HAZLO, PERO HAZLO BIEN


"Entonces la forma en que vivan siempre honrará y agradará al Señor, y sus vidas producirán toda clase de buenos frutos. Mientras tanto, irán creciendo a medida que aprendan a conocer a Dios más y más". (Col 1.10)

HAZLO, PERO HAZLO BIEN

¿Ha escuchado hablar del podómetro?, el dispositivo que contabiliza la cantidad de pasos que una persona da. Los sensores de movimientos recepcionan la información permitiendo cuantificar los pasos, estimar la distancia recorrida y el faltante para llegar a la meta, se le ha adicionado medidor de calorías pérdidas. 

Manpo-kei, Contador de 10.000 pasos, fue desarrollado en 1965 en Japón, a partir de los juegos olímpicos de Tokio en 1964. Estando en efervescencia este acontecimiento  una compañía japonesa aprovecho su creación y comercialización teniendo como punto de referencia 10.000 pasos. Sin duda el marketing hacia su gran labor, junto con el la idea de su creador Yoshiro Hatano, inquieto ante el aumento del nivel en el sedentarismo de los japoneses en relación con los estadunidenses.

El mito de los 10.000 pasos puede obedecer, según algunos expertos, a que es un número redondo y atractivo, el cual lo relacionan con la teoría de Malcom Gladwell de que 10.000 horas de práctica en una actividad lleva a hacerse experto. Más adelante se reduce este valor a 3.967, los pasos que reducirían las enfermedades cardiovasculares según el European Journal of Preventive Cariology.

En definitiva, independiente de estos valores numéricos, y si es o no un mito, es básico entender que la poca actividad física causa grandes problemas en la salud. Caminar hace bien con o sin números, cada cual tiene su ritmo, su capacidad física y sus motivaciones. Lo importante es que si inicias HAZLO, PERO HAZLO BIEN, no por un número sino por beneficio propio. "Porque nadie aborreció jamás su propio cuerpo, sino que lo sustenta y lo cuida, así como también Cristo a la iglesia;" (Ef 5.29).

"...—Yo soy el Dios Todopoderoso; camina delante de mí y sé perfecto..." (Gén 17.1b)

Si el caminar como disciplina física trae innumerables beneficios, cuánto más tendrá el caminar espiritual, ya que este es determinante para fortalecer el alma y por ende el cuerpo. Si Abraham fue llamado ya siendo anciano, y sus actos fueron grandes, por las cuales fue llamado el "Padre de la fe", "Cuando Abram tenía noventa y nueve años, el Señor se le apareció y le dijo:... Sírveme con fidelidad y lleva una vida intachable" (Gén 17.1a-c), cuánto podremos lograr nosotros con edades muy por debajo de la de él, y con tantos recursos a nuestro alcance, ¿Cuántas almas podremos alcanzar? Creo que superaríamos grandemente las 10.000 por persona.

Ahora bien, debemos hacer una distinción entre "caminar con Jesús" y "caminar en Jesús". El primero es relativo. Un gran número de personas camina con Jesús convenientemente, sin asumir los compromisos que devenga. Judas, el que traicionó a Jesús, caminaba con..., más no EN JESÚS, de lo cual ya conocemos los resultados, "...¿qué requiere el Señor tu Dios de ti? Solo requiere que temas al Señor tu Dios, que vivas de la manera que le agrada y que lo ames y lo sirvas con todo tu corazón y con toda tu alma." (Deu 10.12).

El caminar en Cristo es un recorrido largo, va mucho más allá de los 10.000 pasos. Se inicia cuando se ha recibido a Jesús como Señor y Salvador personal. Pero, esto no llega hasta ahí, ni es tan solo un hábito o una rutina de ejercitación espiritual, donde se cumplen ciertos "requisitos". El congregarnos y hacer todo lo que establece los lugares de reunión o culto forma parte de este caminar, pero no lo es todo. Debemos ir por más, desear más para profundizar en el conocimiento del Señor "Y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es PECADO" (Sgo 4.17)

El apóstol Pablo nos da conocer el derrotero que debe seguir un verdadero creyente en JESÚS, "Por eso, de la manera que recibieron a Cristo Jesús como Señor, VIVAN AHORA EN ÉL, arraigados y edificados en él, confirmados en la fe como se les enseñó y llenos de gratitud (Col 6-7).

Asimismo, caminar en Jesús no es gratis. Tiene un costo que es nuestra total entrega, obediencia y devoción a Él. Esta es la esencia de  ser discípulos de Cristo, nuestra vida a cambio de que Él viva en nosotros. El vivir en Cristo no es una figura mental que idealizamos para lograr nuestros fines. Implica un cambio de mentalidad, actitudes y costumbres, manías que han liderado nuestra vida pasada. Es dejar atrás nuestras apetencias, gustos, placeres, siempre recordando el costo tan alto que pagó Jesús en la cruz por nuestros pecados, en comparación a los sacrificios que podemos ofrecerle, los cuales son mínimos a Su Gran Intercambio de Amor.


Desacomodarnos cuesta, pero trae grandes bendiciones a nuestra vida. Cristo viene a desacomodarnos para ocupar Su trono en nuestra vida, y no lo hace imponiendo o coartando nuestra libertad, espera a que lo dejemos entrar. Si cada paso que damos son soportados sobre el Fundamento, se tendrá el terreno apropiado para erigir una vida con bases sólidas, arraigada cada vez más fuerte a Él. Desechando todo aquello que la destruye y viviendo a plenitud el Evangelio de Jesucristo al cual hemos sido llamados. Siguiendo obedientemente los pasos de Jesús, crecemos en fe, y daremos buenos frutos como nos pide el Señor, "amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio" (Gál 5.22-23).

El creyente que ha atendido el llamado de Dios debe saber que el recorrido tiene "reglamentos", los cuales se encuentran en las Sagradas Escrituras, EL MANUAL DE VIDA. Al igual, debe comprender que la COHERENCIA será su principal atributo. Al convertirnos en el espejo donde reflejamos a Cristo al mundo, entonces debemos movernos de acuerdo a Sus enseñanzas, mostrando la imagen de Jesús a aquellos que no lo conocen. "Cumple los requisitos del Señor ti Dios y sigue todos sus caminos. Obedece los decretos, los mandatos, las ordenanzas y las leyes que están escritas..." (1R 2.3b).

Cada paso que demos debe ir sincronizado con las pisadas del Maestro. El perder el ritmo es indicativo que se han bajado los brazos, y sin frutos no hay buen testimonio, "Nosotros nos comportamos siempre de tal manera que nadie se escandalice, no critique nuestro servicios. Más bien, cada uno de nuestros actos tratamos de portarnos como servidores de Dios" (1Cor 6.3-4a)

El negligencia o vivir bajo la ley del mínimo esfuerzo, nos llevará a tener recesos, que utilizará el enemigo, Satanás, para desviar la dirección o hacer que claudiquemos. Como también el seguir "reglamentos" distintos a los establecidos por Dios. Esto hablará mal de Jesús, Su iglesia, de nosotros, y alejará a otros del camino de Dios. Es arrebatarle la "vida" a alguien que está buscando razones para tenerla. Es quitarle el "Pan de Vida" a alguien que tiene "hambre de vivir".

HOY, el Señor nos invita a "la gran competencia de vida". A iniciar el recorrido de la mejor manera, HAZLO, PERO HAZLO BIEN. Poniendo la mirada al frente donde esta nuestra meta, "puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe" (Hbr12.2a). Gozando cada paso de la forma que lo hizo Jesús, "quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios (Hbr 12.2b).

Para no olvidar, el punto de partida no se compara con las grandes bendiciones que recibiremos en la meta. Ese triunfo final viene supeditado a la fidelidad, obediencia; A la escucha activa, cuando el Espíritu de Dios nos habla; A la calidad de los espacios que tenemos para estar en la Presencia de Dios; Al saber que no caminamos solos, tanto Jesús como la iglesia, son indispensables para que nuestra fe crezca; A vivir el "recorrido" llevando puesta la "armadura de Dios", "Por último, fortalézcanse con el gran poder del Señor. Pónganse toda la armadura de Dios para que puedan hacer frente a las artimañas del diablo", (Ef 6.10).

Obstáculos, bastantes, pero la gracia y el Santo Espíritu de Dios serán los que nos infundirán aliento, confianza y fuerza. Recuerda, hidratarte a diario leyendo la Palabra de Dios y buscando la presencia de Dios en oración, "Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios. Que tu buen Espíritu me guíe por un terreno sin obstáculos, (Sal 143.10).

*** Gracias Amado Señor, por tenerme en cuenta para la invitación a la "Competencia de la Vida". Sé que esto no es sorpresivo, lo tenías preparado desde mucho antes. Venías preparándome para ponerme la camiseta escarlata que es la que me recuerda lo que hiciste por mí. Mi Buen Dios, ahora te quiero pedir que me des un nuevo corazón, nuevos pensamientos y que me enseñes a correr haciendo TU VOLUNTAD. Te entrego lo que soy, porque mi deseo es que en la meta ,Tú me recibas con los abrazos abierto como lo hiciste cuando entregaste Tu vida por mí en la cruz del Calvario.

¿No saben que en una carrera todos los corredores compiten, pero solo uno obtiene el premio? Corran, pues, de tal modo que lo obtengan. (1 Corintios 9:24)

A mi amado Señor, quien me espera en la meta para recibirme con los brazos abiertos, sea la gloria y honra, Siempre. Amén.

ALABANZA: "CORRO HACIA TI"
"Cada paso que das en FE, te aproxima a la meta, Jesús" (Gracia)

*** Que el Espíritu de Dios ponga el querer en ti para iniciar la Gran caminata de la vida, cuyo galardón es eterno.

Deja huellas por cada paso que des.





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