UN SEGUNDO AIRE

 


Esta palabra es fiel y digna de ser recibida por todos:
Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores,
de los cuales yo soy el primero. (1Tim 1.15)
Un segundo aire
A un paciente cuando es sometido a una intervención quirúrgica se le debe administrar anestesia. Es sumergido en un estado de sueño profundo, con el fin de insensibilizarlo al dolor y al recuerdo de la intervención. Durante este período de tiempo, el paciente se encuentra inconsciente, no se da cuenta de lo que sucede a su alrededor. Pasado un tiempo, la intervención concluye, el paciente lentamente va despertando, y al darse cuenta del éxito de la intervención siente una gran satisfacción. Su pecho saltará de alegría, respirará con tranquilidad. Un suspiro podrá exhalar al sentir que está vivo y libre de su enfermedad. Quizá llorará, pero no de tristeza o desesperanza, como lo hacía antes, ahora lo hace de total agradecimiento, y dirá: ¡Gracias Señor, todo terminó con éxito. Me diste un SEGUNDO AIRE, una nueva oportunidad. Tengo vida!

"...yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia." (Jn 10.10)

"Yo he venido", es esta una valiosa promesa de vida eterna que hace Jesús. "Yo he venido para que tengan vida", y no la vida que anhela nuestras expectativas terrenales; Ni la que cubre todo tipo de satisfacción humana, sino aquella que trae salvación, propósito, dirección, gozo, provisión. Generalmente se asocia este término "abundancia" con posesión material, estabilidad económica. Pero, esta vida es improcedente en relación a la vida "en abundancia" que nos ofrece Jesús. 

Más bien, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, entonces todas estas cosas les serán añadidas. (Mt 6.33)

Jesús vino a ofrecernos VIDA ETERNA, un estado de plenitud espiritual, y esto implica tener una relación personal con Dios, la cual se basa en creer en Jesús y en su obra redentora. Cuando la fe en Jesús es el motor de la vida, y la obediencia es la marca personal del creyente, o sea se hace Su voluntad, se siguen sus sus principios sin desviarse, "Tengan, pues, cuidado de hacer lo que el Señor su Dios ha mandado; no se desvíen ni a la derecha ni a la izquierda" (Deu 5.32), lleva a experimentar paz, gozo, perdón y la esperanza que solo Jesús da. Además hay renovación en la mente y en la actitud. "Sigan por el camino que el Señor su Dios ha trazado para que vivan, prosperen y disfruten de larga vida en la tierra que van a poseer" (Deu 5.32)

"CRISTO JESÚS VINO AL MUNDO A SALVAR A LOS PECADORES.", (1Tim 1.15) En este pasaje el Señor nos dice el propósito de su llegada, cual no era solo para hacer milagros, o cumplir con el deseo de los creyentes o ser un ejemplo de moralidad. Como tampoco su venida era de paso, por breve tiempo, ni para lo que necesitaba un Mesías el pueblo judío. Él no era el "Súper combatiente, que llegaba a liberarlos de las cadenas de la opresión romana, o como acostumbra a recibirlo el ser humano, como el "súper dios" complaciente. Su venida tenía otro objetivo definitivamente. Debemos tener claro que Jesús no es de momentos, épocas o costumbres, ni tampoco se ciñe a nuestro estado de ánimo o deseos. El Rey eterno vino a darnos vida eterna, vino a quedarse eternamente con cada uno de nosotros. 

Con la autoridad del Señor digo lo siguiente:
ya no vivan como los que no conocen a Dios,
porque ellos están irremediablemente confundidos.
Tienen la mente llena de oscuridad;
vagan lejos de la vida que Dios ofrece,
porque cerraron la mente y endurecieron el corazón hacia él. (Ef 4.17-18)

Las expectativas del pueblo judío en cuanto a liberación fueron frustradas, por eso no lo recibieron, lo rechazaron. Muchas personas cuando ven que sus deseos no son cumplidos, que el "dios mago" no les satisface sus necesidades, asumen la posición de los judíos, rechazo, incredulidad y negación. La liberación que JESÚS vino a traer no era de esta forma, iba más allá del razonamiento humano, de todo conocimiento científico, filosófico de los gentiles y del nuestro. "Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?"

Jesús, el Rey de Reyes, vino de Su reino, dejó Su Santo Trono, se quitó las vestiduras reales para ponerse traje de siervo, con el fin de ofrecernos ser partícipes de él. Vino a darnos vida abundante y plena en comunión con Dios. Pero esto solo se logra cuando hay una relación íntima con Jesús, y somos liberados del pecado. Cuando creemos en su obra redentora y la recibimos como el Único camino para experimentar vida eterna y la Única fuente de transformación personal. "Les daré un corazón que me reconozca como el Señor..." (Jr 24.7a)

Esta transformación viene cuando nuestros ojos establecen contacto con Jesús. Cuando hacemos de Su palabra la fuente de vida eterna, "... Pero basta con que digas una sola palabra y mi siervo quedará sano" (Mt 8.8b). Cuando rompemos estereotipos, viejas costumbres y creencias, hábitos y dejamos a un lado ese "yo" que quiere controlarlo todo. 

"Porque no he venido a llamar a justos,...", a los sanos a los buenos. Si no padeces enfermedad alguna, ¿para qué necesitas de un médico?, ¿Necesitas alguna intervención? Lo mismo sucede en la vida espiritual, la intervención de Jesús como médico divino, solo sucede cuando se reconoce que se está enfermo espiritualmente, de esta manera Él podrá sanar el cuerpo y el alma.

Cuando la persona se considera "buena", no necesita de Jesús, por ende el Evangelio de salvación no es para ella. Las Escrituras, la Palabra de Dios será intrascendente, NO APLICA. Lo que le sucedía a los escribas y fariseos, el orgullo no les dejaba ver el tamaño de su enfermedad y lo que estaba ocasionando. No reconocían su necesidad espiritual, por eso el mensaje de Jesús era un engaño, una herejía. "Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros..." (1Jn 1.8). Teniendo en cuenta este pasaje, y para no vivir engañados, debemos reconocer que somos pecadores, que hay una necesidad grande de la intervención de Jesús en nuestras vidas, puesto que solo hay uno bueno, y ese es Dios, "—Maestro bueno,... —¿Por qué me llamas bueno? Solo Dios es bueno" (Lc 18.19)


El Señor Jesús vino en busca de los "enfermos", por los pecadores, "YO SOY EL PRIMERO", Pablo se reconoce como pecador, el más necesitado, lo mismo debemos hacer nosotros, bajar la cabeza y en humildad decir, ¡TE NECESITO CRISTO! Aunque él había experimentado el antes y después de Cristo, y aun teniendo una vida nueva reconocía que mientras viviese en la carne, tendría una lucha continúa con ella. Ni falsa humildad ni invalida la obra restauradora de Cristo en él, sino que reconoce su debilidad y los ataques a que está expuesto por el enemigo.

Con esto en mente, podemos decir que todos necesitamos que Cristo llegue a nuestras vidas, que nazca y habite en nuestros corazones, que su permanencia sea eterna y que le permitamos que actué en nuestra vidas al reconocernos pecadores. "...Los sanos no necesitan de médico, sino los enfermos, No he venido a llamar justos, sino a pecadores" (Mt 2,17). Jesús relacionó a menudo el pecado con la enfermedad física, tenemos el caso del paralítico, la mujer con el flujo de sangre, la lepra, el ciego, y esto puede tener dos connotaciones, lo que es el pecado y sus consecuencias espirituales, y lo que origina en las distintas áreas del ser humano.

De la misma manera en que Pablo estaba agradecido por la obra salvadora de Cristo en su vida, cada persona, sin excepción, debe hacerlo. Vivir en total agradecimiento, honrando Su nombre con su fiel testimonio. Así como el enfermo al despertar después de la cirugía agradece al ser sanado, Pablo también reconoce el grado de afrenta que le fueron perdonadas. Este reconocimiento que Pablo hace acerca de su condición humana, se debe a que ha alcanzado nivel alto de madurez espiritual. Es la razón por lo que nos dice, que en total humildad y con el deseo de compartirlo, debemos considerar este mensaje confiable, seguro, el cual debe ser escuchado, tenido en cuenta y recibido por todos, sin excepción, que:

 "CRISTO JESÚS VINO AL MUNDO PARA SALVAR A LOS PECADORES...". 

El bajo del cielo, de Su reino, sin tener en cuenta Si divinidad se hizo humano, como usted o yo, para librarnos del flagelo que es el pecado en la vida de la persona. Jesús llegó a este mundo, y no a uno color rosa, donde todo era paz y amor. Un mundo para nada preparado para recibirlo y acogerlo, indudablemente el mundo al que vino Jesús estaba enfermo a causa de la rebeldía y el pecado de sus habitantes. "...Jesús llegó en el momento oportuno y dio testimonio del deseo de Dios de salvar a todos" (1Tim 2.6b)

Su intervención llega en el momento y tiempo propicio, antes de la destrucción total. Antes de que esto suceda en nuestras vidas, Jesús necesita llegar y quedarse, establecer su morada en cada corazón, en aquel que decida abrirle la puerta e invitarlo a pasar. Es innegable que nuestras vidas necesitan cada día de la intervención de Jesús, recibirlo debe ser nuestro mayor deseo, y nuestro mayor acto de agradecimiento por el propósito de su venida, "Existe un solo Dios. Y existe uno solo que logró la paz entre Dios y los seres humanos: el hombre Jesucristo, quien dio su propia vida para pagar por la libertad de todos" (1Tim 2.5-6a)

Nosotros al igual que Pablo, cuando se mira el camino recorrido y todo lo dejado atrás para seguir el maravilloso camino que nos ofrece Cristo, no se puede pasar por alto el agradecimiento, ese que nace desde lo más profundo del corazón, que permite apreciar y dar valor a la inefable bondad y amor de Dios. Su gracia celestial nos permite cada día un respirar nuevo, y experimentar una vida nueva, donde Cristo es nuestro Salvador, tanto del cuerpo como del alma. "Ahora pues, arrepiéntanse de sus pecados y vuelvan a Dios para que sus pecados sean borrados" (Hch 3.19)

Jesús no vino aclararles las ideas a los judíos, a los gentiles; ni a convalidar creencias, Él llegó a traer luz a los corazones, a iluminar el camino de todo el que en Él crea. Vino a darnos UN SEGUNDO AIRE, una nueva oportunidad, "a darnos vida" y "en abundancia", y para esto suceda se requiere que Jesús more eternamente en nuestros corazones. "Todos los que declaran que Jesús es el Hijo de Dios, Dios vive en ellos y ellos en Dios" (1Jn 4.15). Así, y de esta manera, a través de Su intervención, cambie nuestros cuerpos mortales enfermos por el pecado, haciéndolos semejantes a Su propio cuerpo Santo, Perfecto y glorioso. Nada es imposible para Él, Todopoderoso Rey, que con Su poder pueda someter todas las cosas a sí mismo.  

*** Soberano Salvador, Glorioso Rey, cuán grandes son tus obras, tu poder y bondad va más allá de nuestro entendimiento. Dejaste tu divinidad celestial para servirnos en la tierra, a cambio de nuestra eternidad. Te hiciste menos que nada, para sanar nuestra alma dañada y adolorida. Qué más podemos pedir Señor, qué más podemos anhelar, tan solo necesitamos Tu presencia. HOY, Rey de la Creación, Siervo y Señor, necesito estar a tu lado para así vivir confiado@; Resguardad@ bajo la sombra de tus alas. Necesito que tu calor este conmigo, y me abraces cuando nubarrones lleguen a mí. Permíteme Señor, aferrarme a tu fuerte brazo, para caminar segur@. Sopla aliento de vida, Mi Salvador eterno, cada mañana, así podré contemplar tu hermosura. HOY, estoy segur@ que te amo no por lo que me puedes das, sino por lo que viniste a hacer. Te amo por quien eres, MI DIOS, GLORIOSO REDENTOR, HIJO DE DIOS.

"Que el Señor les guíe el corazón a un entendimiento total
y a una expresión plena del amor de Dios,
y a la perseverancia con paciencia que proviene de Cristo" (2 Tes 3.5)


A mi Señor y Salvador, que vino a buscar mi corazón enfermo para darle vida, vida en abundancia, sea la gloria y honra, Siempre. Amén

ALABANZA: "AMARTE IGUAL"
"Jesús no vino de paso, vino a morar eternamente en nuestros corazones"
(Gracia)

*** Que el Espíritu de Dios te lleve a abrir la puerta de tu corazón para recibir a Jesús.


"Si no me dieras lo que te pido,
y decidieras dejarme en el olvido,
yo te amaría igual.
Si Tú me diste cosas más grandes,
cuando intercambiaste Tu vida, por la mía,
Para así darme eternidad.


Dios te bendiga.

Comentarios

Entradas populares de este blog

MÁS ALLÁ DEL CRISTAL

SABIOS DE VERDAD

UN GRITO EN BATALLA