TAN SOLO UNA VEZ

Y oyendo que era Jesús nazareno, comenzó a dar voces y a decir: ¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí! (Mc 10.47)

TAN SOLO UNA VEZ

Pasos y más pasos da el hombre en su caminar por la vida, unos lo llevan con incertidumbre y esfuerzo a concretar las metas esperadas. Pero, otros se convierten en tropezadero, aún así sigue tropezando con la esperanza de que en algún momento se le alumbre el bombillo "de la buena suerte" y por fin halle lo que busca.

Pero de una cosa no se da cuenta, que la vida pasa y las oportunidades también, con tal rapidez que ni lo percibirá y lo que se deja pasar, por nuestros caprichos, no regresará. Cuando se detenga y mire hacia atrás se preguntará, ¿Si yo hubiese hecho esto o aquello?, pero "llorar sobre la leche derramada" ya es improbable en esta posición, porque los lamentos son innecesarios cuando la vida ha sido consumada en la insignificancia. "Entonces vinieron a Jericó; y al salir de Jericó él y sus discípulos y una gran multitud, Bartimeo el ciego, hijo de Timeo, estaba sentado junto al camino mendigando. (Mc 10.46).

Al imaginar la condición de Bartimeo llevaría a formular hipótesis tales como: ¿Por qué  provino la ceguera de este hombre? ¿De nacimiento o  circunstancias de la vida? ¿Estaría ciego? Sería fácil suponer que Bartimeo debido al mucho tiempo en esta condición, se acomodará e hiciera de la ceguera su estilo de vida. Para él le era más fácil estar ciego, así viviría de la lástima de otros, la mendicidad. Casos se han visto, también en estos tiempos y muy cerca nuestro.

Dos son las características relevantes de este hombre, no tanto es su condición física, total ya se había acostumbrado a vivir de esta manera, de lo que si tenía imperiosa necesidad era de ser sanado de su ceguera y pobreza espiritual. Si no fuese así no habría escuchado la algarabía que hacía la gente ante la presencia de Jesús. "Y oyendo que era Jesús nazareno, comenzó a dar voces y a decir..." (Mc 10 471a). Su sensibilidad auditiva, desarrollada por años de ceguera, se agudizó de tal manera que sintió cuan cerca estaba Jesús de él. Su anhelo de encontrar sanidad espiritual como paz en su corazón lo llevó a clamar desde su corazón, "¡JESÚS, HIJO DE DAVID, TEN MISERICORDIA DE MÍ!" (Mc 10.47b) 

El hombre natural durante su recorrido por la vida, sucumbe a muchos ofrecimientos que van en contra de lo establecido por Dios, pero aún así Dios no desestima Su Plan de enviar a Jesús a nuestra vida. Así fue establecido desde el principio y Dios cumpliría y seguirá haciéndolo, aunque la otra parte, nosotros, cerremos los ojos espirituales para evitar aceptarlo. 

"Y muchos le reprendían para que callase, pero él clamaba mucho más:..." (48a)Al ver la enseñanza que Dios nos trae con Bartimeo, es notable destacar que ni las insinuaciones de los que estaban allí para que se callara y dejará de gritar, en nuestros tiempos, "para que no hiciera el ridículo", cumplieron su propósito. Gritó con tal fuerza, que este pasó a ser más que un clamor, un gemir. Muchas son las cosas que hace que cerremos los labios para pedir misericordia, que nos desvían para no cruzarnos con Jesús, sin embargo Dios tiene paciencia, pero tampoco se debe jugar con ella.


Bartimeo la tenía clara, CLAMABA POR MISERICORDIA, reconocía su condición de pecador, esto lo llevó a pedir clemencia, no a cualquier persona a su paso, sino a la persona indicada, a JESÚS. Reconoció que aquel hombre a quien aclamaban era el esperado, "Hijo de David" y era el único que podía absolver sus pecados y darle libertad. "¡HIJO DE DAVID , TEN MISERICORDIA DE MÍ" (V48B). Fue tal su insistencia, su deseo de redención, su sed de paz, que insistió con vehemencia. Su grito lastimero que salió de lo profundo de su corazón fue lo que hizo que Jesús lo escuchara y se detuviera, "Entonces Jesús, deteniéndose, mandó llamarle; y llamaron al ciego, diciéndole: Ten confianza; levántate, te llama." (V49)

El sacrificio que te agrada es un espíritu quebrantado; tú, oh Dios, no desprecias al corazón quebrantado y arrepentido. (Sal 51.17)

"Él entonces, arrojando su capa, se levantó y vino a Jesús" (V50)A veces perplejos por los espejismos de la vida y el deseo de ser auto-soberanos, creamos pequeños reinos dentro de nosotros haciéndonos insensibles a la proximidad de Jesús. El bullicio del mundo con su marketing cautivante nos va alejando cada vez más. Así vamos agregando capas y más capas de concreto a nuestro corazón, que por más cerca que esté Jesús, y desee que lo miremos estamos imposibilitados para hacerlo. El estar ciegos espirituales nos hace establecer concesiones con el mundo, causando deformidad en la percepción sensata. Así, pasará el tiempo y se continuará transitando en la "indigencia espiritual", "...estaba sentado junto al camino mendigando." (46b). El pecado es el componente más grande de la ceguera espiritual, pero para grandes males UN GRAN SANADOR, CRISTO.

Estas son las oportunidades que no debemos dejar pasar por alto, porque quizá no se repitan. Hay oportunidades únicas, y esto lo sintió el ciego Bartimeo, quizá mañana no pasaría Jesús por allí, o él no estaría para cuando pasara. Necesitaba de ese toque de gracia en ese momento, por eso no lo dejó perder. De la misma forma HOY es nuestro momento, mañana quizá no lo tengamos. Dios nos habla de muchas maneras, un mensaje, una persona, una situación, pero siempre lo está haciendo, solo debemos estar dispuestos siempre para escucharlo. 

*Conmigo lo hizo en el momento propicio. En un día lluvioso, gris. Así como cuando todo es también gris en nosotros, puse mis pies en un charco de barro, fue lo único que me hizo mirar al piso. Bajo mis pies había una pequeña tarjeta cubierta de lodo, de una emisora cristiana, la cual sigo desde ese día. La tomé y limpié, porque algo me llamó la atención, en la parte inferior de la tarjeta decía: "¡Ven y sígueme! (Mt 19.21). Cuando llegue a casa leí el capítulo completo (no era muy lectora de la Biblia). Pero algo extraño si pasó. Aunque en algunas ocasiones había escuchado y creo que hasta leído este versículo, ese día fue diferente, sentí que Jesús me estaba hablando a mí directamente, ahora sé que así fue. Desde ese día le sigo, sin lamentarlo. Cristo cambia rotundamente la historia de nuestra vida de manera maravillosa, solo hay que disponernos para que lo haga. 

El ciego Bartimeo, tampoco dejó pasar esta gran y única oportunidad, puesto que Jesús no volvió a Jericó. Él iba de camino a entregar Su vida, por nosotros. "Él entonces, arrojando su capa, se levantó y vino a Jesús" (V50). Un instante en el cual Jesús se glorificó a través de este hombre; un instante que llevó a este hombre a ver LA LUZ, la luz de una nueva vida en Cristo Jesús; Un instante que sirvió para sacarlo de su miserable vida para ser visto como santo por Dios a través de Jesús. Un instante donde USTEDES podrán vivir la experiencia de SER HIJOS DE DIOS, redimidos, perdonados, salvos y merecedores de Sus promesas y bendiciones como parte de Su familia. "Por medio de él, ustedes pertenecen a Jesucristo, quien se ha convertido en la sabiduría de Dios para nosotros. Por medio de Cristo, Dios nos aprueba, nos santifica y nos libra del pecado. (1Cor 1.30)

Pero el interrogante sería ¿Estamos dispuestos a aceptar el propósito de Dios para nuestra vida? ¿Estaremos dispuestos a recibir a Su Hijo como parte de ese plan?¿Dejaremos pasar esta gran oportunidad? "Antes que te formara en el vientre, te conocí, y antes que nacieras, te santifiqué, te di por profeta a las naciones" (Jr 1.5)

El Señor tiene un Plan Perfecto para nosotros. Él nos conoció mucho antes de ser padres de familia, doctor, ingeniero, abogado, o cualquier nombramiento que nos enorgullezca y al cual le damos valor por encima de Dios. "Ante Dios, no tenemos nada de qué estar orgullosos. Pues Dios nos acepta porque confiamos en Jesucristo, y no por obedecer la ley de Moisés" (Rm3.28). Independiente de estos títulos honoríficos los cuales son valorados por el mundo, Dios dispuso unos más trascendentales para nuestra vida, los cuales son parte de Su propósito, y de los cual el ciego Bartimeo se percató. Era algo que tenía que hacer ¡YA!. TAN SOLO UNA VEZ, se daría esta oportunidad y la iba a aprovechar. Lo pidió con total convicción y fe, que tocó el corazón de Jesús. "Respondiendo Jesús, le dijo: ¿Qué quieres que te haga? Y el ciego le dijo: Maestro, que recobre la vista" (V51).

HOY, el Señor viene a decirnos que esta es la gran oportunidad, quizá única, que Él pase cerca a nuestro corazón. ¿Mañana?, la vida nos da otra oportunidad llamada HOY, en donde tendremos TAN SOLO UNA VEZ la ocasión de tomar la decisión de detenernos, y mirar a Jesús quien nos dice: "VEN, SÍGUEME", y puedas hacer lo mismo que Mateo "Entonces Mateo se levantó y lo siguió" (Mt 9.9b). No lo dudes más, Tu día ha llegado, “…«En el momento propicio te escuché y en el día de salvación te ayudé». Les digo que este es el momento propicio de Dios; HOY ES EL DÍA DE SALVACIÓN.” (2Cor 6.2)

*** Amado Señor, HOY primero que todo quiero pedirte perdón por haberte dejado pasar muchas veces sin mirarte, sin detenerme y valorar que si tu pasabas era porque estabas interesado en mí, en llamar mi atención. Ahora, que te conozco, que mis ojos te ven, te doy gracias por despertar mi corazón y abrir mis ojos para que pudiese apreciar la grandeza de tu amor, bondad y misericordia. Me atrajiste con Tu gran  amor que mostrarte en la cruz, AHORA sentad@ a tu pies rindo mi vida para que la llenes de gracia y me sacies de Ti. Hoy veo porque te vi, te llamé y me escuchaste, ahora enséñame a hacer Tu voluntad y a ser fiel a Ti, siempre.

Y Jesús le dijo: Vete, tu fe te ha salvado. Y en seguida recobró la vista, 
y seguía a Jesús en el camino. (Mc 10.52)

A mi amado Salvador, quien me devolvió la vista para que pudiese verlo, sea la gloria y honra siempre. Amén. 

ALABANZA: "A TI ME RINDO"
"El amor no es ciego, Jesús te ve"


*** Que el Espíritu de Dios te lleve a ver siempre dónde está  la verdad y las enseñanzas de Dios.


La ceguera espiritual causa ceguera a la Verdad que es Cristo

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