PACIENCIA ACTIVA

 

"y vosotros sed semejantes a hombres
que aguardan a que su señor regrese de las bodas,
para que cuando llegue y llame, le abran en seguida". (Lc 12.36)

PACIENCIA  ACTIVA

No solo las personas con perfil antisocial o daño neurológico llegan a no sentir culpa ante la perpetración de un acto de violencia o daño, aun algunas personas con un marcado desarrollo moral pueden cometer actos que sobrepasan los límites establecidos por el contexto social y tienen la capacidad para justificarlos. Los límites existen, las normas también, pero hoy en día es más difícil definir lo correcto de lo incorrecto, ya que las leyes son violadas con demasiada frecuencia. Hay leyes, pero el individuo es quien las manipula y las ajusta a su conveniencia. Aunque algunas personas intentan mantener una posición ecuánime, tienden a mantener coherencia y consistencia entre las acciones y el pensamiento, en ocasiones cumplir con este deseo no es tan fácil. Con frecuencia el victimario, el perpetrador o quien rompe los límites preestablecidos alega su propia defensa hasta llegar al punto de victimizarse y justificar su acción.

"¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte? (Rm 7.24) 

La justificación es el instrumento más utilizado en este tiempo para lavarse las manos con elegancia.  Lo "correcto" y lo "incorrecto" perdió su valor intrínseco que generaba el valor moral. Ahora los correcto es todo lo que su ajusta a la modernidad, a lo que la cultura en evolución emane y ponga como modelo a seguir, así el significado de "correcto" se desvirtúe, y así la moralidad quede sobre la balanza. Mientras vivamos en este cuerpo mortal, susceptible a los ataques del enemigo, nuestra voluntad queda en discusión, el gran problema del ser humano es que siempre se acoge y le da excesivo valor a su voluntad, la cual es cuestionable.

 "¡Gracias a Dios! La respuesta está en Jesucristo nuestro Señor. Así que ya ven: en mi mente de verdad quiero obedecer la ley de Dios, pero a causa de mi naturaleza pecaminosa, soy esclavo del pecado" (Rm 7:25)

Esta disonancia que nos lleva a hacer lo incorrecto, mientras queremos hacer lo correcto es difícil mantenerla bajo control con nuestra voluntad inconstante. Pablo lo entendía muy bien, "en mi mente de verdad quiero obedecer la ley de Dios, pero a causa de mi naturaleza pecaminosa, soy esclavo del pecado", (Rm 7.25), sabía que la carne ejerce un control desmedido en la persona llevándolo a hacer lo "incorrecto", aquello que se sale de los límites que Dios establece. Es la lucha interna de la carne, lo que causa satisfacción, placer, y del espíritu, quien trae luz y nos muestra lo correcto, lo que Dios planeó para nuestro bien. "Porque Dios corrige y castiga a todo aquel que ama y que considera su hijo" (Hbr 12.6)

"Lo que es imposible para los hombres es posible para Dios —aclaró Jesús" (Lc 18.27)

Indudablemente para el ser humano mantener el control de sus impulsos, pensamientos, deseos le es difícil. Hacer lo correcto, aunque lo desee, siempre le será engorroso, porque siempre encontrará piedras de tropiezo que lo harán caer, y la mayor piedra es la misma persona . Una mentira, supuestamente piadosa, es una mentira; un desliz ocasional, es un desliz; un engaño, así sea para hacer lo correcto, es un engaño; una verdad a medias, se convierte al final en una mentira, conclusión "el pecado nos asedia". "..liberémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante" (Hbr 12.1b)

Difícil para el ser humano, pero para Dios no. He aquí lo valioso, indispensable, necesario que es tener a Dios en nuestra vida. "...separados de mí no podéis hacer nada" (Jn 15.5b). Necesitamos de Él, en todo momento, para poder hacer lo bueno. "Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre" (1Jn 2.17)

En este vaivén de la vida, nos pasamos el tiempo, intentando hacer lo bueno, lo correcto, transitando por el camino incorrecto; Buscando felicidad en lugares y cosas donde emana la infelicidad, y al final los intentos se quedan en vanas intenciones.

*** "La tortuguita Josefa después de la partida de su amado esposo, se sumió en una profunda melancolía, para un día despertar animada y decir: ¡Llorar, no más! Acicalada salió en busca de la felicidad. En amores fugaces caía cada noche, y las estrellas que la hacían soñar antes, ahora permanecían en su cabeza revoloteando cada mañana. Sus buenos deseos terminaron en una vida disipada y sin felicidad. Embriagaba la infelicidad, para ver la felicidad pérdida. Sorprendida abrió el sobre que le trajo el cartero esa mañana. Sus primas vendrían de visita, anhelaban verla y pasar un tiempo con ella. Desde ese ese día se preparaba para su encuentro. Con esmero limpió su casa, plantaba flores a la entrada, ponía en orden todo. El día anterior de la visita, preparó postres, platos exquisitos, ricas tortas. Decía, "mis primas verán lo mejor de mí. De algo no se percató, que su vestido se había desteñido, ya no tenía los colores brillantes del ayer. Su piel ajada reflejaba lo que no logró encontrar, felicidad. Ahora, con apariencia de años, recibía a sus primas. Las que por la misma puerta que entraron salieron de inmediato, se marcharon para nunca más regresar, al creer que estaban en el lugar equivocado. No reconocieron a Su prima Josefa, hasta su deliciosa aroma se había disipado en la embriaguez y el calor" (Gracia).

"Sin embargo, nadie sabe el día ni la hora en que sucederán estas cosas, ni siquiera los ángeles en el cielo ni el propio Hijo. SOLO EL PADRE LO SABE" (Mt 24.36)

HOY el Señor Jesús nos exhorta a estar alertas y preparados, en todo tiempo; A mantenernos en guardia, con los pies en el lugar apropiado y en el camino correcto, haciendo lo correcto, según Sus principios y voluntad. Esto con el fin, que la llegada del Señor nos nos tome por sorpresa, y así no tener excusa para decir, "no lo sabía". "Un siervo que sabe lo que su amo quiere, pero no se prepara ni cumple las instrucciones, será severamente castigado. (Lc 12.47)

"Por eso, estén siempre alerta,..." (Mt 24.42a)
"...mantengan las lámparas encendidas" (V35)
"Velen" (Mt.24.41a)

Ante el escepticismo que algunos tienen acerca de la llegada del Señor, HOY Él nos llama a desechar todo tipo de idea que la niega, y a vivir con la expectativa de Su regreso. "Estén vestidos, listos para servir y mantengan las lámparas encendidas," (Lc 12.35). Debemos vivir como si el Señor fuese a aparecer de sorpresa, "...Entonces estarán listos para abrirle la puerta y dejarlo entrar en el momento que llegue y llame" (V36b). Listos para darle cuentas de nuestra vida. 

Puede que ni hoy ni mañana llegue, pero lo cierto es que en cualquier momento lo hará, "Puede ser que llegue en la mitad de la noche o durante la madrugada, pero cualquiera sea la hora a la que llegue, recompensará a los siervos que estén preparados"(V38), y ante Su llegada inminente, ¿Qué tendríamos para contarle? o ¿Cómo nos encontraría? ¿Nos reconocerá o pasará de largo?


La tendencia nuestra es dejar todo para lo último, los días pasan, al igual que los años, y evadiendo responsabilidades pasamos la vida, pero ese es nuestro pensar, porque el Señor es fiel a Su Palabra, "Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta" (Núm 23.19). Si Él lo prometió tengamos por segura, que así será. Su no llegada aún, tiene una razón, Su amor por nosotros. "En realidad, no es que el Señor sea lento para cumplir su promesa, como algunos piensan. Al contrario, es paciente por amor a ustedes. No quiere que nadie sea destruido; quiere que todos se arrepientan" (2P 3.9)

"Los siervos que estén listos y a la espera de su regreso serán recompensados. Les digo la verdad, él mismo les indicará dónde sentarse, se pondrá el delantal y les servirá mientras están a la mesa y comen" (V37)

Preparados en TODO TIEMPO, con la camiseta de RESPONSABILIDAD puesta es la posición que debemos asumir. Que no nos suceda lo de la fábula, que nos encuentre desteñidos, irreconocibles, porque cuando hacemos del pecado la mejor compañía, nuestro exterior puede ser hermoso, pero el interior será todo lo opuesto. "Sobre todas las cosas cuida tu corazón, porque este determina el rumbo de tu vida" (Pv 4.23)

"Pues, así como el relámpago destella en el oriente y brilla en el occidente, así será cuando venga el Hijo del Hombre" (Mt 24.27)  Aunque la parábola está dirigida al pueblo de Israel, aplica a nosotros, como pueblo escogido y santo, consagrado para Dios; Como sus hijos; Como el remanente de su pueblo debemos con mayor razón asumir nuestro compromiso de cristianos, y permanecer cada día ACEITANDO NUESTRA LÁMPARA, con Su Palabra y obedeciendo a Su llamado. Con PACIENCIA ACTIVA, trabajando en Su reino, dando frutos de Su Verdad, presentando el evangelio a otros. Como siervos de Cristo, debemos sembrar para presentarle al Señor la cosecha para cuando regrese. "¡Así que ustedes también deben estar alerta!, porque no saben qué día vendrá su Señor" (Mt 24.42)

"Bienaventurados aquellos siervos..." que se encuentran velando, pendientes de la llegada de su señor. Haciendo lo "correcto", lo que el Señor mandó a hacer. Viviendo y confesando el Evangelio, dando testimonio de la Verdad, mostrando a Cristo a través de sus vidas. Bienaventurados aquellos que hicieron de Jesús su mayor modelo a seguir, e imitaron su vida. Bienaventurados aquellos que supieron esperar con PACIENCIA ACTIVA, y sus "lámparas encendidas" permanecieron, y  perseveraron hasta el final, que no se durmieron ni se distrajeron mientras aguardaban la llegada de su señor. Bienaventurados aquellos, que corrieron abrirle cuando sintieron sus pasos desde la distancia,  lo recibieron con alegría y gozo, y lo honraron con su testimonio de vida. 

Bienaventurados los que creyeron y nunca olvidaron la obra de Cristo en la cruz, vivieron siempre agradecidos y asombrados por cada cicatriz que recibió por ellos.  Bienaventurados tú y yo, que lo hemos amado por sobre todas las cosas, hemos creído en Él, en el Hijo de Dios encarnado, en el Rey celestial, que vino dejando su trono, a nacer y morir en este mundo por amor nosotros, los pecadores.  

*** Amado Señor, Hermoso Salvador, Glorioso Rey, digno eres de toda alabanza y honor. Soberano y Eterno Dios, todo el poder descansa en Ti. Tu autoridad no tiene limites y el resplandor de Tu majestad ilumina cada rincón de la tierra. Hoy tu voz llega a mis oídos y me confronta con mi verdad, y doblega mi voluntad. Tu sabiduría inescrutable rompe con lo que yo daba por cierto. AHORA soberano Señor, ayúdame a estar despiert@, en vigilia constante, a disipar las voces del mundo que quieren distraerme; a ahuyentar el ruido ensordecedor de mi mente que me cambia de Tu dirección. Solo deseo, amado Cordero de Dios, que te deleites escuchando lo que tengo para contarte cuando regreses, como también escuchar tu voz diciéndome: Bienaventurado eres tú, que sentiste mis suaves pasos, el aroma de mi presencia y corriste a abrirme la puerta, "Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor" (Mt 25.23)


"A mi Amado Señor, que por amor vino a despertarme del sueño profundo para que encendiera Su Lámpara de Vida, sea la honra y la gloria, Por siempre. Amén"

Alabanza: "NUESTRO DIOS ES SANTO"
"Con paciencia te espero, Con Paciencia te aguardo, Salvador de mi alma" (Gracia)

*** Que el Santo Espíritu de Dios te de la fuerza para perseverar mientras aguardas la llegada del Santo Cordero de Dios.


"Mas el que persevere hasta el fin, este será salvo" (Mt 24.13).


Dios te bendiga

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