solo él deseaba ser  participante activo de la Verdad. VER la verdad lo hace estar seguro, confiar, y la Verdad la tenía frente a sus ojos, "PAZ A VOSOTROS", Jesús estaba frente a ellos. Tomás veía a Su Maestro, a quien amaba tanto. Aquel que conocía y con el cual había vivido grandes experiencias; Aquel que había visto hacer milagros, a quien había escuchado hablar palabras de Poder y Verdad. 

Es el sentido de la verdad lo que nos lleva a ir más allá, hacia aguas más profundas. Él quería profundizar en el amor Cristo, que había regresado por amor a ellos. No los dejaría solos, Tomás confirmó esta gran Verdad con Su presencia y de boca de Su Maestro. A veces la credulidad religiosa se convierte en arma de doble filo. Cerramos los ojos, y decimos creemos, si mirar al "autor y consumador de nuestra fe, Jesús". A ciegas caemos en lugares que nos mantienen a flote pero sin profundizar. Debemos tomar decisiones responsables con base en argumentos sólidos, confiables, seguros, verídicos, y sin duda la PALABRA DE DIOS, es el lugar apropiado, que nos trae mensajes con aroma y sabor a gracia de Dios.

Pero el amor de Dios no nos deja a medio camino, en Él toda duda o cuestionamiento queda claro. Buscas respuestas, busca a Cristo; Tienes dudas, pregúntale a Cristo; Tienes vacíos recurre a Cristo, Él los llenará; No sabes qué camino tomar, YO SOY EL CAMINO, dijo Jesús; Tienes inseguridades, Cristo te dará seguridad, su luz aclara todo camino, todo pensamiento. Quieres ir más allá, a aguas más profundas, toma la mano del Espíritu de Dios, él te llevará hasta donde Dios ha determinado que vayamos. 

Ocho días después, Jesús  se presenta a sus descípulos. Ahora, Tomás si estaba presente, cuál sería su expresión al encontrarse con los ojos de Jesús. Sorpresa, vergüenza, admiración, regocijo. Su corazón quizá lo sabía, pero tenía una fuerte lucha con su mente. Pero, Jesús había regresado para aclarar estas dudas, sin recriminación, con total humildad y amor le respondió, teniendo en cuenta la personalidad de Tomás, de forma práctica, ¡TOCA, MIRA!, "Entonces le dijo a Tomás: —Pon tu dedo aquí y mira mis manos; mete tu mano en la herida de mi costado. 

 Ya no seas incrédulo. ¡Cree!" (V27)

Tomás necesitaba verlo, y después de este encuentro nunca dudó. Su reacción fue profunda al ver al Cristo resucitado, ahí supo que había hallado a Dios, "¡SEÑOR MÍO, Y DIOS MÍO! (V28). Esta gran verdad sale de la boca de Tomás, porque para toda duda hay una respuesta, y Cristo llegó a traerla personalmente.

Se imaginan que nadie hubiese tenido la duda de saber que había dentro de una ostra,  nos habríamos perdido la maravillosa experiencia de ver y tocar una preciosa perla, es así la Palabra de Dios, LA BIBLIA. HOY, el Señor nos invita a poner el dedo, a escudriñar, a tocar, a mirar y estudiar Su Palabra. Tenemos preguntas, dudas, ahí encontraremos muchas de las respuestas que buscamos en el plano espiritual, como para nuestra vida. "Pues todo el que pide, recibe; todo el que busca, encuentra; y a todo el que llama, se le abrirá la puerta" (Mt 7.8)

Tomás y sus amigos, conocidos como escépticos, pasaron a ser "creyentes". No siendo muy cultos o estudiosos, pero el inmenso amor por Su Maestro compensó esta  necesidad. Tomás viajó Siria y Edesa. En Babilonia, fundó la primera comunidad cristiana, impulsado por el gran amor a Cristo y al Evangelio. El "Vayamos a morir con Él se cumplió", porque en uno de su viajes misioneros murió atravesado por una lanza en la India, haciendo lo que amaba, dar a conocer a Cristo.

Todo esto nos debe llenar de esperanza, y engrandecer el amor hacia nuestro maravilloso Maestro, Nos debe alentar a ser proactivos en el estudio de las Escrituras, a conocer el pensamiento de Dios, Su deseos y el Plan que tiene para nuestra vidas que debe ser tarea diaria. Quietos solo cultivaremos dudas que se robustecen con lo que vemos y oímos, activos desarrollamos el sentido de la verdad, teniendo como fuente la Verdad, que es Cristo Jesús.  Así con autoridad podemos decir, esto si esto no, ¿Dónde dice eso? Si es en la Biblia lo creo ¿Quién dijo eso y le creo? 

*** Amado Maestro, precioso Señor, Tu sabiduría y gracia son eternas y se manifiestan en  todo lo que dices y haces. Nada dejas pasar por alto, nada se te escapa de las manos, todo lo tienes bajo tu control y todo obra para nuestro bien. Gracias Perfecto Dios, por ser la única fuente donde encuentro respuesta a mis inquietudes. Que más que la Verdad aclarando la verdad, Quien más que Tú abriendo los ojos, aclarando el pensamiento cuando las dudas se quieren afianzar en mí sin justificación. Tu eres la Luz que alumbra la oscuridad, y la ventana donde puedo ver con claridad lo que deseas para mí. Ayúdame a mantener el enfoque en Tu Palabra, tu voz me llama cada día y esa es la que debo seguir. Soy ovej@ tuya y te reconozco cuando me llamas, aleja las voces falsas que quieren suplantarte y llevarme por caminos desconocidos. Tu eres, ¡Señor mío, Dios mío!, Cristo Jesús.

"Entonces Jesús le dijo: 
—Tú crees porque me has visto; 
benditos son los que creen sin verme". (Jn 20.29)

"A mi amado Señor, que me ha enseñado a buscarlo en la inmensidad de Su Verdad, sea la honra y la Gloria por siempre . Amén"

ALABANZA: "TE SEGUIRÉ"
"La duda prescribe, cuando conoces a Jesús" (Gracia)

*** Que el Señor en su inmensurable gracia te lleve al deseo continuo de la búsqueda de la VERDAD.

"Que mi enseñanza caiga sobre ustedes como lluvia; 
que mi discurso se asiente como el rocío.
 Que mis palabras caigan como lluvia sobre pastos suaves, 
como llovizna delicada sobre plantas tiernas". (Deu 32.2)



Dios te bendiga.






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