¿POR QUÉ A MÍ?

 

Mi carne y mi corazón desfallecen; Mas la roca de mi corazón 
y mi porción es Dios para siempre. (Salmo 73.26)


A veces surgen preguntas como: ¿Qué hice para merecer esto? ¿Por qué Dios tiene que ser tan injusto conmigo? ¿Por qué a mí y no a otro?

* Estos día fueron de aprendizaje en repostería. Inicie con galletas. Aprendí a seleccionar ingredientes, a buscar las medidas exactas junto con los sabores. Todo iba bien hasta que prendieron fuego las primeras. Retomé e inicie de nuevo. Cierto día, con los ingredientes listos, los fui organizando uno por uno en platos y los coloqué sobre la mesa. Huevos, harina, mantequilla, trozos de chocolate, polvo para hornear. Me dije, ¿Qué pasaría si los comiese así uno por uno?  Evidentemente me podría enfermar.

¡Claro!, pensé, todo estos ingredientes crudos, aislados no tendrían ninguna funcionalidad, pero si los juntamos, mezclamos las cosas cambian. Tendríamos las deliciosas galletas que espero hacer. 

Entonces, llegó la respuesta a la preguntaba que esperaba desde hace algún tiempo: ¿Por qué a mí?. Y es que Dios trabaja de forma similar como en la repostería. Cada circunstancia que permite, ocurre según Su perfecto orden. Aunque en medio de crisis no veamos Su mano, lo seguro es que todo obra para nuestro bien. A veces nos preocupamos más por los ingredientes crudos, que por reunirlos todos y dejarlos en Sus manos. Allí serán transformados en algo maravilloso. Dios nos ama tanto que decidió habitar en cada corazón para poder hacer desde allí una obra grandiosa. Ya saboree mi primer paquete de galletas, ¡Deliciosas!

"...Dios es la fortaleza de mi corazón y mi porción para siempre." (Sal 73.26b)

Regularmente las personas se dejan guiar por su naturaleza humana, entonces las emociones y pensamiento se hacen controladores, llenando su corazón de insatisfacción y cuestionamientos. Ve que sus esfuerzos son en vano comparados con los estándares que el mundo ofrece; con los de otros que para nada esforzados, más bien negligentes son en los asuntos de Dios. Hace mucho, pero beneficios pocos o sin nada; Otros suben y él baja; Otros tienen y él aún en el mismo sitio. Encerrado en sus propias cavilaciones prefiere cambiar de dirección, y lentamente retrocede, hasta llegar a su punto de partida, o mucho más atrás. "Ante todo, cuida tus pensamientos  porque ellos controlan tu vida. (Pv 4.23)

Indudablemente no somos los únicos, y más siendo cristianos, que han pasado por situaciones similares, en donde las preguntas a Dios se vuelven una constante: "¿POR QUÉ YO?", esta enfermedad, escasez, estos hijos, esta familia, este divorcio. ¿Por qué ellos sí y yo no?

Pero, las Escrituras nos muestra las vida de muchos hombres de Dios en la misma posición. Podemos ver Job, quien cuestionaba, "Por qué viven los impíos, y se envejecen, y aun crecen en riqueza? Su descendencia se robustece a su vista, y sus renuevos están delante de sus ojos. Sus casas están a salvo de temor,..." (Job 21.7). La experiencia vivida por este hombre de Dios, a quien lo consideraba fiel y justo, no fue la mejor. Pasó por tantas calamidades que llegó a dudar de la justicia de Dios.

 “Hay del que pelea contra su Hacedor. El vaso del barro, entre los vasos de la tierra, ¿acaso dirá el vaso de barro al alfarero, qué estás haciendo? (Is 45.9)

Ante este desbordante caudal de pensamientos que llegaron a Job, y en parte alimentados por personas cercanas, tuvo el atrevimiento de cuestionar a Su Creador. Pero, ante tal ignorancia, Dios llegó desde un torbellino categórico e ilustrativo, y mostrándole el orden natural de la tierra aclaró su entendimiento. No le respondió, más bien le presentó el paso a paso conciso de Su creación por medio de preguntas: "¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra?" (Jb 38.4a) "¿Quién ordenó sus medidas si lo sabes?"(V5). Este doble sentido de Dios lo llevó a utilizar la necedad de Job para revelar Su orden moral, lo que Él quiere y su propósito con todo lo que hace y establece. 

El siguiente pasaje va para todo aquel que en la posición de Job duda de la grandeza y poder de Dios; Duda de que todo está bajo Su dominio y control; Que Su soberanía es Su derecho para hacer todo lo que decida hacer, y es incuestionable. "Entonces el Señor le dijo a Job: «¿Todavía quieres discutir con el Todopoderoso? Tú criticas a Dios, pero ¿tienes las respuestas?" (Jb 40.2). El torbellino de preguntas le llegaron como ráfaga para sacudirlo de su falta de discernimiento. Cada palabra de Dios quedó plasmada en una imagen ante sus ojos, "Entonces Job respondió al Señor«No soy nada, ¿Cómo podría yo encontrar las respuestas?    Me taparé la boca con la mano. Ya hablé demasiado;" (V4-5).

Sin argumentos, sin bases sólidas y bien fundamentadas, y los más importante sin revelación, que viene a través del Su Santo Espíritu, cómo se podrá entender cada movimiento, decisión, Palabra de Dios. Lo mejor es hacer lo que hizo Job, "cerrar la boca", "Entonces Job respondió al Señor«Sé que todo lo puedes, y que nadie puede detenerte. Tú preguntaste: “¿Quién es este que pone en duda mi sabiduría con tanta ignorancia?”. SOY YO y hablaba de cosas sobre las que no sabía nada, cosas demasiado maravillosas para mí. (Jb 42.1)

Debemos tener claro que por mucho conocimiento, experticia, sagacidad, no existe un punto de vista o criterio mayor que el de Dios. El estándar es Dios mismo, por tal razón lo más sabio y la única opción que tenemos es someternos a su autoridad, y confiar, Él sabe la razón, el propósito del por qué suceden la cosas y para qué llegan a nuestra vida. Qué da y qué quita, dentro de todo hay un propósito divino el cual siempre será para nuestro bien.

"El corazón inteligente busca conocimiento, Pero la boca de los necios se alimenta de necedades." (Pv 15.14)

"¿Has entrado tú en los tesoros de la nieve," (Job 38.22) Aquel gran manto blanco, que se extiende sobre cada forma de la superficie de la tierra. Que nos muestra la pureza y grandeza de Dios, quien nos cubre con su amor inigualable. Quien protege y preserva la vida bajo esta espesa capa fría, para más adelante fructificar.. "que guardo para tiempos de angustia, cuando se libran guerras y batallas? (V24). Él nos prepara, enseña, fortalece bajo Su manto. Confirma que nada hay fuera de Su control. La nieve, representa el cofre de Dios guardando todos los tesoros del cielo para usarlos cuando sea el momento propicio, para hacer cumplir su propósito. 

Cuando Dios no habla de los tesoros que ha reservado para nosotros, describe con lujo de detalles la obra que creó para que fuera disfrutada de la mejor manera, y reconocer si somos merecedores de la bondad de Dios. Escanear y visualizar cada acto nuestro y analizar si cumplimos los estándares divinos es nuestra tarea diaria. Pero como Job, lo único que nos hace merecedores de ello es por Su Gracia, "¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él, Y el hijo del hombre para que lo cuides? ¡Sin embargo, lo has hecho un poco menor que los ángeles, Y lo coronas de gloria y majestad!" (Sal 8.4-5)

La comparación trae el cuestionamiento, y en el salmo 73, Asaf, descendiente de Levi, tercer hijo de Jacob, afirma con certeza que Dios es bueno con Israel, pero destaca "Para con los limpios de corazón" (sal 73.1b). Sin embargo, más adelante parece que dudara de esta declaración, cuando llegó a pensar en la prosperidad de los impíos. En aquellos que sin esfuerzo alcanzan grandes cosas, y sin tener en cuenta las responsabilidades hacia Dios logran más fortuna. Es aquí cuando llega la pregunta, ¿POR QUÉ A MÍ?. Pero es el mismo Dios a través de Asaf nos revela el peligro de tal pensamiento. "Pero en cuanto a mí, casi perdí el equilibrio; mis pies resbalaron y estuve a punto de caer," (Sal 73.2)

Asaf, y nosotros tendemos a caer, pecar, cuando nuestra mirada está dirigida a las circunstancias externas. Cuando el ensordecedor ruido del materialismos invade nuestros sentidos, nos cautiva y empezamos a desear, ambicionar, a querer TENER. Es ahí cuando llega el cuestionamiento, la duda. Con el deseo desmedido llegamos a idolatrar, a poner por encima de Dios todo lo que nos causa placer y satisfacción. Es así que perdemos el rumbo y nos salimos de cobertura divina, ¿Quién guiará y respaldará nuestro caminar? "casi perdí el equilibrio". Es en este momento que aparece el gran pecado, ENVIDIA. Si Dios dijo. "No te harás ídolos" "No codiciarás" (Éx 20.3,17), "porque envidiaba a los orgullosos cuando los veía prosperar a pesar de su maldad." (Sal 7.3)

La envidia se desarrolla cuando nuestra perspectiva está formada con pensamientos de hombre. Es aquí cuando se empiezan a reproducirse sus raíces. Al ver la prosperidad de otros, aun sin seguir fielmente los caminos de Dios. Pero es importante tener en cuenta que para el hijo de Dios, el creyente que ha nacido de nuevo y tiene a Jesús como Su Señor y Salvador, esta perspectiva ha quedado atrás, al no hacerlo tendrá una visión amorfa de la vida, y desvirtuará la obra creada por Dios, Su Poder y Soberanía. AHORA, su mirada será desde la perspectiva de Divina, "Mi antiguo yo ha sido crucificado con Cristo. Ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. (Gál 2.20a)

Estas aparentes contradicciones de la vida, también son una revelación divina. Donde Dios nos muestra Su gran misericordia y bondad, tanto para los impíos como para los justos. Claro, la bonanza del impío puede ser tentadora, es probable que el creyente quisiera estar en su posición, pero al finalizar el salmo podemos ver en dónde queda tal bonanza. El poder alcanzado, obviando los principios divinos, se pierde. ¿Dónde quedará? ¿Quiénes se usufructuarán de aquello por lo que se esforzó?. Se disipa con la muerte. PERO, la recompensa del justo adquiere un valor eterno.  

HOY, el Señor nos exhorta a través de Su Palabra a romper con el cuestionamiento ¿POR QUÉ A MÍ?, y a desvalorizar la justicia divina. Esto es como pelear con el viento, puesto que Dios tiene un plan, orden, tiempo establecido para cada uno, donde cada circunstancia tiene un propósito. Cuando se mira el "bien" del otro perdemos de vista los tesoros que Dios nos ofrece. "Se llenó de amargura mi alma, Y en mi corazón sentía punzadas." (V21) El corazón se enferma por ambicionar y querer poseer la riqueza ajena, independiente de lo que sea. Contaminar el corazón es permitir el florecimiento de la amargura que la sellará con odio y resentimiento, dejando a la persona más necesitada de lo que estaba.

"Hasta que entrando en el santuario de Dios, Comprendí el fin de ellos. (Sal 73.17) Asaf, se dio cuenta que mirando bajo la perspectiva de Dios, no solo podía entender claramente cómo terminarían los los impíos, sino también ver la grandeza de Su Dios, quien obraba con justicia al revelarle la verdad, que era el fin de los impíos, incrédulos y profanadores de Su Santo nombre, "¡Cómo han sido asolados de repente! Perecieron, se consumieron de terrores." (V19), Aquellos que llevados por su voluntad se hacen "reyes" del mundo sin tener en cuenta al Soberano Señor, dueño de todo lo creado. Que nosotros como creyentes en Cristo no debemos poner los ojos en tales añadiduras, ni frenar el caminar al ver el la aparente felicidad de los demás, todo esto es vació cuando lo comparamos con las riquezas eternas que nos esperan.  

Todo esto tan solo es una pequeña porción a comparación del tamaño de la que el Señor nos tiene reservada. Como niños en fiesta peleamos por un trozo grande del pastel, sin tener en cuenta que podría causarnos indigestión. No todo lo que vemos es benéfico, como también todo lo que deseamos y luchamos por conseguir. Más Dios nos ha destinado una quinta porción, aún más grande, CRISTO, quien vino a preparar el camino para que alcancemos las riquezas de Su gloria. Todo se resumen en CONFIAR EN Él, con abundancia o sin ella, en el sufrimiento o la alegría, así alcanzaremos los tesoros del cielo preparados para aquellos que han creído, confiado y esperado en Jesús, Su Salvador.

*** Amado Señor, tu misericordia me asombra, Tu Gracia me sorprende y tu bondad me cautiva. Todo este derroche de AMOR por mí, hace que mi corazón desfallezca de amor por TI. ¿Quién podría amarme de esta manera? SOLO TÚ. Quien pasa por alto todas mis limitaciones, mis batallas internas, mis dudas y cuestionamientos para venir a revelar Tu Verdad, a enseñarme cuál es el camino correcto. Ahora, el ¿POR QUÉ A MÍ? se diluye en medio de la grandeza de tus bendiciones, y de los inmensurables tesoros del cielo que tienes reservados para mí. Ayúdame a vivir cada día "degustando" mi QUINTA porción, la que me diste por Tu gracia, JESÚS. En Él confiaré, seguiré y daré honra cada día de mi vida.

Pero en cuanto a mí, el acercarme a Dios es el bien; 
He puesto en Jehová el Señor mi esperanza, 
Para contar todas tus obras. (Sal 73.28)


"A mi Soberano Señor, quien esperó con paciencia y reservó con amor mi Quinta Porción, Jesús, sea la Gloria y honra, Siempre. Amén"

ALABANZA: "PRECIOSO JESÚS"
"Tu Gracia se hizo manifiesta, Señor, cuando me elegiste a mí" (Gracia)

*** Que el Espíritu de Dios sea el faro que alumbre tu entendimiento.

¿A quién tengo yo en los cielos sino a Ti?
Y fuera de Ti nada deseo en la tierra" (Sal 73.25

“Con todos los corazones que hay en el mundo, JESÚS escogió vivir en el tuyo, disfrútalo”


Dios te bendiga.


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