HASTA AQUÍ FUE


 "Tomó luego Samuel una piedra y la puso entre Mizpa y Sen, y le puso por nombre  Ebenezer, diciendo: 
HASTA AQUÍ NOS AYUDÓ EL SEÑOR".              

HASTA AQUÍ FUE

*** Para los atletas la preparación es base importante para su buen desempeño. En el año de entrenamiento debe alcanzar un punto óptimo en lo que respecta a fuerza, velocidad, resistencia, destreza y táctica competitiva. Al finalizar este espacio de tiempo, y cuando la competencia se aproxima, debe adicionarse a este ciclo de entrenamiento el estudio de cambios fisiológicos como el estado psicológico y emocional del atleta. Todo un paquete completo de acciones que llevan a un resultado definitivo. Positivo, si se cumplieron precisamente, y negativos si se obviaron o se actúo a la ligera, sin disciplina y responsabilidad. 

"Y también el que compite como atleta, no gana el premio si no compite de acuerdo con las reglas" (2Tim 2.5)

De la misma manera, que en la vida del atleta, las personas tienen un antes y un después, en el cual los resultados dependen de lo ejecutado. Cada acción cuenta y forma parte de la preparación ya sea para el triunfo como para la derrota. Los resultados van supeditados al nivel de preparación y a quién se ha delegado tal ejercicio. El entrenador es la figura más importante, puesto que sobre él recae todo desarrollo de trabajo del atleta durante el período de entrenamiento. Es quien prepara, enseña, guía, refuerza, hace proyecciones, establece normas y las hace cumplir, evalúa constantemente, al final los resultados dependen de la interacción efectiva entre entrenador y atleta.

Ninguna disciplina resulta agradable a la hora de recibirla. Al contrario, ¡es dolorosa! Pero después, produce la apacible cosecha de una vida recta para los que han sido entrenados por ella. (Hbr 12.11)

Asimismo, toda persona que ha entregado su vida a Cristo, sufre una bifurcación importante. El antes y después de conocer a Cristo es su nuevo panorama, en donde su plan de vida cambia drásticamente, para acogerse al Plan de Dios, y donde Él, como Entrenador celestial, se encargará de tomar el control de cada rutina de vida. "Mi antiguo yo ha sido crucificado con Cristo. Ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Así que vivo en este cuerpo terrenal confiando en el Hijo de Dios, quien me amó y se entregó a sí mismo por mí" (Gál 2.20). El antes, con sus alegrías y decepciones, pasa a ser la experiencia de vida, donde Dios formó el carácter y estableció Su identidad en cada uno de nosotros. Somos una nueva creación (2 Cor 5:17)

Es así que el Señor llega a establecer Su Verdad, nos la da a conocer, nos enseña a caminar con base a ella y de su mano nos lleva en un recorrido que no termina aquí, va más allá de lo esperado. Nos da la fuerza para saltar obstáculos, nos impulsa para seguir adelante, nos levanta cuando caemos, y alienta cuando no queremos seguir más. Es el Señor, quién secará nuestra frente, y nos dará de beber Su Agua de Vida, cuando la sed intente detenernos. Él será nuestra compañía en todo tiempo, y consuelo en la derrota y el motivo de gozo y, alegría. 

"El da fuerzas al fatigado, y al que no tiene fuerzas, aumenta el vigor" (Is 40.29)

La carrera por la vida no es fácil, pero se hace más complicada cuando se compite fuera de los designios de Dios, lejos de Su presencia, y cuando sus instrucciones son manipuladas por nosotros. Eso es como decirle al viento que sople en sentido contrario porque nos incomoda. Si queremos recibir bendiciones debemos seguir Sus instrucciones fielmente. Si queremos el cumplimineto de Sus promesas en nuestra vida, debemos comprometernos a vivir de acuerdo a su orden establecido. Si queremos tener una vida gratificante debemos hacerlo a Él parte de ella.

Dios mío,
enséñame a cumplir tus mandamientos,
pues obedecerlos me hace feliz; 
¡los cumpliré toda mi vida! 
Aclara mi entendimiento, y los seguiré de todo corazón. (Sal 119.33)

El Señor nos trae un mensaje aplicable a todo tiempo, y HOY nos llega en el momento oportuno. El Señor habló por intermedio de Samuel al pueblo de Israel "...Si de todo corazón desean volver al Señor, DESHÁGANSE de sus dioses ajenos y de las imágenes de Astoret. Dediquen su corazón al Señor y obedézcanlo solamente a él; entonces él los rescatará de los filisteos" (1S 7.3)

El Señor era claro con su pueblo y con nosotros, como remanente escogido, "DESHÁGANSE", quiten, destruyan, rompan, acaben con todo aquello que está fuera de mis principios. No dejen nada que sea causa de maldición, pensamientos, actitudes, costumbres, hábitos, vocabulario, objetos de idolatría, religiosidad. "Desháganse" es dejar algo en la inexistencia, que no queden raíces que puedan brotar. 

"Yo hice todo esto con mis propias manos, y fue así como todo llegó a existir..." (Is 66.2a). Si la tierra, nuestra casa y nuestro cuerpo es creación de Dios, es obra de Sus manos, "es el estrado de sus pies", es la habitación del Espíritu de Dios, debe permanecer SIEMPRE dándole honor a Su dueño. "El cielo es mi trono, y la tierra es el estrado de mis pies. ¿Qué clase de casa podrían edificarme? ¿Qué lugar pueden ofrecerme para mi reposo? (Is 66.1). En obediencia, y como el atleta que sigue las instrucciones de su entrenador, con más razón nosotros debemos hacer lo mismo, escuchar y hacer, obedecer. "Queridos hermanos y hermanas en Cristo, Dios nos hizo esa promesa. Por eso, para que Dios nos acepte, no debemos hacer el mal, sino mantenernos libres de pecado. Honremos a Dios, y tratemos de ser santos como él" (2Cor 6.18)

Indudablemente este llamado es definitivo, queremos ser beneficiarios de las promesas y el galardón final ofrecido por Dios, entonces para esto debemos actuar, sudar la camiseta y correr la maratón de la vida de Su mano y según Sus instrucciones. El pueblo de Israel lo hizo, "Así que los israelitas se deshicieron de todas sus imágenes de Baal y de Astoret y adoraron únicamente al Señor" (1S 7.4). Así fue que cuando los filisteos se dieron cuenta que Israel estaba reunida en  Mizpa, intentaron atacarlos. Israel atemorizado pidió a Samuel que interviniera para que Dios los ayudara. "¡No dejes de rogarle al Señor nuestro Dios que nos salve de los filisteos!», le suplicaron a Samuel" (1S 66.8)

"...y clamó Samuel a Jehová por Israel, Y JEHOVÁ OYÓ" (V9b)

"OYÓ", como lo hace con nosotros cuando le escuchamos, le obedecemos y le seguimos. Cuando no cambiamos, ni adulteramos Sus principios; Cuando a pesar de la influencia recurrente del mundo no ponemos en cuestionamiento nuestra fe y nuestro amor por Él; Aún cuando no entendamos el por qué de lo que sucede, con más fuerza cantaremos y alzaremos las manos para honrar Su Santo nombre; Cuando Sus mandamientos son la ruta que seguimos, teniendo como el principal, dado por el Señor:

"Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, 
y con toda tu alma, y con toda tu mente" (Mt 22.37)

El Señor viene y nos sorprende con Su Palabra de Vida, ¡Fascinante! ver como desplega Su amor para enseñarnos y cambiar nuestras vidas. Cada Palabra salida de Su boca es alimento que saciará nuestra sed espiritual, que nutrirá nuestra alma, y el Agua que quitará la sed de conocerlo. 

El Señor OYÓ, y ese oír no fue pasivo, actuó de inmediato a favor de Su pueblo, de Sus elegidos, de Sus hijos. "...llegaron los filisteos para atacar a Israel. Pero ese día el Señor habló con una poderosa voz de trueno desde el cielo y causó tal confusión entre los filisteos, que los israelitas los derrotaron" (V10.10b)
Otra versión dice, "y los atemorizó, y fueron vencidos delante de Israel". Dios les dio la victoria, y esta fue la primera victoria que habían ganado en mucho tiempo. Dios "OYÓ", a pesar de que los Israelitas tiempo atrás se había alejado de sus caminos, pero de regreso estaban, una nueva etapa habían iniciado, la cual no excluía a Dios. Después de la derrota filistea, "...Samuel tomó una piedra grande y la colocó entre las ciudades de Mizpa y Jesana. La llamó Eben-ezer (que significa «la piedra de ayuda») porque dijo: 

"¡Hasta aquí el SEÑOR nos ha ayudado!"
Al igual que Samuel, nosotros debemos decir HOY lo mismo. El pasado con sus pros y contras deben quedar en el lugar que debe estar, atrás. Como piedra de adorno, que al mirarla nos recuerde DE DONDE NOS HA SACADO EL SEÑOR, de lo que nos ha librado, lo que ha quitado, "Me levantaste de la tumba, oh SEÑOR; me libraste de caer en la fosa de la muerte" (Sal 30,3). Esa "piedra" nos debe recordar que cada victoria ganada, cada triunfo recibido, cada logro alcanzado provienen del Señor, quien cuida de nosotros, "Tú eres mi refugio; Tú  me proteges del peligro y me rodeas con cánticos de liberación" (Sal 32.7). Esa "roca grande" debe recordarnos como también que reconozcamos cada día, que nuestros pies deben estar plantados sobre la Roca que da Vida, La Roca de Salvación, Cristo Jesús, quien nos dice: "...separados de mí no pueden ustedes hacer nada" (Jn 15.5b)

 "De modo que los filisteos fueron sometidos...Y durante toda la vida de Samuel la mano del Señor se levantó contra los filisteos. Entonces fueron restituidas a Israel las aldeas...Y en esos días hubo paz" (1Sam 7.14)

Con alegría y gozo en nuestro corazón, HOY debemos decir, "HASTA AQUÍ NOS AYUDÓ EL SEÑOR", "Hasta aquí nos ha sostenido; "Hasta aquí nos ha acompañado; "Hasta aquí nos ha guiado"; "Hasta aquí ha estado presente". Pero, si la obediencia y fidelidad a Él es nuestro mayor galardón, seguirá haciéndolo en lo que queda por venir. Mientras no apartemos la mirada de Él, continuará siendo nuestro escudo, defensor, nuestra ayuda que nunca fallará.
 

No existe nada que lleve a Dios a dejar de de amarnos, pero si hay mucho que hace que nosotros lo dejemos de amar, y esto conlleva a excluirlo, y a que Su Presencia no habite en nuestra vida. 
"
Estoy convencido de esto: el que comenzó tan buena obra en ustedes la irá perfeccionando hasta el día de Cristo Jesús" (Fil 1.6).

 "Pues, ¿quién es Dios aparte del Señor? ¿Quién más que nuestro Dios es una roca sólida? Dios es mi fortaleza firme,   y hace perfecto mi camino" (2S 22.32-33)

*** Amado Señor, Padre eterno. Soberano Dios. Gracias por darme la oportunidad de ponerle fin a las etapas de mi vida, por enseñarme a hacer buen uso del antes, y guiarme en el presente para que el día porvenir sea conforme a tus designios. Nada hay fuera de Ti, todo es conforme a lo que has hecho y estableces. Ayúdame a mantenerme en Tu senda, y seguir las instrucciones que guiaran mi recorrido hasta llegar a nuestro feliz encuentro. Sé que Tú eres Señor de nuevos comienzos, y que que cada día es el inicio de una nueva etapa, HOY deseo empezarla con mis pies plantados sobre la Roca, Aquella que da vida verdadera, que oxigena mi alma, que le da sentido a mi existir, CRISTO JESÚS. Porque sin Él mi alma quedará perdida en la inexistencia. Gracias Dios eterno, por darnos a Tu Hijo, como nuestro Salvador y Libertador, porque sólo en Él experimentáremos una nueva vida "A partir de ahora, este mes será el primer mes del año para ustedes" (Éx 12.2)

He aquí que yo hago cosa nueva;
pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis?
Otra vez abriré camino en el desierto,
y ríos en la soledad. (Is 43.18)

A mi Gran Padre, que no escatimó ni a Su propio Hijo por amor a mí, sea la honra y la gloria, Siempre. Amén

ALABANZA "HASTA AQUÍ NOS AYUDÓ JEHOVÁ"
"Si has llegado hasta aquí, es porque Dios desea llevarte más allá" (Gracia)

*** Que el Espíritu de Dios ilumine tu camino para que veas lo que Dios tiene preparado para quienes confían en Él.

"Si tu presencia no ha de ir conmigo;
 no nos saques de aquí" (Éx 33.15b)

Dios te bendiga. 

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