CORONA DE VICTORIA

"En realidad sin fe es imposible agradar a Dios
ya que cualquiera que se acerque a Dios
tiene que creer que Él existe y que recompensa quienes lo buscan" (Hbr 11.6)  

CORONA DE VICTORIA

**Hace mucho tiempo atrás, en los días que el emperador romano Nerón poseía una pasión, acabar con los cristianos. Tenía una tropa de soldados conocida como “Los Luchadores del emperador”. Esta tropa estaba formada por hombres corpulentos, valientes. Elegidos entre los mejores guerreros reclutados del anfiteatro romano. Ellos eran fieles a su emperador y resguardaban su trono. Se paraban delante del trono y gritaban: 

- “¡Nosotros los luchadores, luchando por ti! ¡Oh, emperador!, para ganar, por ti la victoria y de ti es la corona de la victoria!

Este ejército fue enviado a luchar en la lejana Gales, ningún grupo de soldados fue más valiente y leal que ésta gran tropa de luchadores.

Ser cristiano significaba la muerte, aún para aquellos que servían a Nerón. Cierto día, este decreto llegó a su centurión Vespasiano:

-       “SI HAY ALGUNO DE ENTRE LOS SOLDADOS QUE AFIRME LA FE CRISTIANA, DEBE MORIR”

El decreto fue recibido en pleno invierno, cuando los soldados acampaban a orillas de un lago congelado. La crueldad del invierno hizo que este ejército se uniera aún más. Vespasiano leyó el mensaje del emperador con corazón desanimado por el cansancio, pero para un soldado, la palabra suprema de su emperador, se debe cumplir por encima de todo.

Este reunió la tropa y les preguntó: -¿Hay alguien entre ustedes que afirma la fe de los cristianos? Si es así, de un paso adelante.

Cuarenta de sus luchadores dieron un paso adelante y respetuosamente saludaron y quedaron en atención.

Vespasiano vaciló. Él no había esperado tanto. Ninguno de los cuarenta soldados se movió: – “Hasta la puesta del sol, yo esperaré la respuesta”. Dijo Vespasiano.

Llegó la puesta del sol. Nuevamente Vespasiano les preguntó: -“¿Hay alguien que afirma la fe de los cristianos? Si es así, coloque un paso adelante.

Nuevamente los cuarenta luchadores dieron un paso adelante y dieron un saludo con cierta satisfacción.

Vespasiano les rogó mucho, no logró que un solo hombre NEGARA A SU SEÑOR.

Finalmente les dijo: - “El decreto del emperador debe ser obedecido, pero no estoy dispuesto a que su sangre esté sobre sus camaradas”.

Irán sobre el lago congelado y a merced del clima. Las fogatas, sin embargo estarán encendidas en la orilla y yo, su comandante, estaré en la fogata más grande esperando para dar la bienvenida a cualquiera que esté dispuesto a renunciar a esa FALSA FE.

Los cuarenta luchadores fueron desvestidos y sin decir una palabra bajaron marchando hacia el lago en columnas de cuatro. Mientras marchaban gritaban:

-   “¡POR TI! ¡OH CRISTO!, PARA GANAR POR TI LA VICTORIA Y DE TI LA CORONA DE VICTORIA!

Vespasiano espero a través de toda la noche al lado de la fogata. Oía cada vez más débil el grito de los luchadores. Cerca del amanecer una figura, vencido por el sufrimiento, había renunciado a Su Señor.

Despacio pero claramente vino el grito: “NOSOTROS TREINTA Y NUEVE LUCHADORES, LUCHANDO POR TI SEÑOR, OH CRISTO, PARA GANAR POR TI LA VICTORIA!”

Entonces Vespasiano miró con corazón quebrantado. Sin vacilar se sacó el casco, dejó caer su escudo, se sacó las sandalias de sus pies y se abalanzó sobre el hielo gritando:

 -   “¡¡¡CUARENTA LUCHADORES LUCHANDO POR TI, OH CRISTO, PARA GANAR POR TI LA VICTORIA Y DE TI LA CORONA DE LA VICTORIA!!!”. (LOS 40 SOLDADOS ROMANOS)

“Que el Señor los lleve a amar como Dios ama, y a perseverar como Cristo perseveró” (2 Tel 3:5)

"A AMAR COMO DIOS AMA", es el llamado que hace el Señor HOY a Sus fieles creyentes, y que solo se cumple cuando nuestros corazones son guiados por Su Santo Espíritu. En Él alcanzaremos paciencia y perseverancia sin rendirnos. Cristo es el modelo a seguir, y con Él estaremos más cerca del propósito de Dios para nuestra vida. El apóstol Pablo le recuerda a los tesalonicenses como a nosotros, que el ser llevados por Cristo Jesús a amar a Dios, nos mantendrá firmes y confiados en Su poder, en Su Palabra que es la que nos nutre día a día y nos fortalece. Además, Sus promesas fieles y Su sacrificio reconciliador con el Padre nos da esperanza y reconforta nuestro caminar.

"Y el que guarda sus mandamientos, permanece en Dios, y Dios en él. Y en esto sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado." (1Jn 3.24)

El amor hacia Dios se evidencia cuando permanecemos en Su Palabra, la escuchamos, discernimos y obedecemos. Jesucristo nos enseña a la práctica de la obediencia y permanencia. Perseverar sin desfallecer es el mayor acto de amor hacia Dios, sabiendo que su fidelidad es eterna y que retribuye a quienes en Él han confiado. Como también, a aquellos que han creído y mostrado total devoción hacia Su Hijo, Cristo Jesús. "Jehová es bueno, fortaleza en el día de la angustia;y reconoce a los que él confían" (Nah 1,7).

Debemos tener claro, que es el mismo Señor Jesús quien nos guía a amar a Dios; es Él quien nos da a conocer Su esencia de amor, Amor Verdadero. Pero, "De hecho, sin fe es imposible agradar a Dios..." Ante todo, la fe es la preocupación principal de Dios, aún más que nuestras acciones. O sea nuestra actitud, confianza hacia Él es el énfasis que Dios pone en el camino que  traza para nuestra vida como creyentes, y esto obedece a que, "... Todo el que desee acercarse a Dios debe creer que él existe..." y no como máquinas robotizadas cumplir por cumplir, o hacer por hacer expresemos nuestra creencia. Si Dios es real, Su Palabra también lo es, puesto que es la voz de un Dios que insiste y persiste en que le oigamos y obedezcamos; Un Dios que desea compartir Su esencia de amor con nosotros, como Sus hijos. Siendo así es que Dios retribuye dándonos de lo que es Él y lo que tiene, como hechuras semejantes al Dios Creador. "...y que él recompensa a los que lo buscan con sinceridad." (Hbr 11.6)

Y no quiere decir que nuestro comportamiento, o lo que hagamos no sea importante para Dios, Santiago nos recuerda cuan importante lo es, pero sin fe nuestra acciones se convierten en meras banalidades, sin propósito y solo buscan ser expresiones de hombres para hombres, "Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma." (Sgo 2.17) 

Confiar nos lleva a descansar, “Descansa en la Victoria que ha conseguido Jesús en la cruz”. A pesar de que el enemigo nos ataca insistentemente, debemos mantener la actitud de perseverancia, imitando a Cristo, que sin desfallecer asumió un castigo inmerecido pero el cual había decidió tener por nosotros. Confiar en que tenemos un Dios que siempre obra a nuestro favor, siempre y cuando seamos parte de su Gran Ejército, nos da la seguridad de que no estamos solos y que tenemos quién respalde nuestras luchas. Sin desfallecer, a pesar de las circunstancias, no debemos dejarnos opacar y con más fuerza y alegría, cantemos y alabemos al Señor. "¡Alabemos a nuestro Dios! ¡Démosle gracias porque él es bueno! ¡Él nunca deja de amarnos!" (Sal 118.1)

 “Señor mi Dios con todo el corazón te alabaré y por siempre glorificaré tu nombre" (Sal.86:12)

Corona de oro fino has puesto sobre su [mi] cabeza” (Sal 21:3), de la misma forma que David partió para la guerra, haciendo la declaración de fe, Nosotros somos llamados cada día a poner las luchas en manos de Dios. La corona representa victoria y dominio que Dios nos da sobre cada situación. Es Él quien sale comandando el ejército que nos dará la victoria, la cual nos prometió: CORONA DE VICTORIA.

Recibamos HOY esta gran promesa de Dios; Recibamos a Cristo Jesús como la Mayor CORONA DE VICTORIA prometida, y esto solo se logra por la fe en la obra de entrega de Cristo en la cruz, la cual estamos llamados a aceptar. Acepta a Cristo y recibirás la Gran CORONA DE VICTORIA que Dios te entrega por tu fidelidad, perseverancia y obediencia.

*** Soberano Señor, Maravilloso Dios. Gracias te doy por tu inmenso amor. Es este amor el que me ha resguardado y fortalecido; Es este amor el que me ha llevado por caminos desconocidos para mí, pero en los cuales he conocido la profundidad de Tu Amor, la Grandeza de tu poder y gracia. HOY,  quiero pedirte que fortalezcas mi fe por medio de tu Santo Espíritu, que llenes mi corazón de deseo de perseverar, como también que alejes de mí la negación a Tu Palabra y el no reconocimiento de que eres el Único Dios en cual hallaré siempre la Victoria. Negarte a Ti es como negar mi existencia, y restringir el camino hacia una vida mejor. Sé que tus planes son más grandes que los míos y son para bien, que tus propósitos siempre se cumplen, que mi victoria sólo está en Ti, y que vienen para todo aquel que ha decide formar parte de tu Gran ejército de Salvación. En ti descansa y confía mi alma y viviré para adorar Tu Santo Nombre. En el nombre de Jesús. Amén

“Estén siempre gozosos. Oren sin cesar. Den gracias a Dios en todo…” (1Tes 5:16)

A mi amado Señor, quien nos enseña a perseverar para alcanzar la victoria eterna, sea la honra y gloria por siempre. Amén

ALABANZA: "MI SANADOR"

"Nunca habrá victoria hasta que Dios tenga todo de nosotros" (Gracia)

** Que el Espíritu de Dios te lleve a mantener firme tu fe para alcanzar la corona que nos ofrece por intermedio de Nuestro Señor Jesucristo.


“Esperaré en silencio delante de Dios,
porque de Él proviene la victoria” (Sal 62.1)


Dios te bendiga.

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